#Opinión: ¿De luto?… qué va! Por: Macario González

Sin tregua
Los venezolanos, que al parecer tenemos muchas virtudes de las que hablamos solamente nosotros mismos así como únicamente los argentinos suelen hablar de las suyas, algún pequeño defecto debíamos tener, como ese de andar repitiendo palabras y frases de moda que algún tipo inventa pero que, por pegajosas y oportunas, uno las repite luego de que las pone en nuestro léxico un opinador con fama y pose de serio.
En efecto, por estos días, luego de la elección presidencial en la que Chávez resultó electo por una combinación de respaldo popular y abuso desmedido, muchos compatriotas se contaminaron, como si de una gripe se tratara, de las palabras duelo y luto. Amigos que también somos nosotros de andar presumiendo de estar a cada instante en situaciones de virginidad y decir por primera vez tal cosa y por primera vez tal otra, debo decir que por primera vez veo que por una derrota electoral tanta gente haya caído en situación de luto y duelo y lo haya expresado públicamente. Yo, que heredé de mi mamá la manía de levantarme pegado a una radio para escuchar los noticieros de la mañana o el “a levantarse de Juancito Candela” por Mundial Tricolor, quedé sorprendido por el uso de las palabras duelo y luto en boca de tanta gente, al punto de que a programas matutinos de mucho prestigio como el de César Miguel Rondón, que aquí sintonizamos por Fama 98.1,fueron invitados psicólogos y psiquiatras que de manera enjundiosa explicaron el síndrome del duelo y el luto post-electoral y no me extrañaría nada que en un laboratorio cualquiera, expertos más en hacer negocios que en curar a la gente, lance una pastillita para el mal del luto electoral que aqueja a buena parte de nuestra población.
Y la cosa es tan seria que yo, en un país donde confesarse con un cura pasó de moda pero una buena parte de la población amanece confesando por las redes sociales sus intimidades, expectativas, triunfos y pesares, confieso que ando algo incomodo porque no siento duelo ni tengo luto. Le echo cabeza y corazón al asunto este y concluyo que debe ser que ando influenciado por un párrafo de la novela Pedro Páramo de Juan Rulfo, en la que el cacique y el patriarca de la comarca, increpaba a un poco de ancianas que andaban llorando a gritos un muerto que no era de ellas. Es decir, como a mí no se me ha muerto nadie no tengo ni duelo ni luto. El asunto es político. Ya uno cree conocer a la cúpula roja rojita de cómo piensan de nosotros, del poder, de la democracia, de las elecciones, de las leyes y de las libertades. Pienso que quienes están en su muy respetable duelo y quienes no estamos, debíamos tener claridad suficiente para categorizar esta nueva modalidad de régimen político por el simple acto de ilegalidad y burla de la inscripción migratoria electoral fuera del lapso de varios de sus altos jerarcas, ahora candidatos a gobernadores, y de sus familiares. De allí que en la lucha histórica de los venezolanos por defender la democracia y detener el avance del proyecto militarista-despótico bajo el disfraz de “estado comunal” no caben duelos ni lutos, que hacen que en Miraflores gocen un puyero con la debilidad de los adversarios.
En estos días he recordado mucho al paisano historiador Manuel Caballero quien repetía incesantemente: “A los pueblos nadie les quita la libertad, la entregan”. Esta , pues, no es la hora del duelo, es la hora de luchar por nuestras libertades, por el progreso de Venezuela con lo único que tenemos, el coraje cívico, la soberanía popular del voto y la Unidad de quienes no creemos el modelo castro-comunista de gobierno para nuestro país.
La mayor manifestación deseable para los que desde el poder pretenden implantar una dictadura a cámara lenta y con vaselina, es el duelo. La nuestra es la de convertir ese caudal de casi 7 millones de votos en gobernadores y legisladores regionales, en los comicios del 16 D. El mayor deseo de quienes disfrutan con la prisión de los comisarios, de la jueza Afiuni y otros presos políticos, es que sigamos con el fulano duelo, el miedo y el quebrantamiento de la Unidad de los sectores democráticos.
Finalmente, si Capriles, que derrochando coraje consolidó la Alternativa Democrática en Venezuela no está de duelo y está en campaña por una gobernación, sería una tontería que uno estuviera de luto. Yo continúo en la campaña por la democracia y por no entregarle al régimen ni un solo espacio democrático más: el 16 D votaré por Henri Falcón a la gobernación de nuestro estado, por los candidatos a diputados de la MUD que van en lista y por los nominales de mi circuito en Catedral y Santa Rosa en la tarjeta naranja del puño, la del MAS. A mí no se me murió nadie el pasado 7 – O, no estoy de luto. Que va!