En esta crisis moral en la que estamos inmersos, sin minuto de sosiego, nos acecha un peligro cuyos alcances y consecuencias no tienen inmediata solución. Se trata de la problemática que concierne a la formación integral de los jóvenes, que cursan estudios en nuestros colegios y escuelas.
Vivimos en constante violación de la Constitución. No existe el estado de Derecho, ni los Poderes Publico son órganos autónomos e independientes para realizar los fines del Estado. Se conculcan sin cesar los Derechos Humanos. En aumento el terrorismo y narcotráfico y se mencionan como cómplices altos oficiales de la Fuerza Armada. Los delitos y faltas, los ampara la impunidad. Permanente inseguridad a doble nivel: personal y jurídica. Desempleo a su mayor tasa de desocupación. Una hegemonía política donde una sola autoridad autocráticamente asume todos los poderes. Una deuda pública que alcanza la imponderable suma de ciento diez y seis mil millones de bolívares. Reprimida la prensa y por si fuera poco, en reciente evaluación de calificación institucional, ocupamos el más bajo índice, reportado por el argentino Centro de Divulgación del Conocimiento Económico para la Libertad (Cedice-Libertad). Entre 191 países del mundo, tomando en cuenta la calidad política y económica, Venezuela ocupa el lugar exiguo del 181 de esta evaluación.
Esta es la situación de crisis moral, económica y política, donde los jóvenes reciben su formación integral. Como es la sociedad la que educa, no se exagera al decir, que no reciben una educación moldeada en los principios y valores de los objetivos que la Constitución traza a la educación. En los actuales momentos, nuestros educandos, no forma integralmente el ser apto para la vida y el ejercicio de la democracia, ni tampoco para el cambio tecnológico. Esto es, no se forman técnicamente expertos ni moralmente libres.
Tal incumplimiento de fines se pone de relieve al comprobar, por ejemplo, que una relevante porción de jóvenes no se incorporan al REP, ni se alistan en el Servicio de Conscripción Militar.
En cambio, al omitir estas exigencias legales, nuestra educación sistemática deja abierta la vía para que los jóvenes, al no comprender el sistema de la libre participación y por no estar enteramente preparados para actuar dentro de sus institucionales relaciones, se dejan consumir por el escepticismo, la frustración y la inseguridad y apuran sus funestas consecuencias.
Esos desniveles, defectos del incumplimiento de objetivos legales del sistema educativo deben erradicarse, mediante reforma del Diseño Curricular del Sistema Educativo Bolivariano, en los aspectos relevantes que más inciden en la formación integral de los alumnos. Sirven de guía a la concepción curricular adoptada, las ideas de Bolívar, Miranda, Don Simón Rodríguez y Ezequiel Zamora. En aras de la amplitud y de un mayor ámbito conceptual, allí tienen que estar, Sucre, Urdaneta, Andrés Bello, Rafael María Baralt, Cecilio Acosta, Fermín Toro, José María Vargas, Rómulo Gallegos, Mariano Picón, Salas Arturo Uslar Pietri y Mario Briceño Iragorry.
Debe habilitarse espacio adecuado para la comprensión del proceso cívico, político y cultural. En estas áreas fundamentales: Institucionalismo y personalismo. El Caudillismo. Formación de los Partidos Políticos. La prensa, su influjo político y cultural. Movimiento Estudiantil de 1928. La autonomía universitaria. Renacer democrático de 1.936. El voto universal directo y secreto. El 23 de enero de 1958. El Municipio, unidad política primaria de la institucionalidad venezolana. Son temas y enfoques doctrinarios, para la formación integral de estudiantes, aptos para la vida y el ejercicio de la democracia.
Cuando se trata de fortalecer los testimonios de la moral republicana, es imposible canalizar esta actividad sin las virtudes paradigmáticas de Urdaneta, Apóstol de la Probidad. El con sus paradigmas llena una época. Después de 39 años de servicio, pide al Presidente Páez, una pensión de Estado, con esta conmovedora exposición: “Ya en la vejez, sin más riqueza que la honra y próximo a cegar”. Es el más egregio venezolano por su integridad moral, su austera virtud humana y decorosa vida elevada a la categoría de símbolo y de ejemplo! Prócer de la Probidad, sin más riqueza que la honra!
