Ayer, las puertas de la Asociación Larense para el Síndrome de Down (Alasid) amanecieron cerradas. Pancartas que rechazaban el regreso de la colaboradora Carmen Campero se colocaron en los portones y los adolescentes permanecieron afuera de la institución, a la espera de que sus padres regresaran para llevarlos a sus hogares.
Lilian Alvarado, colaboradora por más de 12 años en la institución, explicó que Carmen Campero realizaba funciones de colaboradora en Alasid, al igual que cuatro personas más que a diario ayudan a atender a los adolescentes educados en esta institución. Sin embargo, se presentaron diferentes problemas, pues Campero, al parecer, maltrataba a los alumnos.
Por ello, la asociación, en conjunto con los padres y representantes, decidió prescindir de sus servicios, por lo que esta ciudadana acudió a la Inspectoría del Trabajo para interponer una denuncia que resultó en una medida de reenganche, con pago de indemnización de 7 mil bolívares fuertes y el pago de un salario mínimo mensual por concepto de sus labores dentro de Alasid.
“Nosotros somos colaboradoras, no recibimos un salario por nuestra labor porque estamos aquí para atender a los niños. Alasid trabaja con la colaboración de padres y representantes, donaciones y actividades para recaudar fondos. A esa señora la sacaron por maltratar a los jóvenes y ahora obligan a que la acepte la institución y los padres no están de acuerdo”.
Alasid es una asociación sin fines de lucro, benéfica, apolítica, sin distinción de credos, raza ni condición social, con el fin de lograr una mayor concientización de la sociedad por los problemas de las personas con retardo mental, en especial las que padecen Síndrome de Down.
Fotos: Dedwison Álvarez