A un amigo se le ocurrió la idea de reunirnos varias familias el fin de semana en un lugar cercano a la ciudad, con el objetivo de realizar un intercambio de experiencias y conocimientos de la realidad de lo que se observa en la cotidianidad; se planteó que las ponencias eran libres y se tenían que presentar en un máximo de 20 minutos. Los participantes tenían que ser infantes, jóvenes, adultos y adultos mayores y todos en igualdad de condiciones.
La actividad se llevó a la realidad y la participación fue significativa por lo que se puede afirmar que el tiempo fue una limitación.
Qué emocionante es compartir este tipo de evento, en el que el único diploma de reconocimiento es la satisfacción de observar y participar, en donde el adulto mayor se le permite regresar a joven y al joven hablar y comportarse como un adulto mayor, en donde podamos conocer y evaluar el conocimiento y el talento que tiene nuestra juventud de los problemas que aquejan nuestra sociedad mundial, nacional y local y la visión positiva de la solución.
Un joven de doce años nos habló de la contaminación con bolsas plásticas en la Península de Paraguaná y daba como solución práctica al problema no hacer responsables a los gobernantes y expuso que los responsables somos nosotros que no cuidamos nuestro patrimonio y no exigimos que nos devuelvan lo nuestro, que si yo llevo una bolsa de tela a la panadería para empacar el pan, ese pan tiene que ser mas barato que aquel que tiene que llevarlo en una bolsa plástica, este procedimiento estimula y crea conciencia económica en la gente tanto de vendedores como consumidores.
Otro joven nos habló del problema de la seguridad personal y de bienes, de cómo bajar a corto plazo los índices de violencia y criminalidad y puedo afirmar que sabe mas de esto que los gobernantes y expertos legisladores, manifestaba que si el mas alto porcentaje de delitos violentos se cometen con armas de fuego cortas, para el Estado respetando la propiedad privada de quien las tiene legalmente debe en un tiempo muy corto evaluar su valor y adquirirla y a partir de esa fecha no dar más permiso ni autorización de porte y tenencia de armas cortas a la población que ande en traje civil, incluyendo militares y organismos de seguridad, para eso no se necesita ley desarme, nos hacia la acotación que esa ley desarme no es otra cosa que justificar la deshonestidad, igualmente daba la solución para la tenencia de armas cortas y largas de uso deportivo y de seguridad privada, manifestaba que la voluntad política para resolver el problema de la violencia no es con leyes sino buscar acciones rápidas excluyendo la violencia.
Otro joven de 16 años nos entregó una hoja con dos jarras de pico para hacer una comparación y evaluar su capacidad de contenido y como respuesta a quienes no acertaron nos recordó el cuento del diputado que en una interpelación al director de hidrolara la mejor solución que encontró fue derogar la ley de la gravedad porque había sido aprobada por los diputados integrantes de la Asamblea anterior.
Un niño de 9 años nos explicó como enseñó a su bisabuela a usar el computador en forma práctica a la vez ella nos demostró y narro su satisfacción por contar con este conocimiento para estar informada del acontecer diario en el momento, en el pasado adelantando el futuro, reconociendo que es una tecnología que le rejuvenece mental y físicamente.
Fueron muchos lo temas interesantes de niños, jóvenes y adultos, que me permiten afirmar que se cuenta con un potencial ilimitado para tener confianza en mi Venezuela futura, que solo basta con abrir las puertas y dar confianza a cada una de nuestras generaciones de relevo, entenderlos por edad y a la vez compartir en familia para conocer y alimentar el ego cuando observamos que no hemos perdido nuestro tiempo en la educación de nuestros hijos.
Unidos todos por la producción nacional.
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