La estatal Petróleos de Venezuela (PDVSA) dejó de vender derivados en el mercado abierto tras la explosión que desde hace dos meses mantiene a la mayor refinería del país operando a media capacidad, dijeron a Reuters operadores.
Una explosión y un incendio de cuatro días en la refinería de Amuay, con capacidad de 645.0000 barriles por día (bpd), provocó daños a la planta que aún no han sido cuantificados y dejó más de 40 personas fallecidas en el peor accidente en la historia de la industria petrolera venezolana.
«Hay cero venta en el mercado abierto en este momento. De derivados, lo poco que se está despachando está yendo sólo a China», dijo un operador que prefirió el anonimato pues comercia con PDVSA.
La petrolera vende la mayor parte del crudo y los derivados que produce bajo contratos de suministro a sus dos principales clientes: Estados Unidos -donde recibe su filial refinadora Citgo Petroleum – y China a través de China National Petroleum Corporation (CNPC).
Entre enero y julio Venezuela sufrió una caída interanual del 12,3 por ciento en sus envíos a Estados Unidos. Sólo se vendieron unos 50.000 bpd de derivados, un mínimo histórico.
Mientras tanto, China recibe cada vez más como pago de onerosos créditos otorgados al gobierno de Hugo Chávez y prevé llegar al millón de bpd en los próximos cinco años, desde unos 640.000 bpd actualmente.
Pero la estatal también es un importante proveedor de petróleo en el mercado abierto de la cuenca Atlántica, a través de intermediarios que colocan sus productos al mejor postor cuando hay exceso de producción de mezclas de crudo, residuales como fuel oil y componentes para gasolina, principalmente.
En las últimas semanas se percibe una actividad de tanqueros menor a lo habitual en torno a los muelles del Centro Refinador Paraguaná (CRP), que agrupa a Amuay y Cardón, según el sitio Marine Traffic.
El miércoles había seis buques fondeados en las cercanías y otro en labores de cabotaje, tras la partida esta semana del buque Iver Expert, de bandera holandesa, a Houston.
Directivos de PDVSA han asegurado que la situación logística está controlada, pues el resto de las refinerías del país, que en conjunto pueden procesar hasta unos 665.000 bpd, están operando casi a máxima capacidad.
Sin embargo, la capacidad efectiva de esas plantas -lo que realmente procesan de acuerdo a la dieta de crudos que reciben- es inferior tras una larga estela de sucesos desde 2009, entre retrasos en mantenimiento, incendios y fallas frecuentes que han sumado cinco accidentes en las últimas semanas.
Venezuela dijo a la OPEP en su Boletín Estadístico Anual que la capacidad efectiva de su circuito de refinación fue de un millón de bpd el año pasado, 22 por ciento por debajo de su capacidad instalada y un número que va en descenso mientras se inyectan más crudos pesados a las plantas.
La refinería de Amuay fue la menos productiva con una tasa de operatividad del 70 por ciento, por debajo del promedio nacional, lo que indica que procesó 454.000 bpd de crudo.
BUSCANDO PARA COMPRAR
El ministro de Petróleo, Rafael Ramírez, ha reiterado tras el accidente de Amuay que no se requieren importaciones masivas de productos para atender el mercado interno y descartó la necesidad de declarar fuerza mayor en sus embarques, pese a que la refinería estuvo una semana casi completamente detenida.
Pero Amuay acumula casi dos meses procesando unos 330.000 bpd, 51 por ciento de su capacidad instalada y 72 por ciento de su capacidad efectiva, lo que pone en jaque a un mercado interno que consume unos 700.000 bpd de derivados y que tiene una demanda creciente del sector eléctrico.
La refinería Isla en Curazao, que sirve como alivio a PDVSA al procesar hasta 330.000 bpd y contar con una amplia red de almacenamiento, acumula meses con el craqueador catalítico paralizado, lo que le impide producir derivados terminados.
«PDVSA está buscando tres cargamentos de VGO (gasóleo de vacío) y uno de diésel de bajo azufre para comprar», agregó el operador.
Iván Freites, secretario del sindicato del CRP, dijo que Amuay seguirá a media capacidad al menos en el corto plazo mientras se reparan las unidades dañadas por la explosión, principalmente la destiladora número cinco, de 180.000 bpd.
PDVSA no ha hecho públicos los resultados de una auditoría encargada por varias firmas reaseguradoras para estimar los daños en Amuay y establecer las pérdidas que serán reconocidas.
Después de la explosión, cinco incendios adicionales, algunos de ellos con personas fallecidas, se han registrado en otras refinerías e instalaciones de PDVSA.
«En los últimos diez años, la tendencia de las grandes petroleras ha sido cortar intermediarios y vender lo más directo posible a los clientes finales. PDVSA está haciendo exactamente lo contrario: refina menos y vende más crudo y lo poco que refina lo entrega a China en pago de líneas de crédito», dijo otro operador.