Más de dos tercios de la capacidad refinera de la Costa Este de Estados Unidos fue cerrado el lunes antes del paso del huracán Sandy, debido a que los operadores se preparaban para eventuales daños, cortes de energía e inundaciones, dijeron fuentes y funcionarios.
A medida de que Sandy se fortalecía, Philadelphia Energy Solutions empezaba a cerrar por precaución unidades clave de su refinería Philadelphia, de 330.000 barriles por día, la más grande de la región.
Otras dos plantas también se alistaban para una detención total. Hess Corp dijo que estaba cerrando su planta en Port Reading, Nueva Jersey, y PBF Energy hacía lo mismo con su unidad Paulsboro en el sur de ese estado, dijo una fuente.
Phillips 66 empezó a cerrar su planta Bayway, de 238.000 bpd. Con ello, casi un 70 por ciento de la capacidad de la región se encaminaba a paralizarse.
Los operadores de petróleo ya estaban evaluando un potencial ajuste en los suministros de derivados.
Los futuros de gasolina subían un 1,2 por ciento, mientras que el combustible para calefacción avanzaba un 0,4 por ciento en escasos volúmenes en la Bolsa Mercantil de Nueva York.
Los cierres por precaución son mayores a los que se produjeron durante el paso del huracán Irene en agosto del 2011.
Aunque las refinerías no sufrieron daños graves durante ese huracán, existe un creciente temor a que Sandy provoque inundaciones perjudiciales en las plantas que puedan tomar semanas en reparar. Cortes bruscos de energía también pueden dañar los equipos de las refinerías.