#Opinión: Sí usted supiera que… Por: Leandro Rodríguez Linarez

Escribir artículos de opinión no es tarea fácil, imagino que todo el mundo querrá imponer sus criterios, pero lo oneroso de esta labor es escribir algo que las personas les atraiga leer, que no necesariamente debe ir en línea con sus pensares, pero sí suministrar algún tipo de información que genere reflexión o diálogo interno.
En ésta época electoral obviamente tratar de hablar de otra cosa no corresponde, sobre todo porque hay tanto qué decir, tanto qué hacer al respecto.
En mi humilde opinión, aprovechando la oportunidad que me da este renombrado medio de comunicación para emitir públicamente mis guerrillas internas, deseo que usted al leer estas negras sobre blanco sepa de una vez por todas que lo más importante en el país no son las personas que lo dirigen a través de cargos públicos de elección popular o meramente administrativos. El epicentro de todo lo que ocurre en el país se debe a su gente, a la población, población que exige resultados o que se deja fregar por malas gestiones, así de complejo y elemental es el asunto.
Todo comienza por votar, acción donde debe privar lo cualitativo, votar por aquel candidato que demuestre celeridad, que tenga una oferta electoral acorde con las realidades del país, que demuestre conocimiento y certeza en lo que va a hacer, que sea un epicentro de entendimiento, que no excluya y pueda amalgamar el país a fin que cada sector venezolano pueda aportar lo mejor de sí al desarrollo sostenido.
Debemos comenzar por colocar en los cargos públicos a gente sería, responsable, que no haga de la política un show, una comidilla, un entretenimiento, un costoso entretenimiento. Ello es vital ¡vital! porque del funcionamiento de las instituciones públicas depende la calidad de vida de cada uno de nosotros.
Fíjense: en toda nación del mundo existen los corruptos, los estafadores, los inescrupulosos, pero para que ellos triunfen, entiéndase bien, debe existir complicidad de las instituciones del Estado, así de sencillo, porque por más gente mala que exista al encontrase con (por ejemplo) un sistema judicial eficiente pues no podrán robar, estafar, faltar a la ley, he allí la importancia capital de elegir bien a nuestros gobernante, pero más aún exigirles resultados sin olvidar que ellos son nuestros empleados. La formula correcta en orden de importancia es: ciudadanos exigentes = gobernantes eficientes = instituciones funcionales, esto repercute en excelente calidad de vida. Sí los ciudadanos se fanatizan la ecuación será exactamente lo contrario.