Desde pequeños, los venezolanos hemos aprendido a querer, respetar y valorar ese médico con halo espiritual y mirada fija que nos siembra confianza ante el resguardo que él nos pueda dar.
Es de rostro amable y, además, representa al ciudadano trabajador, aquel que se esfuerza día a día para dar lo mejor de sí; tanto que quienes estuvieron cerca de él lo proclamaron santo en el momento de su muerte.
Es José Gregorio Hernández, el Médico de los Pobres, el Siervo de Dios, el Venerable, aquel andino que supo hacer de su vida un ejemplo a seguir, que tocó el corazón de sus pacientes, no sólo como doctor, sino como ser humano íntegro y promotor de los valores cristianos.
Hoy, 26 de octubre, se celebran 148 años del nacimiento de este Hijo de Dios que supo transformar la vocación profesional por el apostolado y el auxilio a los demás, hacia el prójimo, al más necesitado, comprometiéndose en amor y servicio.
Una nueva causa se une a este festejo y celebración de la Iglesia Católica. La Carta Pastoral que emitió el Cardenal Jorge Urosa Savino, el pasado 16 de octubre, es una invitación al Pueblo de Dios para unir esfuerzos y encontrar finalmente el milagro que eleve a José Gregorio Hernández como beato.
Hay quienes expresan que cuando la Iglesia Católica decida elevar al altar de los altares al Venerable, habrá llegado muy tarde porque ya el pueblo venezolano considera como santo a José Gregorio Hernández.
No es capricho del Vaticano o de las autoridades eclesiásticas el proceso de canonización. Pasa por diversas etapas en las cuales se debe demostrar el virtuosismo de la persona postulada, pero también los milagros que por intercesión de él se han hecho.
El Cardenal Urosa Savino recordó que para la beatificación de una persona es preciso que la Iglesia, a través de la Congregación para las Causas de los Santos, declare oficialmente la autenticidad de un milagro, es decir, de un hecho ocurrido con toda certeza por su intercesión y que no pueda explicarse científicamente.
Documentación de milagros
La Carta Pastoral suscrita por el Cardenal y obispo de Caracas Jorge Urosa Savino, es una invitación a la fe, a la devoción de cientos de creyentes venezolanos para reimpulsar la búsqueda de milagros atribuidos a José Gregorio Hernández.
“Es un anhelo para todos los venezolanos la beatificación de José Gregorio Hernández. Los obispos queremos animar a los fieles en la esperanza, pero sobre todo instruirlos en lo que es la documentación de los presuntos milagros”, explicó el Cardenal Jorge Urosa Savino.
“Deben documentarse bien esos milagros, con los exámenes de salud, si es al respecto de eso que el Venerable concedió un favor o promesa. Monseñor Fernando Castro, Obispo Auxiliar de Caracas es el Vice-postulador de la Causa de Beatificación del doctor Hernández, en la iglesia de La Candelaria en Caracas. Él está encargado de reunir todos esos documentos, estudiarlos y analizarlos. En Roma (Italia), tenemos como postulador al hermano Rodolfo Neoli desde hace dos años, un hombre muy diligente, competente y preparado”, agregó Urosa Savino.
Cuando se le preguntó a este representante de la Iglesia Católica qué falta para elevar a beato a José Gregorio Hernández respondió: “lo que falta es el milagro, nada más”.
En Caracas se llevaron a cabo dos procesos a partir de un par de posibles milagros. El primero fue en 1986 y el segundo en el año 2009. Una vez enviados a Roma se consideraron que no reunían los requisitos para la beatificación. “Nos creó gran consternación. Pero de igual manera debemos seguir trabajando y buscando ese milagro”.
Sin cultos
La sociedad en muchas oportunidades está desinformada o muchas veces se crean matrices de opinión que incluso, de tanto decirlo, se convierten en realidad.
La figura del doctor José Gregorio Hernández ha sido utilizada en rituales y cultos de brujerías, santerías o espiritismo.
Se ha llegado a decir que es por esta causa que el Venerable no ha podido llegar al altar de los altares.
“En primer lugar, sí se debe rechazar contundentemente la presencia de José Gregorio Hernández en curaciones falsas, brujerías y espiritismo”, dijo Urosa Savino.
“De hecho en la Carta Pastoral pedimos que no se le rinda culto público; es decir, no se pueden tener imágenes suyas en los templos o capillas, ni utilizar el término de “Santuario del Dr. José Gregorio Hernández”, ni invocarlo en actos litúrgicos, ni ofrecer el Santo Sacrificio de la Misa en acción de gracias a él, sino por su pronta beatificación”.
Destacó y reconoció, en el caso de los altares de brujería, que si bien esa utilización es indebida, inapropiada y totalmente negativa, “no es eso lo que ha detenido el proceso de beatificación”.
Cabe destacar que ni al propio José Gregorio Hernández le hubiese gustado estar involucrado en actos de brujería, ya que era un hombre profundamente católico y con una piedad religiosa marcada.
Ejemplo a seguir
No fue sacerdote, ni tampoco monje. Perteneció a la Orden Franciscana Seglar, una agrupación religiosa para laicos comprometidos.
-¿El hecho de no ser sacerdote le ha impedido ser beato?
-El hecho de que sea laico, nos demuestra que es posible ser ejemplo. Todos estamos llamados a la santidad desde el mismo momento en que nos bautizaron. La santidad no es patrimonio de los sacerdotes, monjes o religiosos. Sería un ejemplo entre nuestra sociedad venezolana. Un padre, un médico, un bombero o policía pueden ser santos. Yo conozco a personas con cristiandad y virtudes que realmente deben ser tomadas en cuenta por nuestra Iglesia Católica.
Indicó que esa es una de las grandes ventajas de la presentación de la vida de José Gregorio Hernández en el campo social.
“Es un ejemplo de virtudes humanas”.
-Como venezolano, ¿le ha pedido algún milagro a José Gregorio Hernández?
-Actualmente le estoy pidiendo por Venezuela y también por las vocaciones religiosas en nuestra Iglesia, para que muchos jóvenes sigan el sendero de Jesucristo y ofrezcan su vida al servicio del prójimo, dijo convencido y fervoroso con una súplica en la cual nos unimos.
El milagro de José Gregorio Hernández sigue siendo permanecer en el corazón de los venezolanos como ejemplo a seguir.
Fotos: Ángel Zambrano y Archivo