Se podría asegurar que hasta los adolescentes de nuestro país, a pesar del tiempo transcurrido de 1948 a esta parte, aunque sea una vez han escuchado conversaciones sobre el terror de la dictadura, también de corte militar, encabezada por Marcos Pérez Jiménez.
Se trata de un referente histórico que se transmite de generación en generación. Pero muy poca gente, el 80% de la población venezolana (aproximadamente), tiene conciencia de la crueldad con la que actuaron los esbirros de aquella tiranía. Todo cuanto el pueblo actual conoce de los desmanes y crímenes dictatoriales de entonces, apenas son informaciones a veces muy deformadas, según las apreciaciones subjetivas de quienes transmiten lo que a ellos les han contado.
Pues bien, hoy tenemos a la mano una historia fresca, contada por un testigo de excepción. Un maestro que fue víctima, durante siete años, de los vejámenes, atropellos y torturas del régimen, cuenta sus propios padecimientos en la vieja cárcel de Maracaibo, donde estuvo recluido desde el 23-11-1951 hasta el 23-01-1958, día en que un pueblo unido y decidido, acompañado de la mayoría de las Fuerzas Armadas de entonces, derrocó al tirano usurpador.
El testimonio vivo de Adelso González Urdaneta, el maestro encarcelado por rebelión contra la dictadura en 1951, hoy Doctor en Ciencias Políticas, es una experiencia de primera mano que todos deberíamos conocer; especialmente los jóvenes entre 18 y 30 años, en cuyos hombros descansará el destino de la patria y de la democracia en los días por venir. Fue aquel un episodio oscuro de la historia política, que jamás debemos permitir que se repita en Venezuela.
Adelso González Urdaneta, quien además ha sido un luchador político honesto a toda prueba, de inconfundibles e indoblegables convicciones democráticas, acaba de hacerle a Venezuela un invalorable aporte literario, cuya dimensión histórica habrá de nutrir la conciencia democrática de las actuales generaciones. Sí, ya está en circulación su obra Un maestro entre barrotes, donde narra hechos que son “un hito de reflexión necesaria para comprender una época”. ¡Gracias, Adelso, por tu amor a Venezuela!
