No salgo aún de mi estupefacción con los resultados se las elecciones presidenciales que en los que, a pesar de todo el esfuerzo de Capriles, el Presidente volvió a ser reelecto.
Son muchas las preguntas y análisis que habrán de formularse para entender mejor que ocurrió. Muy someramente y a falta de mayores elementos de juicio, me atrevo a señalar lo siguiente:
1.La caída del electorado en estados bastiones tradicionales de la oposición; si es que así pasó en Zulia, Carabobo y Nueva Esparta. como afirmó anoche el Presidente. Habrá que esperar los resultados regionales para ver la configuración del nuevo mapa electoral y entender que motivó el cambio de opción presidencial.
2.En algunas ocasiones expresé que las caminatas de Capriles por los tantos pueblos que recorrió, eran más emoción que voto. La gente se volcaba ciertamente a ver y oír al candidato como un espectáculo inesperado y bienvenido en un poblado donde pasa muy poco. Muchos adolescentes, niños y personas mayores aupando al candidato que no estaban inscritas para votar.
3.Una campaña muy corta, demasiado corta y agotadora, para el candidato Capriles, quien tenía que vérselas con el del Gobierno,ducho en esas lides y con 14 años de altísima exposición y visibilidad. Todo ello en virtud de unas primarias demasiado tardías.
4.La eventual falta de apoyo de los partidos tradicionales: AD y COPEI estaban pero como sin estar. La MUD estuvo asentada sobre el exclusivo trípode integrado por Primero Justicia, Voluntad Popular y Un Nuevo Tiempo.
5. El ventajismo oficial que se tradujo, con la evidente complicidad del CNE, en una severa amenaza para Capriles y en una poderosa arma para el gobierno. Las cadenas, los medios públicos, el uso de los bienes del Estado, los viáticos y dietas, estuvieron a la orden del día para consolidad la imagen y el peso de la candidatura oficial.
6.El miedo si funcionó, los empleados públicos prefirieron jugar a la cuida, preservar su pitanza, votando por el candidato del gobierno. La vigilancia y supervisión por parte del PSUV sobre los empleados públicos fue verdaderamente draconiana.
7.El énfasis tecnocrático de las últimas semanas de campaña. Parece que al electorado le importan más los conceptos abstractos y movilizadores: el imperialismo, la independencia, que las realidades concretas, que sus situaciones concretas existenciales. La tan criticada afirmación del Presidente “no importa que no haya agua, luz, escuelas, hospitales,” parece no conmover a los alienados en la esperanza.
8. Y finalmente, la real e incuestionable conexión emocional de un pueblo que gusta de la afiliación afectiva – que lo quieran, escuchen y cuiden – con Chávez. Una campaña bien armada y a veces ridiculona sirvió para enfatizar esa relación mimética: Tú eres Chávez y Chávez te quiere, te cuida, te mima, se ocupa de ti… ¡Tírame tu papelito!
Capriles creció enormemente y se consolidó como el Líder de la alternativa del progreso; la MUD bajo la excelente dirección de Ramón Guillermo Aveledo hizo también en loable trabajo.
Quizás – como un gesto de hidalguía y de nobleza política – deberían prestarle al gobierno el plan de trabajo que se tenía previsto para los primeros 100 días de gobierno, a ver si ejecutándolo el país mejora un poco de sus agudas falencas. Pero no será así, continuaremos siendo un país de improvisaciones y operativos dirigido por el líder del como vaya viniendo.