La mañana de este martes, las calles de la La Apostoleña, amanecieron congestionadas. Vecinos cansados de los olores nauseabundos que emanan de las cloacas que desde haces meses habían colapsado, decidieron tomar la calle principal que conecta dichas comunidades, con el fin de hacer un llamado a la hidrológica estadal para que al fin lleve soluciones.
La protesta se originó, luego de que cuadrillas de Pegarca, empresa contratada por Hidrolara para realizar las diferentes reparaciones, se acercara a un pequeño bote de agua en la carrera 9, vía La Paz, para disponerse a solventar el problema. Los vecinos se acercaron a la obra para solicitar la atención de otros problemas dentro de las comunidades, pero los obreros se rehusaron pues la orden sólo establecía la reparación de esa zona.
Mireya González, vocera principal de la Misión Madres del Barrio, indicó que desde hace cuatro meses padecen con el colapso de las aguas negras en varios sectores de la comunidad, no sólo de la avenida principal y les pareció injusto que luego de un año de solicitudes, los obreros acudieran sólo para reparar un pequeño bote.
Son muchas las comunidades afectadas con esta situación, entre ellas Cerritos Blancos, La Apostoleña, Rafael Linares y 19 de Abril.
“Nos prometieron que vendrían las máquinas a hacer la reparaciones y han pasado seis meses de esa promesa. Tomamos la iniciativa de cerrar la calle porque estamos cansados. Tenemos un año con el agua putrefacta corriendo frente a nuestras casas; las enfermedades abundan y no podemos siquiera comer tranquilos en nuestros hogares”.
Los niños también son afectados. La ruta que conduce a la escuela a la cual acuden la mayoría de los infantes de las comunidades cercanas, ubicada en El Caribe, está rodeado por un río de aguas negras. Varios de ellos han presentado enfermedades de la piel y respiratorias a causa de esta situación.
“Hay personas enfermas, niños complicados y nuestro sector sigue abandonado. Da tristeza ver cómo nuestros hijos caminan llenándose de porquerías para poder ir a la escuela. El llamado es a que Hidrolara se haga cargo de su trabajo y comiencen las reparaciones. Somos más de mil familias que están esperando respuestas. Que el gobernador no cuente con votos si no cumple con las comunidades”.
Para controlar un poco el problema, la misma comunidad organizada construyó una especie de canal para dirigir las aguas negras hasta la quebrada de La Ruezga, pero los malos olores continúan y cada vez es más grave la situación.
“Nos han ofrecido sólo pañitos de agua tibia y no soluciones reales. Arreglan las calles principales y dentro de las comunidades nos estamos inundando de aguas negras. Ni siquiera en campaña se dignaron a visitar la comunidad para conocer los problemas y necesidades que tenemos”.
Fotos: Ricardo Marapacuto