Tocar samba en una sola nota no es aconsejable en política, ya que en este terreno los sonidos y acordes son una sinfonía de tiempos y movimientos que determinan en la situación venezolana actuar en todos los escenarios posibles. Quedarse sólo en lo electoral es una lectura limitada de lo que ha sucedido a lo largo de 14 años de desgobierno, esto es válido tanto para quienes se rasgan las vestiduras con el fraude como aquellos que sólo ven como única perspectiva ser candidatos.
Por supuesto se debe participar en la campaña de elección a gobernadores y diputados a los consejos legislativos del 16 de diciembre, apoyando a los candidatos de la MUD y al mismo tiempo exigir una profunda revisión estructural del sistema electoral venezolano cómplice de la descarada intervención y abuso del Estado Comunal Chavista.
Ello no significa que el único escenario para enfrentar al modelo autoritario es el electoral, sería ignorar el clamor de millones de votos emitidos en las presidenciales de 2006, en las parlamentarias de 2010 y ahora 6.500.000 en 2012. Aquellos recorrieron el camino del olvido y se esfumaron al no ser utilizados para la organización política y la lucha social; al convertirse nuestros partidos únicamente en plataformas sólo para un proceso electoral y luego no trasegar los problemas diarios de la población que reclama líderes de carne y hueso, quienes se embragueten en los miles de conflictos laborales y sociales que sacuden el territorio nacional.
¿Que hicieron en su época Rómulo Betancourt y Rafael Caldera? quienes por cierto por mi militancia mirista no eran santos de mi devoción, se embarraron de pueblo, recorrieron durante décadas todos los rincones del país en un tiempo donde no había celulares, ni la tecnología actual o fastuosos comandos de campaña; sólo caminos de una Venezuela polvorienta que reclamaba un futuro para el siglo XX estigmatizado por dictaduras de mas de un siglo. ¿Que les acompañaba en su andar? Un programa y un proyecto de país y con éstos construyeron poderosos partidos políticos que condujeron al Estado venezolano por más de 50 años.
Sus gobiernos cometieron innumerables errores que no compartimos y combatimos, es cierto; siendo innegable que generaron una cultura democrática base fundamental opositora al modelo autoritario que acaba de vencer. Me pregunto si la actual generación de políticos siglo XXI tendrá ese guáramo y la vocación que caracterizó a estos fundadores de la democracia para enfrentar la nueva realidad surgida del 7 de octubre 2010.
Organizar esa fuerza descomunal de 6.500.000 de venezolanos que enfrentaron y desafiaron a la más monumental intervención del Estado en proceso electoral alguno es nuestra tarea inmediata. De allí nuestra propuesta de constituir un vasto movimiento de Unidad Nacional por la Reconstrucción del país, donde participen todos los sectores sociales, partidos políticos y así organizar entre otras las luchas por los derechos sociales y democráticos hoy conculcados.