Definitivamente el hombre es el único animal que tropieza dos veces con la misma piedra (y la mujer también, lo aclaro porque ahora hay que especificar el género del que se está hablando). Esta película que nos están pasando como estreno ya yo la vi en 2005. Es la misma película que patrocinó el gobierno y cuyos mejores propagandistas fueron los voceros de la oposición… ¿la recuerdan?…
Con la misma historia del fraude del referéndum revocatorio, que ganó Chávez con el mismo ventajismo de las elecciones del 7-O pasado, voces agoreras proclaman el nuevo fraude… Ya no es una mala película: ahora es una pesadilla recurrente en la que no resulta difícil anticipar el final que nos tumba de la cama. En las pesadillas nos despertamos y todo vuelve a la normalidad. Pero aquí no. Aquí continúa y empeora. Puedo pronosticar qué sucederá si las cosas siguen así.
Usted, amigo lector, se ha preguntado con la seriedad que amerita el caso ¿quién gana con la matriz del fraude? ¿Sabe a quiénes desmovilizan llamando a la abstención? Las respuestas a esas preguntas son cajoneras… Gana el gobierno. Se desmoviliza la oposición. Entonces piense que a quien más le conviene que haya abstención es al gobierno, quien hará todo lo que tenga en sus manos por lograr que buena parte de la oposición se abstenga y ya tendrán la mitad del mandado hecho.
No voy a elucubrar en torno al ventajismo del gobierno. Lo conocíamos de antemano y asumimos el riesgo. Ciertamente que ese ventajismo grosero, arrogante y arrasador hay que denunciarlo, evidenciarlo y enfrentarlo ¡pero no con abstención! ¡No podíamos hacer otra cosa que ir a votar! No teníamos alternativa, como ahora proclaman ciertos oráculos de que “la solución nunca será electoral”. ¿Y cómo será?… ¡No quiero ni pensar en las “alternativas”! ¿Cuántas cosas puede hacer un ciudadano de a pie, distintas de votar, que logre hacer salir a un gobierno con las características del nuestro?… No muchas…
Me hace gracia cada vez que alguien insiste en que “se aplique el artículo 350”, cuando el susodicho artículo está ahí justamente porque no se puede aplicar. Por ejemplo: declárese en desobediencia civil y diga que no va a pagar el IVA. No va a poder comprar nada que no esté exento de impuesto. Declárese en desobediencia civil y acuéstese en una plaza. Llévese su colchoneta y espere acostado… remember Altamira?… Declárese en desobediencia civil y tranque una arteria principal… al rato llegarán los soldados vestidos de tortugas ninjas con su trajes antimotines y verá cuánto le dura la protesta. Se dará cuenta entonces de cuán valioso es el voto como arma de protesta y cómo no debería jamás dejar de ejercerlo.
Yo, por mi parte, seguiré votando. Tengo la conciencia tranquila de que nunca he dejado de hacerlo. Quienes le pusieron en bandeja de plata al gobierno el control de todas las instituciones; quienes fueron tan desacertados de abstenerse masivamente en las elecciones para la AN de 2005 para “deslegitimar” al régimen cuando cualquiera con dos dedos de frente debería saber que la abstención no deslegitima nada en ninguna parte del mundo, no pueden pretender que las cosas se vayan a arreglar en unos días, ni en unos meses, ni siquiera en unos años. Henrique Capriles logró 6,5 millones de votos y esa sola razón debería movernos a votar en las elecciones de gobernadores que tenemos a la vuelta de la esquina. Esos votos son un capital político importantísimo… ¿los vamos a echar por la borda?
Los abstencionistas –algunos con buenas, otros con distintas y nada benditas intenciones- siembran y esparcen la semilla de la duda. Cada vez son más numerosas las personas que me manifiestan que no van a votar. A esas personas les pregunto: ¿quieren ver a Jaua de gobernador en Miranda, a Arias Cárdenas en Zulia, a Ameliach en Carabobo?… Si así lo quieren, no vayan a votar. Con eso tienen. Una vez más le habrán hecho el favor al gobierno creyendo que se la están comiendo. Avalarán con su tozudez la trampa de la “trampa”…
@cjaimesb