En este país… Ramón Guillermo Aveledo

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NO DA LO MISMO

El 16 de diciembre se elegirán gobernadores y consejos legislativos de los estados. La apuesta del gobierno es que esa elección no sea tal, y que los gobiernos regionales sean la ñapa del triunfo presidencial. Lo mismo, qué casualidad, esperan los heraldos de “la otra oposición”, porque ven en ello una oportunidad para barrer el liderazgo unitario, único asunto que los une, y después competir por la representación del país no chavista, sea volviendo al “Chávez vete ya”, a la abstención para deslegitimar o reconstituyendo algo así como la unidad con otro nombre y bajo su jefatura. La apuesta de la Unidad es dar la pelea para defender el derecho de las regiones a tener gobernadores que respondan a su ciudadanía y no al “proceso” y su líder. No faltará quien diga que no vale la pena, pero sí vale.
Los candidatos de la Unidad fueron, sin excepción, escogidos de acuerdo a reglas transparentes. Quince en primarias, seis por acuerdos unitarios unánimes. Y en un caso, Miranda, el ganador de la primaria renunció y se aprobó por unanimidad la postulación de quien fue el candidato presidencial unitario y es el actual titular del cargo. En todos los casos participó la voluntad popular, en unos casos directamente por el voto del 12 de febrero, y en los demás por tratarse de gobernadores electos por su pueblo y con un liderazgo regional reconocido.
Los candidatos del oficialismo fueron, sin excepción, impuestos, designados por el Presidente de la República. Los que han sido gobernadores, y la otra vez él los había escogido, fueron removidos por la sola voluntad presidencial.
Los candidatos de la Unidad, sin excepción, son de sus regiones. Allí tienen un liderazgo, una trayectoria, son conocidos. No de todos los del oficialismo puede decirse lo mismo. En Anzoátegui, el candidato oficialista es mirandino, diputado por Caracas, ex alcalde de esa ciudad y ex candidato chavista a la CTV y a la alcaldía mayor capitalina. En Apure se postula al actual gobernador, que no fue electo sino designado y que no es de esa región. En Aragua al ex ministro El Aissami es merideño y hasta hace poco lo postulaban para Táchira. A Cojedes enviaron desde Miraflores a la ex Ministra Erika Farías. En Guárico impusieron al ex ministro Rodríguez Chacín, hasta hace poco dedicado a la ganadería en Barinas. A Miranda destinaron al hasta hace días Vicepresidente Jaua, como ya estaba anunciado. A Monagas trasladaron a Yelitze Santaella, diputada por Delta Amacuro de donde fue Gobernadora. Para Nueva Esparta va el ex Ministro de la Defensa Mata Figueroa y para Táchira el ex jefe del Seniat Vielma Mora. Los chavistas de Mérida y Apure, por lo menos, han lanzado otros candidatos.
Los candidatos de la Unidad, sin excepción, van a defender el modelo de estado federal y descentralizado previsto en la Constitución. Varios de ellos tienen buenas gestiones que mostrar en la gobernación, que ejercen o han ejercido, o en alcaldías. Los candidatos del oficialismo van a defender un proyecto centralista, fuertemente concentrador del poder, el cual tiende, como dijo una vez el hoy candidato Istúriz, a la liquidación de las gobernaciones.
La disyuntiva es clara.
LA ALTERNANCIA, SEGÚN LULA
En el diario bonaerense La Nación, declara el exPresidente brasileño Luiz Inacio Da Silva “Lula” que el Presidente Chávez debe preparar la sucesión, porque “para la democracia, la alternancia de poder es una conquista de la humanidad, y por eso hay que mantenerla”.
Lo dice en Argentina, pero no acerca de su amiga la Presidenta de ese país que quiere quedarse, sino con relación a su amigo venezolano, que acaba de ser reelecto. ¿Por qué no lo dijo hace dos semanas? Al contrario, se había pronunciado de un modo entusiasta y reiterado por la reelección.
¿Por qué lo hace ahora, cuando faltan seis años para elegir un nuevo Presidente? Cabe preguntarse, pues no es conocido el habilísimo político paulista por dar puntada sin dedal. Opciones probables: (a) Cree que la “sucesión” será en menos de seis años y quiere la continuación del proceso; (b) Quiere ponerse en la buena con los posibles sucesores; (c) Los resultados electorales le dicen que la próxima vez la cosa cambiará y debe adaptarse, por el bien de las exportaciones brasileñas; (d) Sinceramente, cree en la alternancia, como lo demostró en su propio caso, pero se dio cuenta de que había olvidado decirlo.
Escoja el gentil lector una de esas opciones o proponga otra.

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¿QUÉ PASÓ?
La alternativa democrática, tanto Mesa de la Unidad como Comando Venezuela, que actuaban solidariamente, le debe al país una explicación completa de lo ocurrido, en cuanto al funcionamiento del sistema electoral, el pasado 7 de octubre.
Este no es un reclamo, porque dada su condición de corresponsable, quien escribe es reclamado y no puede ser reclamante. Sí es una constancia de conciencia de la deuda. No es un asunto que aspiremos a que lo olvidemos y se quede así.
El Coordinador del área, Leopoldo López, un político que no se ha caracterizado por ser flojo ni lerdo, todo lo contrario, nos dice que el equipo que encabezó trabaja en eso y que espera que para la semana que viene esté listo.

DESCONTENTO
Acaba de reelegirse al Presidente, pero abundan los indicios de que el país no está contento.
Tiroteo en el Internado Judicial de Coro, no quieren los reclusos que los trasladen a Uribana, en Lara, y con toda razón. Protestas violentas en Cúa por el mal funcionamiento del ferrocarril del Tuy. Protestas también en el Hospital de La Victoria.
Y. anótenlas porque vendrán, protestas de los usuarios de TV por Cable por la legislación para obligarlos a soportar las cadenas y otras restricciones, y las de las comunidades educativas por la creación de los Consejos que atentan contra la comunidad natural docentes-estudiantes-representantes.

RINCÓN DE LIBROS
Me ha divertido mucho la lectura del libro-entrevista La Conjura Final. Octavio Lepage: 60 años de lucha política. (Alfa. Caracas, 2012). El competente periodista Javier Conde, director de 2001, pregunta con inteligencia al veterano dirigente político, caracterizado él mismo por inteligencia y cultura sobre el promedio, quien responde con desenfado desde sus 89 años, que es mucha edad y que, por lo mismo, da licencia para cometer imprudencias.
No es que esté de acuerdo con todo lo que dice Lepage, lo cual es fácil de suponer pues hemos estado en posiciones diferentes y contrapuestas. Pero el libro se lee sabroso y sus recuerdos –y mire que se trata de alguien sobre cuya memoria se hizo más de un chiste- sirven para reconstruir la historia de un pasado que no es tan remoto, ni tan podrido.

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