Desde hace quince días hay que reconocer que existen dos líderes en Venezuela: Henrique Capriles Radonski y Hugo Chávez.
Pero, la oposición -sobre todo los abogados y los partidos políticos- debe estar alerta y cuidar a Capriles porque podría ser hasta encarcelado por cualquier motivo que se le invente, ya que el Presidente jamás ha aceptado otro liderazgo en el país.
Al pronunciar estas palabras de advertencia, monseñor Roberto Lückert León, el primer arzobispo que ha tenido Coro y segundo vicepresidente de la Conferencia Episcopal Venezolana, está llamando la atención de todos los factores de la oposición.
Le recrimina a ésta no haber acompañado totalmente a su candidato presidencial, de quien dice que en apenas tres meses hizo un esfuerzo titánico durante una campaña en solitario, que lo llevó a recorrer casi dos veces el territorio venezolano y llevar su mensaje a la población.
No deja también de considerar que Chávez, un tanto debilitado físicamente, pudo visitar varios estados y participar en concentraciones públicas.
El acarreo de votantes
-¿Cómo vio el resultado a favor de Hugo Chávez?
-Es una verdad verdadera que el Presidente de la República ganó las elecciones. Ciertamente, tuvo una baja en cuanto a la votación de su partido; pero, de todas maneras, ganó.
-¿Qué observaciones tiene en torno al proceso electoral?
-Hay que evaluar la actuación de nosotros frente al fenómeno que se produjo a partir de las 2 de la tarde de ese domingo.
El Presidente y su entorno tuvieron muchos recursos económicos para utilizarlos hasta el último momento de la campaña electoral. A mí no me contaron, yo lo constaté. Aquí, en el estado Falcón, fueron llamados los taxistas para contratarlos por 1.800 y hasta 2.000 bolívares para que carretearan a los votantes: madres del barrio, viejitos de la tercera edad, mujeres embarazadas, discapacitados, gente en sillas de rueda y en muletas, y, en general, a todas las personas que tenían precisadas en las listas para que votaran por el candidato a la reelección. Evidentemente, en la movilización de los electores falló la oposición.
-¿Falló el mensaje del candidato de la oposición?
-Su mensaje fue bueno; pero, tal vez no llegó adonde tenía que llegar: a las bases del pueblo. El Presidente tiene muchos defectos; sin embargo, no podemos negar que es un líder, cuyo lenguaje es muy cercano y de bajo nivel; es decir, cualquiera lo entiende. Y eso entusiasma y atrae a las clases marginales, a las cuales la cuarta república por mucho tiempo abandonó. Ahí es donde radica la fortaleza del jefe del gobierno.
-¿No cree que fue demasiado comedido, sutil, el lenguaje de Capriles cuando ha debido enfrentar duramente a Chávez?
-Su lenguaje, insisto, fue muy bueno. No podía ponerse al mismo nivel de Chávez, que se ha caracterizado por insultar, descalificar, ofender, vejar, en fin… agredir a todas las personas que no comparten su opinión. Capriles, en cambio, siempre ha sido una persona que ha tenido un lenguaje de altura y debía mantenerlo en la campaña electoral.
En todo momento planteó los gravísimos problemas que afectan a la población y se comprometió a buscarles solución adecuada. No puedo, por tanto, criticarlo.
Lo que sí me parece es que la oposición debió haber hecho un trabajo complementario, efectivo, en las zonas marginales, en las cuales persisten los problemas colectivos de los servicios, pero donde Chávez sigue teniendo una gran ascendencia.
No perder las gobernaciones
-Mucha gente se siente frustrada y duda del sistema electoral, manifestando que no desean votar ¿Qué piensa usted?
-Personalmente, no creo en el fraude. La oposición tiene que animar ahora al electorado para que vaya a votar en diciembre, con el fin de elegir a los gobernadores. Debemos tener presentes el recuerdo de cómo se perdió la Asamblea Legislativa en el 2005 por no haber cumplido con el deber de votar. En este momento, no se puede entregar en bandeja de oro las gobernaciones, pues, si eso ocurre, el Presidente, según su propia confesión, radicalizará su proyecto político que incluye, básicamente, acabar con gobernaciones y alcaldías.
No entendieron el país
-Aparte de la tarjeta de la Mesa de la Unidad, algunos partidos políticos también ingresaron al tarjetón electrónico con sus propias tarjetas. ¿Influyó esta dispersión en que muchos electores no confiaran en el candidato opositor?
-Esos partidos que fueron con tarjeta propia no entendieron al país, lamentablemente. Con el perdón de ellos, andaban buscando poder.
-¿Cómo explica esa ambición?
-Claramente se evidencia que si hubiera ganado Capriles, ellos habrían dicho: “nosotros fuimos los más votados y, por lo tanto, tenemos derecho a que el Presidente nos tome en cuenta a la hora de conformar su gabinete”. En otras palabras, cada uno de esos partidos se disputarían los ministerios y otras dependencias oficiales. No entendieron que lo fundamental de la elección era ganar la Presidencia de la República y dejar a un lado las apatencias partidistas. Así no se puede hacer política. De ese modo no se le puede hacer frente al Presidente de la República que tiene un proyecto bien definido, en el cual sólo debe regir una forma de conducir el país. Chávez en todo momento nos ha querido dividir porque así puede estar cómodo.
-¿Qué ha debido hacer la oposición?
-Mostrarse monolítica. Demostrar que era la fuerza del cambio y hacer ver que todos los partidos estaban plenamente de acuerdo en desarrollar la mejor campaña electoral en el curso de los últimos catorce años. Si de verdad propiciaba la unidad, ha debido ir con una sola tarjeta. Le habría dado fuerza considerable al candidato porque en el tarjetón electrónico sólo habría aparecido el rostro de Capriles.
El esfuerzo de Capriles
Después de las primarias, la consigna que surgió fue de que cada persona que había participado en la escogencia del candidato a la Presidencia debía buscar otros dos votantes, para así garantizar 9 millones de votos. Sin embargo, el resultado dio casi 6 millones y medio para Capriles.
-¿Qué cree que pasó?
-El gran éxito de Capriles fue realizar una campaña en solitario. Frente al enorme despliegue de publicidad del candidato del oficialismo, de la utilización de todos los recursos del Estado y del avasallante abuso de los medios del sector oficial, el candidato presidencial de la oposición llevó a cabo una lucha incomparable, desigual, increíble. Con el perdón de las personas que participaron en las enormes concentraciones en su apoyo, que vimos por televisión y causaron asombro, debo decir que faltó el acompañamiento de la dirigencia de los partidos políticos en función de vender la imagen de Capriles.
Capriles vendió su imagen solo, con un grandísimo esfuerzo. Tenemos que felicitarlo y admirarlo. Y también debemos reconocer el esfuerzo que hizo el Presidente, que aún estando enfermo, se lanzó al ruedo.
En esta campaña, el Presidente no las tenía todas consigo. Sin embargo, a pesar de sus limitaciones, nunca abandonó su disposición de ganar la contienda.
-¿Cree que Chávez está enfermo?
-Yo sí creo que lo está. Chávez es un hombre hiperactivo, a quien hemos visto correr en la Muralla China y dejar atrás a sus acompañantes. He orado y sigo orando por su salud.
El país del fracaso
-¿Cree que Chávez, como lo dijo el 7 de octubre, dialogará con la oposición?
-El Presidente nos tiene acostumbrados a hacer propósitos de enmienda; pero, no los cumple. Por supuesto, la gente ha venido creyendo que cambiará de actitud. Sin embargo, tanto en la campaña como después, ha insistido en radicalizar su proceso, que es una copia al calco del modelo castro-comunista. Tiene suficiente dinero para comprar conciencias y entregarle recursos a las comunas y a los consejos comunales porque su propósito es implantar el comunismo, sistema que ha fracasado en todas partes. Cuba, que es su ideal, es un país empobrecido.
El síndrome de Adán y Eva
-Sin embargo, ¿no ha dicho el Presidente que el socialismo es la vía acertada frente al capitalismo, culpable de la pobreza y la miseria?
-Siempre se busca echarle el muerto a otro. Es lo que yo llamo el síndrome de Adán y Eva. ¿Quién pecó? Adán dice que la mujer. Ésta acusa a la serpiente. Ninguno quiere reconocer el pecado. Así son los gobiernos comunistas. Trasladan la culpa al imperialismo, a las transnacionales, a los países desarrollados. Lamentablemente, no es así. Porque el comunismo ha sido un fracaso y, si no fuese así, nadie quisiera salir, como sea, incluso arriesgando que se lo coman los tiburones cuando salen en una improvisada balsa, de Cuba, buscando mejorar sus condiciones de vida.
Chávez cree que todos somos reclutas de cuartel
-¿Qué debe hacer la oposición para mantener las gobernaciones que tiene?
-Debe trabajar con mucha finura y agresividad en el buen sentido, porque no estoy incitando a la violencia. No sólo debe hacer un esfuerzo en mantener las gobernaciones que están bajo gobernadores opositores, sino tratar de ganar otras. Lo que está en juego es la defensa de la Constitución. En ésta no aparecen las comunas, ni el Estado comunal, porque éstos son inventos del Presidente. Si se pierden esas gobernaciones, impondrá lo que le venga en gana, porque él es cuartelero.
Chávez ha olvidado que él es un civil y no un militar; pero cree que Venezuela es un enorme cuartel y todos somos unos reclutas que él, como un sargento, manda, haciendo lo que se le antoja o lo que le ha dictado Fidel Castro o su hermano, Raúl.
-¿Cómo ha visto la designación de Nicolás Maduro como vicepresidente de la República?
-Un gesto de lealtad de parte del Presidente. Maduro ha demostrado ser un hombre fiel. Así como se preparó para llegar a canciller, ahora Chávez lo preparará para que sea en un futuro presidente de la República. En todo caso, claramente, se ve que es su sucesor, porque en el entorno de Chávez no hay nadie que calce sus zapatos.
-¿Cuál piensa que puede ser el futuro del país con esta reelección presidencial?
-Veo con mucha preocupación la situación del país, un país inmensamente rico y al mismo tiempo inmensamente pobre. Los ingresos provenientes de la venta del petróleo seguirán siendo utilizados para el proyecto político del Presidente, quien no deja de pensar en hacer realidad su propósito de establecer el comunismo en Venezuela.
La situación económica empeorará porque la inflación seguirá indetenible. Falcón, por ejemplo, es un estado muy precario. Aquí no hay industria, salvo la refinación del petróleo que permite el empleo a muy pocas personas. El resto vive del gobierno: policías, maestros, funcionarios de la adminsitración pública en todos los niveles; y los otros, los que no están empleados, sobreviven con las becas que pueden obtener y de los beneficios de las misiones. La vida es cara. Un huevo de gallina cuesta 1,5 bolívares. La cesta alimenticia cada vez se aleja más de los hogares pobres y las esperanzas se pierden.
Fotos: Diario La Mañana, de Coro, estado Falcón