#opinión: El liderazgo de Capriles. Por: Juan Páez Avila.

Henrique Capriles Radonski reconoció gallardamente la derrota electoral el pasado 7 de octubre y la asumió como algo personal, para luego afirmar y dejar claro que el pueblo venezolano no había sido el derrotado, lo cual no sólo enaltece su rol ejemplar que jugó en una excepcional campaña que lo convierte en un líder preparado para ganar y perder según las circunstancias y resultados, sino que también refleja su madurez política.
Después de recorrer más de 300 pueblos, pequeños, medianos y grandes, vinculándose con sectores populares como muy pocas veces se había hecho en la historia política contemporánea, superó en más de 2 millones de votos los obtenidos por Manuel Rosales en 2006 y se acercó a la votación de Hugo Chávez, quien utilizó todo el peso del Estado para enfrentarlo, aproximadamente a un millón quinientos mil votos, lo que políticamente es una victoria de Capriles en el proceso de lucha por derrotar al Comandante Presidente.
Si bien es cierto que todos los demócratas que apoyamos la Alternativa Democrática esperábamos ganar las elecciones el 7 de octubre, Hugo Chávez mantiene el poder después de superar a Capriles por la cantidad señalada, pero no hay duda de que después de 14 años de gobierno ha venido experimentando un descenso en la votación con relación a los primeros resultados que superaban el 64 por ciento. La oposición continúa pagando errores de otros tiempos, que en política no se superan con deseos ni esperanzas, por lo que es necesario seguir luchando en la dirección correcta de ganarle terreno en la vía electoral al Comandante Hugo Chávez, quien no ha tenido escrúpulos para utilizar todos los Poderes públicos, el aparato administrativo y grupos armados para preservar el poder.
Henrique Capriles realizó una hazaña política propia de los grandes combatientes por la democracia, y si bien no obtuvo la victoria electoral que muchos esperábamos, cohesionó a la oposición en un alto porcentaje y abrió un camino, que debe ser consolidado con la victoria de varios gobernadores, que el 16 de diciembre acudirán a las urnas, contra candidatos impuestos a dedo por Hugo Chávez, en algunos casos contra la voluntad de la militancia del PSUV, después de una breve campaña coordinada a escala nacional por Antonio Ledezma, uno de los artífices, al lado de Ramón Guillermo Aveledo, de la conformación y preservación de la Mesa0 de la Unidad Nacional.
Capriles ha emergido también como un líder de las nuevas generaciones que históricamente están llamados a contribuir con el cambio hacia la democracia que Hugo Chávez ha confiscado mediante la imposición de una autocracia personalista, e incluso dirigir en la primera fila los destinos de Venezuela.
En nuestro país existe una experiencia de décadas de gobiernos democráticos, que creó cierto grado de conciencia civilista, que ha permitido a los venezolanos resistir los embates del militarismo chavista. Si bien una minoría de personas llamadas a luchar por la democracia, se han manifestado pesimistas a un extremo de plantear el abandono del país, una mayoría se prepara para construir un movimiento democrático, que por fortuna tiene un puntal importante en la Mesa de la Unidad Democrática (MUD), para nuevas jornadas por la libertad.
Para estas grandes tareas hay que recuperar a los Partidos Políticos y consolidar las organizaciones no gubernamentales, crear una clara conciencia en los ciudadanos acerca de que muchas naciones han atravesado situaciones y crisis muy difíciles de superar, y lo han alcanzado mediante la organización, la lucha y la flexibilidad para incorporar cada día a la lucha, a miles o millones de hombres y mujeres al combate por una sociedad civilizada.
En Venezuela, además de la generación emergente, existen todavía hombres y mujeres activos en las luchas sociales y políticas con la experiencia de años de participación exitosa y honesta en la vida política de la nación, cuyos esfuerzos deben combinarse, como lo demuestra la Mesa de la Unidad Democrática, para derrotar en el futuro la autocracia y el militarismo que trata de extender por los siglos Hugo Chávez.