#opinión: Un metro para Las Sábilas. Por: Claudio Beuvrin

La ciudad como tema
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Desde hace mucho tiempo los arquitectos y urbanistas se han preocupado por diseñar de manera tal que sus obras contribuyan a estimular conductas civilizadas en la gente. Durante los 70 Oscar Newman, un arquitecto norteamericano, desarrolló el concepto de “espacio defendible”, investigando las razones por las cuales un gran conjunto de viviendas de interés social, aparentemente muy bien diseñadas y construidas, fueron vandalizadas por sus ocupantes a tal grado que a los 20 años de construidas hubo que demolerlas. Newman encontró que mucho se debía a las características del diseño.
Hay muchas pruebas que demuestran que las personas actúan según el ambiente donde están. Una de ellas se realiza en un restaurant que sirve exactamente la misma comida común y mediocre pero en ambientes muy distintos. En uno el ambiente luce descuidado, los camareros son desatentos, el vino de una marca barata es servido en vasos plásticos y el menú es presentado con sus nombres corrientes. En el segundo caso, la misma comida mediocre tiene nombres en francés, los mesoneros y el ambiente lucen impecables, los vasos son de cristal y el mismo vino barato fue trasvasado a una botella de marca reconocida. Al ser interrogados acerca de la comida los clientes del restauran desaliñado dijeron que estaba cruda, que el vino era de baja calidad, que era excesivo el precio de 10 dólares y que no volverían ni lo recomendarían. En cambio, los del otro escenario manifestaron estar altamente satisfechos con la calidad del vino y de la comida, pagaron gustosos los 40 dolares que les cobraron y declararon que volverían y recomendarían el lugar.
Los venezolanos conocimos el “efecto Metro” según el cual la misma gente que en la calle se comportaba de la peor manera posible, al entrar en el metro se transformaba en excelentes ciudadanos, respetando las normas y la limpieza de esos espacios. Eso lo atribuían a que el Metro, en sus primeros años, era mantenido de un modo impecable y la gente reaccionaba positivamente a este hecho. Luego el desgobierno chavista dejó deteriorar el metro y las costumbres de arriba se instalaron abajo.
Desde hace unos años en Medellín, una ciudad famosa por su violencia, ha venido ocurriendo una baja importante en las tasas de criminalidad. Esto se logró por un cambio en las políticas de combate al delito: sin abandonar la necesaria represión policial, se mejoraron los barrios más violentos con obras sociales diseñadas por arquitectos de mucho prestigio. Se construyeron metrocables y senderos peatonales integrando los barrios con el resto de la ciudad, facilitando el acceso a los lugares de trabajo. Se instalaron centros de salud, escuelas, bibliotecas, espacios para la cultura y el aprendizaje para el trabajo y las veredas fueron ampliadas para convertirlas en pequeñas plazas donde la gente podía reunirse. Esto se hizo en los barrios más peligrosos, reduciéndose el índice de criminalidad a menos de la mitad. Aun es alto, pero la medicina resultó ser buena y la razón principal es que le quita al habitante de los barrios el estigma de la marginalidad y de vivir en ambientes desagradables, alimentando su visión de estar condenado y sin otra esperanza que recurrir a actividades ilegales para subsistir. Al aumentar su autoestima, se sentirá en confianza consigo mismo para emprender acciones que le lleven a un mejor nivel de vida y a buscar opciones reales de trabajo productivo. Todo esto vino acompañado de programas de mejoras de las viviendas con la colaboración de los propios vecinos. Muchos ranchos fueron convertidos en viviendas dignas y relativamente pocos habitantes fueron reubicados, evitándose así la ruptura de las relaciones sociales que hacen muy intensa la vida social en el barrio.
Este es el efecto metro aplicado a la escala de los barrios, una formula que bien vale la pena intentar en los barrios mas violentos de nuestras ciudades. Pongo por ejemplo el caso de Las Sábilas, un barrio donde la gente no tiene muchas razones para sentirse orgullosa dado el nivel de delincuencia y de deterioro físico aunado a la carencia de servicios y oportunidades de estudio.
Son muchas las tareas a realizar, algunas de ellas muy básicas: dotarlos de agua permanente, cloacas, asfaltado, alumbrado público, escuelas y bibliotecas, centros de salud, canchas con entrenadores deportivos, centros comunales, muchos talleres de formación para el trabajo, áreas verdes y plazas además de mejorar las casas mal construidas. Es aplicar en Las Sábilas el efecto metro.
Pero es de recalcar que este concepto de urbanismo social solo pudo desarrollarse a partir del momento en que la alcaldía comenzó a ser dirigida por gente genuinamente preocupada y que sabía lo que había que hacer.