La población de San Miguel, municipio Jiménez, cuenta con dos vías principales de acceso, pero ninguna es garantía de que en cualquier momento no la deje incomunicada.
Desde la vía a Quíbor está la principal, pero en varios sitios existen serias fallas de borde que, a pesar de que comenzaron a formarse hace años, no han recibido la correspondiente atención por parte de los organismos a los cuales corresponde, el hoy llamado Ministerio de Tránsito Terrestre o Invilara.
Al menos cuatro gigantescos hundimientos de la capa de rodamiento existen entre San Miguel y la intercomunal El Rodeo-Quíbor, problema que observan con preocupación quienes son usuarios frecuentes de la vía, en especial los del transporte colectivo.
“Estos huecos están más grandes cada día y uno tiene que pasar con cuatro ojos porque el asfalto sigue derrumbándose y abajo lo que queda es un precipicio bien hondo”, manifestó José Miguel Pernía, conductor de un camión.
Un vecino del poblado dijo que ya han planteado el caso al ministerio y en la gobernación pero no hacen nada.
“Deben estar esperando que se termine de caer la carretera para después venir, pero aquí sí no es posible abrir pasos alternos porque donde se ha hundido la carretera lo que hay son hondonadas”, expresó el conductor.
En algunos sitios puede observarse que la capa de rodamiento se encuentra prácticamente en el aire, lo cual incrementa el temor de que se termine de caer en cualquier momento, incluso cuando vaya pasando un vehículo pesado.
Pero los hundimientos de la calzada no sólo existen entre San Miguel y la intercomunal hacia Quíbor sino también en la que les comunica con Buena Vista.
Juan Alexis Pérez lo ha denunciado varias veces a EL IMPULSO cuando ha pedido su acondicionamiento.
Agradeció la limpieza del paso por la quebrada a la salida de Buena Vista, por donde ya no se podía pasar por la gran cantidad de rocas que cubría la batea allí existente.
“Pero no han hecho caso a nuestras denuncias del paso por el sector Garcijas, que sigue desprendiéndose en plena curva y si no lo atienden a tiempo llegará el momento en que se caerá todo y no tendremos por dónde pasar”, expresó Pérez.
Insistió en la necesidad de que el ministerio de Tránsito Terrestre o Invilara se encarguen de la recuperación de ese tramo vial, en este caso en Garcijas, donde sólo queda un canal para el paso de los vehículos, muchos de ellos con cargas de productos del campo que siguen haciendo ceder la capa de concreto.
“Estas son vías por las que salen toneladas de alimentos hacia los centros de distribución o consumo y por lo tanto deben estar en perfecto estado para el desplazamiento de los camiones pues mientras más malas estén las carreteras más altos son los fletes que cobran transportistas a los agricultores”.
Fotos: Luis Salazar