#opinión: El tiempo. por: Carlos Mujica

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Lectura
El tiempo actúa con libre inocencia; tratase de ese tiempo que no conoce el ser, que es, y que, por eso, no sabe que está inmerso en sí mismo. Es decir: porque estando y siendo tiempo, nosotros también somos tiempo y vamos con él. Hay, pues, en esta relación ser-tiempo una desconocida inocencia; somos inocentes porque el tiempo en su ignorado comportamiento es tan inocente como el que lo padece.
Como artesano el hombre, entonces, domeña metales, crea volantes con delicados engranajes, regula minuciosamente la precisión de sus movimientos, en honor al dios Cronos todos esos mecanismos los hace funcionar sincronizadamente. Sobre una esfera y actualmente sobre un rectángulo o cuadrado dividido en doce partes iguales numeradas, tres agujas se eternizan moviéndose cada una a velocidades apropiadas y diferentes. El tiempo natural parece no contar desde esta invención conocida como reloj. Este tiempo que no es el natural, ahora, es un instrumento mecánico, en el reloj. La inocencia del tiempo y la inocencia del hombre han desaparecido. El tiempo, porque ya no es él; ya no cuenta como fenómeno natural. Y en el hombre porque desde la aparición del reloj, el tiempo se ha convertido para la humanidad en un instrumento de enajenación, de dependencia.
Sin ahondar en el porqué, el tiempo es ahora un campo de energía que sin hacer mucha consciencia nos empuja. Es una cualidad que se ha desarrollado en nosotros y que somos nosotros los que la operamos. Anclado mediante una abrazadera a la muñeca, el reloj no nos desampara. La paz interior se ha deteriorado de tal manera que ya se ha convertido para nosotros una desconocida. Y si se presentara nuevamente, tal vez, no podríamos identificarla.
Su campo de energía inercial nos empuja cada vez que salimos de la casa para el trabajo. Cada vez que se piensa en la tarjeta que nos controla la hora de llegada al trabajo. Y nos empuja, también, cada vez que, a la hora del receso, al mediodía, salimos a almorzar a la casa o a cualquier tarantín. La vista tributaria de la angustia debe observar a cada rato el tiempo del reloj. Si va al médico, al cine, al encuentre con otro, a ver a la novia…El tiempo cronométrico es tan cruel que siempre funciona como una eterna resta, aunque aparente que suma. El orden de los sumandos si altera la suma total.
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