Los vecinos de una serie de barriadas ubicadas en las inmediaciones de la vía Pavia-Bobare se cansaron de esperar callados la acción policial o de la Guardia Nacional contra los malandros que los tienen aterrorizados y decidieron este lunes salir a exigir públicamente medidas urgentes que les permitan vivir en paz.
Muy temprano colocaron obstáculos en la carretera, en el sector El Obispo, y con pancartas pidieron la presencia de algún funcionario de alto nivel a quien plantearle el grave problema que confrontan.
Allí estaban mujeres y hombres de comunidades como Santa Eduvigis, Agua Viva, Valles del Sol, Vallecito, Simón Bolívar, Los Girasoles, Altos del Valle, La Rosaleda y Pavia, entre otros.
Todos eran líderes de la protesta pues nadie quería asumir protagonismo por temor a los delincuentes que se han enquistado en algunas de esas barriadas.
“Estamos desesperados porque a diario nos roban al menos dos carros o se meten en nuestras casas para llevarse lo poco que tenemos de valor, pero este fin de semana fue peor porque hasta estuvieron a punto de raptar a una mujer con muy malas intenciones”, dijo uno de los participantes quien exigió no tomarle fotos.
“Esto no se aguanta y cada día es más grave porque parece que vienen de otras partes a cometer sus tropelías aprovechando que por aquí no pasa ningún policía y ningún guardia nacional”, manifestó una mujer.
En algunas pancartas también exponían la situación, además de exigir la presencia de la directora de la Policía, comisario general Marisol De Gouveia, aunque le informaron que no se encontraba en Barquisimeto.
Desde la comandancia les prometieron que iría otro funcionario de alto rango, pero el grupo se mantenía firme en su protesta, dispuesto a hacerla indefinida hasta tanto llegara alguien que les garantizara la toma de medidas para lograr algo de seguridad.
Conforme transcurrían las horas de la mañana las colas de vehículos se hacían más extensas en ambos sentidos.
Viajeros que iban o venían de Bobare, Santa Inés, Aguada Grande, Siquisique, Moroturo o Churuguara permanecían impacientes, esperando la presencia de alguien que pusiera fin al cierre de la vía y de esa manera poder continuar a sus sitios de destino.
“Ellos tendrán sus razones para pedir seguridad a la policía o a la Guardia Nacional, pero nosotros somos los que siempre pagamos los platos rotos porque perdemos horas en estas trancas”, se le escuchó decir al chofer de uno de los colectivos “varados” en el lugar.
También se pudo escuchar entre algunos de los presentes que varios de los azotes de los barrios están plenamente identificados y sus nombres o apodos son conocidos en la comisaría policial de Pavia pero nunca les hacen nada, ni siquiera cuando se consignan denuncias concretas contra ellos, lo que para los afectados resulta sospechoso.
Cerca de las diez de la mañana llegó un oficial de la policía intentando mediante el diálogo disolver la manifestación, pero no pudo lograrlo pues insistían en hablar con la comandante Marisol De Gouveia pues consideraban que solamente ella podría garantizarles algo positivo.
“Lo único que queremos es que nos garanticen algo de seguridad, que podamos vivir más tranquilos porque ya nadie puede dormir tranquilo por el temor de que durante la noche se nos metan uno o más extraños al rancho y hasta maten a uno”, dijo otra mujer quien prefirió no decir su nombre en evidente señal de temor.
Fotos: Luis Salazar