El comportamiento del agua es difícil de predecir, pero se sabe que en la mayoría de los casos puede reclamar espacios o causar eventos que a la luz de los hombres se convierten en tragedia y que, por lo general, son motivados por la inexistencia de un manejo adecuado del recurso.
Un ejemplo de esta realidad lo da la situación del Lago de Valencia, dada por el aumento de la cota al sur de Maracay, y la probable provocación de anegaciones progresivas en una zona urbanizada que ya está siendo evacuada.
Los problemas del segundo lago en importancia de Venezuela son de vieja data y se han acelerado debido a la presión demográfica que consiste en el vertido de aguas servidas hacia sus aguas y a la actividad industrial que, por ende, se traducen en contaminación. En diversas ocasiones sus aguas se han desbordado hacia las comunidades aledañas, pero en esta oportunidad la inundación parece ser inminente e inevitable.
El ingeniero en Obras Hidráulicas, Carlos Eduardo Triana, explica al ser consultado sobre el caso que las fotos publicadas en los medios de comunicación del estado Carabobo dejan distintos elementos claros desde el punto de vista técnico. En primer lugar, “el muro o dique de contención trabaja bajo severas condiciones de flujos cruzados, de una parte lo atacan las aguas del lago y de otra las aguas del drenaje de los urbanismos”.
A ello se suma el hecho de que ya no tiene la compactación requerida para mantener las aguas represadas. “El recubrimiento de la cara expuesta del muro no tiene la impermeabilidad requerida para impedir el paso de las aguas por su cuerpo y el borde libre, que debe existir entre el espejo de agua y la creta del muro, debido al incremento de las aguas, no soporta el oleaje producido por el viento y por tanto es vulnerable a ser sobre pasado por las aguas en un amplio frente”.
Asegura que tales afirmaciones técnicas son la expresión de la ruta crítica que se está transitando en un problema al que se han dado largas, “es parte de una deuda social acumulada y cuya solución definitiva implica una obra de envergadura, y no meros paliativos dados por los muros de contención construidos muy cerca de los urbanismos”.
Sin embargo, opina que el problema no tiene solución y que el desbordamiento de sus aguas no tiene marcha atrás.
Cuenca cerrada
Triana recuerda que el Lago de Valencia es una cuenca cerrada, lo cual significa que no tiene salida de las aguas pluviales (no tiene drenaje), “sólo la evaporación resta aguas a los importantes aportes o caudales provenientes de la cordillera de la costa y la Fila La Cabrera, el Parque Nacional Henri Pittier por el norte, entre otros, el río Cura y el drenaje de las aguas de lluvia y servidas de Maracay, San Diego, Mariara, Yagua, el río Tocorón (por el este), Turmero, Taguayguay, Aragua y los drenajes urbanos de Palo Negro y Santa Cruz; por el sur con el río Yuman, Güigüe, y por el oeste los ríos La Cumaca y drenajes urbanos de Tacarigua, Los Guayos y El Roble”.
A la situación añade la explosión demográfica del sector industrial, queimplica el creciente incremento del volumen de agua para consumo humano, industrial y agrícola, que en forma de aguas servidas se incorpora al Lago de Valencia, y que además hacen que no sea apta para el consumo humano desde hace muchos años.
“Todo ello incide en el nivel de sus aguas, como se observa en el sur de Maracay y donde han sido construidos muros frente a los amplios asentamientos urbanos… sin contar las consecuencias de otro orden, dadas por la situación sanitaria del cuerpo de agua y el traslado de este problema a las cuencas vecinas”.
Triana opina que el caso del lago es uno más de los muchos problemas de infraestructuras que existen en el país, originados por un desfase en la solución oportuna a las crisis regionales y nacionales. Enumeró, en este sentido, la falta de mantenimiento a los embalses de agua para consumo humano, entre ellos la represa Dos Cerritos, la vialidad, los puentes, el sistema eléctrico, la falta de inversión en la infraestructura básica, entre otros.
“Hemos llegado a puntos sin retorno, pese a las advertencias calificadas… lo cual parece tan injusto y desproporcionado para las presentes y futuras generaciones de venezolanos”.
Reservorio descuidado
El Lago de Valencia es el fenómeno hidrográfico más importante del centro del país y el cuerpo de agua dulce sin desagüe al mar más grande de Venezuela. Se encuentra emplazado en una fosa tectónica conocida como Graben de Valencia que se encuentra entre la cordillera de la Costa y la serranía del Interior.
En general, la cuenca del Lago de Valencia es también conocida popularmente como los “Valles de Aragua”. En la actualidad el lago tiene una extensión de 344 kilómetros cuadrados y es el centro de las noticias debido a la anegación de sus aguas.
En sus orillas se levantan dos de las principales ciudades del país como son: Valencia y Maracay y otros centros urbanos importantes como los son Mariara, San Joaquín, Güigüe, Guacara y Palo Negro.
Este importante reservorio de agua, originalmente los aborígenes lo llamaban “Tacarigua”, nombre con el cual se asignaba el árbol tambor o falso; abundante en sus alrededores.
Geológicamente, el lago es bastante joven, aproximadamente de una edad pre-Pleistocena o Pleistoceno medio y su origen se debe a un hundimiento de bloques de la corteza terrestre. A lo largo de su historia el nivel de sus aguas ha fluctuado significativamente. La desaparición del lago de Valencia, al igual que la de todos los lagos del mundo, es un hecho geológico que forma parte de la historia en determinado momento, pero el proceso debió ser casi imperceptible, lo grave fue que el propio hombre lo aceleró durante el Siglo XIX y gran parte del Siglo XX. La disminución de sus aguas en aquellos años se debió a múltiples causas entre ellas la evaporación excesiva por las altas temperaturas locales y la deforestación.
En la década de los 70’, el lago resistió prolongados períodos de sequías. Pero antes de sufrir todos sus problemas, vertía el exceso de sus aguas de la época de lluvias a la cuenca del río Orinoco a través de un río emisario que hoy en día es el río Paíto, afluente del río Pao que a su vez, es un afluente del Orinoco.
El problema del aumento del nivel del lago es su problema actual que dejó atrás la posibilidad de una sequía. Según otros especialistas se debe al transvase de las aguas de la cuenca del Orinoco (embalses de Pao Cachinche y Pao La Balsa, en el río Pao) que se hace hacia la cuenca endorreica (cerrada) del lago de Valencia, sin haber hecho los canales de drenaje para las aguas sobrantes con el fin de sacarlas de la cuenca antes de que lleguen a un nivel inferior al de salida de la cuenca por gravedad, por el antiguo curso del río Cabriales.
En este sentido, la cantidad de tóxicos que se han venido vertiendo en el lago, han imposibilitado el uso de este importante cuerpo de agua para el consumo humano, recreacional o para el consumo agropecuario; y es frecuente ver informaciones sobre los efectos ecológicos que genera la fuerte contaminación de que ha sido objeto el Lago de Valencia, mas es poco lo que se hace para llevar a cabo su proceso de saneamiento.
Fotos: Cortesía/Diario El Carabobeño