Sin reposo tras la reelección presidencial de Hugo Chávez el domingo 7, Venezuela volvió a sumergirse en una nueva campaña con miras a las elecciones del 16 de diciembre para gobernadores de sus 23 estados.
Chávez barajó rápidamente las piezas de su entorno, y junto a la cúpula de su Partido Socialista Unido de Venezuela (PSUV) designó a los 23 candidatos, incluido el hasta ahora vicepresidente, Elías Jaua, como aspirante a conducir el central y poblado estado de Miranda. A la vez, fueron desplazados de esta competencia varios gobernadores con baja popularidad.
La vicepresidencia de Venezuela, cargo designado directamente, recayó en Nicolás Maduro, hasta ahora canciller y percibido por analistas como uno de los dirigentes más cercanos a Chávez.
Maduro “quizá no sea el hombre más formado, pero representa la lealtad al camino del socialismo del siglo XXI que propone el presidente, es un firme aliado de Cuba y es cabeza visible en el sector civil del poder”, dijo a IPS el profesor de posgrado de ciencias políticas Gabriel Reyes, de la Universidad Simón Bolívar.
La mención a Cuba es apuntada por la proclamada relación maestro- discípulo entre el histórico líder Fidel Castro y Chávez, y la firme alianza política, económica y de asistencia social y cooperación militar entre esa isla caribeña y Venezuela.
El sector militar, encabezado por el presidente de la unicameral Asamblea Nacional legislativa, Diosdado Cabello, quien en su calidad de teniente activo acompañó a Chávez en la sublevación de 1992 y cuyos compañeros de promoción ya dirigen como generales la mayoría de las guarniciones, se mantiene como contrapoder del entorno civil.
Cabello era el más mencionado para gobernador del oriental estado de Monagas, “pero el presidente aplicó un viejo principio político y mantuvo a ese otro hombre poderoso en un puesto de poder, y así, al contraponerse a Maduro y a los civiles, entre ambos se anulan”, opinó Reyes, quien también fue militar.
En tanto, desde la opositora coalición Mesa de Unidad Democrática (MUD), el candidato vencido en los comicios presidenciales, Henrique Capriles, se presenta otra vez como aspirante a la gobernación de Miranda, donde ha hecho su carrera política.
Desde ese distrito, que abarca el este de Caracas y reproduce el paisaje social de buena parte del país, disputará una vez más el duelo político con el chavismo.
En los otros estados, la oposición presentará a la reelección a los siete gobernadores de sus filas y en el resto a aspirantes escogidos en primarias abiertas.
El PSUV apuesta por reproducir el éxito del domingo 7, cuando Chávez obtuvo 8,1 millones de votos, que equivalen a 55 por ciento de los sufragantes, frente a los 6,5 millones recogidos por Capriles (44 por ciento).
De este modo, Chávez perdió solo en los estados de Táchira y Mérida, en el suroeste andino y fronterizo con Colombia, de vocación agrícola, comercial y universitaria.
La MUD confía en un buen resultado con base en el liderazgo y gestión de sus dirigentes que ya son gobernadores, así como en el descontento que han manifestado grupos seguidores del presidente con la gestión local o liderazgos impuestos.
Chávez ya dispuso una nueva medida en su política de distribución directa de la renta petrolera hacia los sectores pobres, y anunció que lanzará “micromisiones” para atender necesidades específicas de comunidades locales.
Las llamadas misiones, que abarcan las áreas de educación, alimentación, salud, vivienda y asignaciones directas de dinero a familias pobres, son programas nacionales implementados por fuera de la estructura tradicional del Estado. Estas iniciativas cimentaron desde 2003 el éxito político y electoral de Chávez.
Varios de los actuales ministros y líderes parlamentarios, como el joven titular de Interior, Tareck El Aissami, y el veterano izquierdista Aristóbulo Istúriz, reemplazarán a gobernadores que ya lucen sin fuelle en estados electoralmente importantes, aunque los designados no son residentes y ni siquiera votan en esas reparticiones.
“Somos revolucionarios, y vamos donde nuestro comandante nos diga, ni (siquiera) preguntamos”, dijo Cabello al anunciar la lista de los escogidos “por cooptación”. “Vamos a ganar para profundizar la revolución”, sentenció.
Esa selección y la posible recomposición del mapa político — gobernadores de oposición, aunque con facultades y recursos muy disminuidos, dirigen estados urbanizados y poblados– convierten a las elecciones regionales de diciembre en una nueva encarnizada disputa entre el chavismo mayoritario y la oposición que lo acecha.
Capriles, visto por analistas como el líder al fin hallado por la oposición para desplazar a Chávez, se debatió durante varios días entre presentarse o no como candidato a la reelección por Miranda.
“Seguiré trabajando por Miranda y también recorriendo el país en mi día semanal de descanso para mantener vivo el camino que abrimos a nuestro pueblo”, dijo Capriles al inscribir este jueves 11 su nueva candidatura.
Reyes opinó: “Su situación no es cómoda y quizá escogió lo mejor para su carrera política, porque necesita un triunfo después de recibir una derrota, pero dudo que pueda cumplir a cabalidad los dos papeles, de gobernador y líder nacional”.
En cambio, Ángel Álvarez, politólogo y profesor en la Universidad Central, dijo a IPS que, “si Capriles no permanece en algún cargo público, puede perder su estatus de líder nacional, ganado precisamente como abanderado de la descentralización del poder”.
“No creo que su liderazgo nacional se desinfle, porque se ha consolidado con una carrera ascendente: primero fue diputado, después alcalde, luego gobernador y después un candidato presidencial que generó entusiasmo en multitudes”, dijo Álvarez.
Mientras los comandos de campaña se reorganizan, portavoces de firmas encuestadoras comienzan a conceder oportunidades a la oposición, a partir de un “voto cruzado” de electores que respaldan al presidente, pero no a los gobernadores del PSUV.
Las encuestas, por cierto, fueron muy vapuleadas por analistas y medios de comunicación privados cuando concedían una clara ventaja a Chávez en la mayoría de sus estudios previos al día 7, pero al final acertaron con el resultado.
Mientas, sobre la política venezolana se ciernen las dudas sobre el estado de salud de Chávez, quien acaba de ganar un nuevo mandato sexenal que finaliza en 2019. No ha sido divulgado parte médico alguno acerca de su recuperación tras meses de operaciones y tratamiento luego de que en junio de 2011 se le detectó cáncer en un lugar de su abdomen cuya ubicación y características precisas jamás aceptó revelar.