#opinión: Por la puerta del sol por: Amanda N. de Victoria

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“La multitud obedece más a la necesidad que a la razón y a los castigos más que al honor” (Aristóteles)
La necesidad de los pueblos ha sido siempre la mejor oportunidad de los políticos para disfrutar de los jugosos beneficios que otorga el poder.
Con migajas compran la pobreza, incluso la flojera de quien prefiere una limosna y no un trabajo. Al gobernante le conviene que los pobres se conformen con lo poco que les da para que sigan contentos con sus miserias, teniéndolos como incondicionales de su parte. Para esto tienen que humillarse y obedecer ciegamente.
Al pobre le cuesta aprender y asimilar la indiferencia de sus gobernantes; por tanto seguirán siendo una población inerte, ociosa, mendigante y sometida; han perdido el camino de sus sueños y hasta el de su propia libertad. Olvidan los gobernantes que las riquezas de la nación son de todos y deben ser repartidas con equidad, teniendo como norte las prioridades de todos los ciudadanos.
La necesidad surge como un componente siempre presente en el ser humano al que siempre le está faltando algo para sobrevivir. Pobres y viejos han sido olvidados por varios gobiernos. Al actual le es más fácil dar limosnas que asegurar vivienda, trabajo, servicios hospitalarios eficientes, educación de calidad, seguridad personal etc.
Las pocas ayudas llevan a que se cree un vínculo de agradecimiento y de afecto de los más necesitados hacia el gobernante de turno. Las miserias que reciben, antes no las recibían y ahora no las quieren perder. Quien manda sabe ganarse astutamente el afecto de sus gobernados ignorantes y más pobres, al utilizar-como ellos- sus mismas maneras de expresión, sus ordinarieces y lenguaje pobre. Son fieles copiadores de cualquier mal ejemplo.
A lo ancho del mundo y de la historia vemos que son los más pobres los que tienen que sobrevivir con las sobras; y lo peor es que estos constituyen la mayoría del mundo. De allí que nunca se termine la violencia ni la delincuencia.
Los gobiernos están para que los pueblos les exijan solucionar sus problemas, tomarlos en cuenta y respetarlos.
Estas personas, debido a sus necesidades se acostumbran a sentir, ver y pensar como quiere el gobernante; le obedecen ciegamente, se acostumbraron a ser mandados. Transcurren los años y ¿qué pasa? Que mueren en su miseria igual, o peor que antes y sin dolientes. Sus sometimientos y sus errores para nada han cambiado el estándar de vida de aquellos de ayer ni ha cambiado el de los de ahora.
Esta gran preocupación de Bolívar de obediencias y sometimientos, es lo que provocó justo el día que se instalaba el Congreso de Angostura su inolvidable expresión: “La continuación de la autoridad en un mismo individuo frecuentemente ha sido en fin de los gobiernos democráticos. Las repetidas elecciones son esenciales en los sistemas populares porque nada es tan peligroso como dejar permanecer largo tiempo en un mismo ciudadano el poder. El pueblo se acostumbra a obedecerle y él se acostumbra a mandarlo, de donde se origina la usurpación y la tiranía”
Ante la necesidad de seguir buscando un futuro y una mejora para su vida, vuelve la esperanza a renacer en el pobre pueblo, que está dispuesto ante las nuevas elecciones a votar por gobernantes de la oposición que saben que les va a cumplir , dándoles la oportunidad de multiplicar las lochas que reciben.
Para estas elecciones ya no va a ser prioritario el agradecimiento ni el efectismo, más bien hay en muchos casos desafecto y antipatías en contra de determinados candidatos impuestos a dedo, y el pueblo que no es tonto, que tiene su malicia indígena, sabe que del gran cacique seguirá obteniendo las migajas de siempre, pero como necesita más medios de supervivencia, ve la oportunidad de lograr mejorar un poco su vida.
La oposición tiene en sus manos cómo ganar una buena parte de ese 54%, atraerlos a las urnas y no solo ofrecerles, sino cumplirles, haciéndoles ver a la vez que con ellos su vida puede cambiar sustancialmente.
Han pasado muchas cosas. En las presidenciales las mayorías, cansadas de tantas mentiras, de tanta indiferencia y ofensas se dejaron sentir. “Es hora de avanzar, el pueblo está claro que hay un camino” (H.Capriles)
Está escrito que los tiempos de Dios son perfectos y se cumplen. Dios no tiene prisa, es el poseedor del tiempo y del no tiempo…
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