La Costa, en el municipio Jiménez, es un caserío donde la mayoría de sus habitantes está dedicada a la artesanía con el barro como materia prima.
Del poblado salen las piezas de diferentes tipos, en especial animales, hacia los expendios en Tintorero, Quíbor, Barquisimeto u otras ciudades o poblaciones, no sólo del estado Lara sino de todo el país.
“De aquí se llevan mucha mercancía para otras partes, para Caracas, Valencia, Maracay, Maracaibo y otras ciudades”, dice orgullosamente Jazmín, una jovencita que, pese a su juventud, ya conoce todo lo relativo a la artesanía a base de barro.
Confirma que se trata de un oficio de familia y en el caso de su taller, allí participan todos, lógicamente con los adultos en el trabajo más duro como sería el amasar el barro para luego elaborar las figuras para lo que se cuenta con moldes de diferentes tipos, en su mayoría de animales.
Pero ver a los niños dedicados a darle color a esas figuras es constatar que para ellos no significa un trabajo sino una diversión por lo que cada uno se esmera en hacerlo mejor.
O sea que la familia Peralta Sequera constituye una tradición artesanal que está destinada a seguir a otras generaciones y de esa manera constribuir con la fama que el municipio Jiménez ha conquistado como territorio artesano de Venezuela.
Pero en La Costa no sólo la familia Peralta Sequera está dedicada a ese arte sino muchas más que dependen de ello como profesión.
“Lo que necesitamos es un poco de ayuda porque nosotros tenemos que comprar el barro necesario para hacer los trabajos y a veces tenemos que pagarlo un poco caro y así las ganancias no son lo que podíamos esperar”, manifestó otro alfarero que prefirió mantenerse en el anonimato.
En la población existen talleres en todas partes, aunque de recibir colaboración oficial podrían estar mejor organizados técnicamente y de esa forma incrementar sus producciones para continuar dando renombre al municipio Jiménez como principal territorio artesano de Venezuela.
En La Costa, prácticamente, la mayor parte de las ventas se realizan al mayor, hacia comercios en otras poblaciones o ciudades, aunque algunos han dejado ver la posibilidad de que algún día la alcaldía de Jiménez o la gobernación, a través de Cortulara, les construya un mercado para que los turistas lleguen hasta el caserío y puedan adquirir las piezas directamente de los artesanos, “calienticos”, como podría decirse popularmente.
La idea ha estado circulando desde hace algún tiempo pero hasta ahora no se ha concretado nada.
Fotos: Luis Salazar