Mensualmente los obreros del Instituto Autónomo de Servicios Públicos del municipio Palavecino (Iaspmupal) se ven afectados con los retrasos de hasta ocho días en el pago del bono de alimentación (ticket), lo cual les perjudica tanto a ellos como al núcleo familiar.
Por ese motivo y otras reivindicaciones contractuales, más de 120 trabajadores se congregaron en el estacionamiento del instituto, ubicado en la Hacienda Tarabana, para exigir al alcalde Richard Coroba, “atienda lo que se ha convertido en una súplica, por cuanto el presidente del instituto sólo sabe de maltratos a la hora de exigirles nuestros derechos como trabajadores”, refirió un obrero que preferimos resguardar su identidad para evitar retaliaciones, toda vez comentaron que luego de la última reunión sostenida en reclamo de derechos laborales: “Todos los obreros contratados de la cooperativa de barrido, fueron despedidos”.
Ollas boca abajo
En tal sentido, Eliecer Véliz, secretario de reclamo del Sindicato de Empleados de Iaspmupal, declaró que han sido reiterativos los retrasos de la empresa con respecto al pago de los ticket de alimentación.
-Tenemos más de un año con la misma situación, con retrasos de entre cinco a ocho días, lo cual nos afecta por cuanto no ganamos un sueldo digno. Tenemos las ollas en casa bocabajo, expresó entre gritos y aplausos de sus compañeros congregados en señal de apoyo y aceptación.
Dijo que el grupo de obreros introdujo un pliego de peticiones en el despacho del alcalde, demandando una serie de reivindicaciones, tales como atención médica en caso de accidentes, pues son frecuentes y tanto la alcaldía como el instituto, no se hacen responsables.
Sin recursos como respuesta
Rigoberto Pineda, secretario del Tribunal Disciplinario del sindicato, comunicó que otra de las peticiones, la cual está debidamente estipulada en la nueva Ley Orgánica del Trabajo, son los adelantos de prestaciones sociales, artículo negado con el alegato de falta de recursos. El Seguro de Hospitalización y Cirugía, más útiles escolares, sería otra de las peticiones, de quienes desempeñan uno de los trabajos más peligrosos del mundo.
Fotos: Luis Alberto Perozo Padua