#opinión: Dictamen – Mis conclusiones por: José Ignacio Guédez

En primer lugar debo dar las gracias a todos los que participaron y trabajaron en el proceso del domingo. Tenemos que reconocer que, más allá del abuso, el ventajismo y el secuestro institucional y financiero del partido de gobierno sobre la estructura del Estado; ganó Chávez las elecciones. No hubo fraude electrónico y los resultados coinciden con la actas y auditorias realizadas. Esta verdad hay que asumirla porque mientras más tardemos en comprenderla más vamos a tardar en cambiarla. Analizando a detalle lo sucedido podemos desde ya concluir varias cosas, que espero sirvan para responder algunas de las interrogantes que con todo derecho y pertinencia muchos tienen.
1.- En Venezuela parecen coexistir dos países distintos, dos realidades demográficas ajenas, dos sectores equitativos con visiones antagónicas. El centro y la periferia, lo urbano y lo rural, o la ciudad y el campo. Lo cierto es que la fortaleza del “chavismo” radica en los sectores apartados, en el interior de los estados del país; mientras que en las capitales es mayoritario ya el deseo de cambio. Para poner de ejemplo a Lara, aquí ganamos (Capriles) en todo el área metropolitana, o sea en los municipios Iribarren y Palavecinos, mientras que en el resto de los municipios ganó Chávez. Y aún dentro de esos municipios del interior se aplica la misma tendencia del centro y la periferia. El caso es que el chavismo es más fuerte en la medida en que sea más apartado el centro de votación. No se trata ya de los pobres, sino de la Venezuela rural donde el Estado sigue siendo omnipresente y genera dependencia casi absoluta en la vida de la población. En este contexto la hegemonía comunicacional que hoy tiene el gobierno resulta aún más perversa, ya que se trata de zonas donde los ciudadanos no tienen casi acceso a medios independientes y son blanco permanente de la propaganda oficial. Esto sumado a la ilegal estrategia de las “gobernaciones paralelas” para canalizar los recursos del Estado a través de los jefes del PSUV y no a través de las gobernaciones como sucede desde hace varios años en Zulia y ahora en Lara, conforman las causas más objetivas, concretas y reales de la brecha que aún persiste.
2.- El electorado es más sofisticado de lo que muchos imaginan y saben diferenciar su voto según se trate el caso. Un sector de la población vota distinto según sean elecciones presidenciales, parlamentarias, regionales o reformas. De ahí que la tendencia no ha sido lineal en los últimos seis años y que hayamos sido mayoría en procesos anteriores no presidenciales. Por lo tanto se tiene que comparar esta elección con su similar anterior en 2006. En este contexto debemos decir que la oposición aumentó su votación en un 50% mientras que Chávez la mantuvo casi igual. Por cada voto que Chávez aumentó de 2006 para acá, la oposición aumentó 3, lo que significa una tasa de crecimiento tres veces mayor a la oficialista. Chávez nunca había bajado la barrera del sesenta por ciento y nunca había perdido una elección por tan solo diez puntos de ventaja. Igualmente la oposición nunca antes había llegado tan cerca en una elección presidencial con 45% de la votación. Esto es lo que Chávez quiere ocultar y es la razón por la cual no celebran y actúan como perdedores. Un 55% sirve para seguir mandando pero no es suficiente para convocar a una lucha de clases o imponer un modelo absolutista. Ese porcentaje no le luce a Chávez ni dentro ni fuera del país, simplemente no le satisface. Por lo tanto debemos asumir esa otra mitad del país y consolidarla para seguir creciendo, sin distraernos en agendas irresponsables que solo favorecen al gobierno que hará todo para desarticularnos y aplastarnos. Ese 45% es un muro de contención contra la dictadura, no lo despreciemos ni lo perdamos. El voto es la única arma que tenemos y gracias a él hemos resistido catorce años y recuperado espacios. Hay que seguir luchando. Basta ver a Chávez para darse cuenta que está a la defensiva, que se siente derrotado, que está molesto; porque sabe que retrocedió. Ahora vienen las regionales y municipales, en las que estamos obligados a convertir ese 45% en varias gobernaciones y alcaldías. No perdamos el país justo ahora cuando estamos avanzando.
3.- Si bien no ganamos las elecciones el domingo, ganamos un líder extraordinario que quedó consagrado con este proceso y que ha asumido el reto de seguir sin descanso su lucha. Capriles en la derrota asumió el compromiso de reconciliar esos dos países y ser el presidente de todos para resolver los problemas de todos. Ese mensaje, que desde ya contrasta con el discurso de odio y división de Chávez, ha dejado sembrada la duda en muchos que no se atrevieron a votar por él, quizá por falta de tiempo para ganarse su confianza, pero que ahora cuentan con una alternativa articulada que los seguirá convocando para la Venezuela del Progreso. La Unidad, ahora con un liderazgo concreto, está destinada a asumir las riendas del país. Es cuestión de tiempo. Asumamos el reto de comprender a esa otra mitad que todavía no está con nosotros pero que son nuestros hermanos. Es con ellos que seremos mayoría. Es a ellos a quienes tenemos que convencer. Los que ante la derrota reaccionaron insultando a los millones de venezolanos que con todo derecho votaron por el contrario, simplemente no han aprendido nada y sin saberlo le hacen campaña a Chávez. El cambio debe comenzar por nosotros mismos. Desahoguémonos contra el gobierno abusador y opresor, hagámosle oposición férrea a Chávez; pero respetemos al pueblo que piensa distinto. La unidad es nuestra mejor bandera.
La política no se acaba, estamos de pie y seguimos trabajando por un mejor futuro. El camino es quizá más largo de lo que creíamos, pero sigue siendo el camino. No te devuelvas que hemos avanzado mucho. Somos más de seis millones.
Caso cerrado, el dictamen final lo tiene usted.
Twitter: @chatoguedez