Es evidente la tristeza de casi más de seis y medio millón de venezolanos en estas navidades. Se impone dejar que los sentimientos fluyan para liberar las energías acumuladas. Es terapéutico como una manera de desahogarse y no reprimir todos los conflictos al punto de sentirse enfermo.
El solo hecho de expresar lo que sentimos y compartirlo con nuestros seres queridos, amigos y familiares alivia, pues nos ayuda a sentirnos apoyados y comprendidos para no afectar nuestra vida a nivel familiar, laboral y social.
Hemos vivido una nueva jornada electoral histórica, esta vez, nunca vista en Venezuela. La abstención fue mucho menor de la que todos los analistas habían supuesto.
Hugo Rafael Chávez Frías acaba de ganar por tercera vez consecutiva las elecciones y será Presidente hasta el 2019 con lo que completaría 20 años en el poder, dejando el corazón de esa casi mitad de venezolanos que depositamos la fe en un joven líder como una pasa, continuando lamentablemente el país dividido en dos grandes mitades.
Pero lo dramático no es la derrota. Ahora Venezuela cuenta no sólo con un gobierno que ganó, sino también con una importante oposición unida detrás de un liderazgo que no nos defraudó, que supo movilizar para la alternativa democrática más de seis millones de votos.
A mitad de año el mandatario anunció un cáncer del que nunca se volvió a saber. Duró un tiempo en silencio y cuando reapareció advirtió que estaba perdiendo su lucha contra la enfermedad, y que pasaba gran parte del tiempo bajo efecto de sedantes debido a los cada vez mayores dolores que padecía.
La prensa especuló que Chávez ya no estaba en condiciones de gobernar entrando en la fase final de su enfermedad, situación que imponía piedad por el hombre adolorido y responsabilidad ante la crisis del poder.
Si fue una trampa caímos. Chávez comenzó a dar lástima y muchos venezolanos se fueron por el dolor y no por la Patria, a pesar de que las encuestas daban cuenta de la pérdida de popularidad del mandatario.
Hace catorce años, en diciembre de 1998, una mayoría de venezolanos votó por quien creían un cambio definitivo hacia el sueño de siempre.
Ojalá y ahora, quienes lograron mantenerlo en Miraflores no hayan caído por inocentes, y por fin el Presidente cumpla una de sus tantas promesas luego de mensajes confusos: “No importa que el pueblo tenga hambre, que las calles no sirvan, que la delincuencia ataque, lo importante es la revolución”.
Pero al final de la campaña ha reconocido cometer muchos errores y que ahora en este nuevo mandato va a enmendarlos, será una persona distinta, y habrá una Venezuela para todos. Que pase un Ángel y diga amén.
En esta hora de tristeza, sólo nos resta expresar esa famosa frase deportiva: “Gloria al vencedor y honor al vencido”
Más allá de cualquier consideración sobre los aspectos propiamente electorales, para los cuales habrá tiempo de evaluar y analizar en profundidad, debemos felicitar al Presidente reelecto Hugo Chávez, le deseamos como compatriota éxito en el ejercicio de su cargo, así como también le hacemos un especial reconocimiento al ex candidato opositor Enrique Capriles Radonsky por su gran dignidad en la lucha librada. Al primero, le pedimos que administre su triunfo con humildad, al segundo que acepte con gallardía el veredicto legítimo del pueblo venezolano. Ambos tienen infinitas responsabilidades que cumplir frente al país; de allí que les sugerimos asumir su papel de líderes de la sociedad con gran visión futurista, con verdadera grandeza de espíritu y con estatura moral. Venezuela les exige a ambos demostrar su talante democrático.
Jesús se le apareció al Apóstol Pablo en un momento de suma dificultad: cuando todo se veía negro e incluso sus enemigos querían matarlo. Es verdad. Hay momentos en la vida en que necesitamos una intervención directa del Señor: un milagro poderoso. Tenemos todo el derecho como hijos de pedirle al Padre que intervenga cuando lo necesitemos, que nos hable, que nos guíe, que nos ayude.
El mismo Jesús se le apareció al Apóstol Pablo y le dijo: “no temas, confía. Tengo un propósito para tu vida”. Jesús mismo intervino en un momento de desesperación para darle fortaleza, y es lo mismo que sucede con nosotros hoy. Mientras lees estas palabras, Él ha venido a rescatarnos y nos dice: “NO TEMAS”, deja los pensamientos de derrota que quieren hundirte. Cree en mí, descansa. Llegará para ti el momento de la victoria.
La lucha política no termina aquí, es dura, árida, difícil; habrá nuevos momentos para la disputa, el combate ideológico, la competencia febril. Hoy es el tiempo de celebrar todos los venezolanos sin distinción y como hermanos el triunfo de la nación; ha triunfado la democracia, ha vencido la civilidad, se ha impuesto sobre las amenazas agoreras de violencia injustificada.
Vendrán tiempos mejores para todos, la lucha continúa, no hay que desmayar, hay que bregar por nuestros ideales y principios que jamás serán claudicados. ¡Que viva Venezuela, que vivan todos los venezolanos!
Ahora es cuando hay un camino para la Patria.
#Opinión: Ahora es cuando hay camino Por: Orlando Peñaloza
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