#opinion: Lectura – Sueño por: Carlos Mujica

No confundamos sueño con soñar; el sueño es una necesidad vital que todo organismo vivo experimenta. Es un estado funcional ( ¿contradictorio, no?) del organismo que rige el sistema nervioso. Sus manifestaciones son harto conocidas: buscamos acostarnos o encontrar una posición cómoda para dormirnos. Los párpados que obedecen a la voluntad, la violan y se cierran. La visión se torna nebulosa como si las cosas se alejaran de ella. Nos sentimos flácidos, desentendidos de la vigilia. En general es una necesidad orgánica.
Soñar, por el contrario, es una manifestación de la actividad vital del psiquismo. Se produce durante el sueño o reposo. Los sueños se presentan por lo general en imágenes visuales. Es una visibilidad interna para el consumo personal del soñante. Cuando soñamos se manifiesta una especie de bloqueo de la imagen auditiva o fónica. Es un fenómeno muy difícil de percibir, aunque bien analizado, las imágenes sonoras del sueño no se perciben como si fuesen emitidas por la articulación de la imagen visual de los labios. En el sueño prevalece lo visual sobre lo fónico o auditivo. Este fenómeno de los sueños parece venir de los orígenes del hombre, antes de que la humanidad creara por invención la palabra. Entonces en la humanidad reinaba como dueña y señora de la interpretación de la realidad la imagen visual. Todas las paredes de las cavernas fueron decoradas con imágenes visuales. En ninguna de ellas se han conseguido garabatos que induzcan a pensar sean huellas de una primitiva escritura. La palabra, imagen sonora, cuando al fin aparece, desplaza definitivamente a la imagen visual. El sueño, tal como deslastradamente lo interpretamos, pareciera una especie de revancha de las imágenes visuales del sistema del sentido visual contra las imágenes auditivas del sistema del sentido de la audición. El sueño, pues, es una prevalencia de lo visual sobre lo auditivo. Y parece que no hay posibilidad de que se produzca simultáneamente el acto psíquico de hacer funcionar las imágenes visuales junto con las imágenes auditivas.
Dormir, como se sabe, es la resultante de esas manifestaciones previas que señalábamos al comienzo para que cese en nosotros todo vestigio temporario de vitalidad. Para que, como se dice, “reposemos”. Porque consumadas todas esas manifestaciones previas caemos en ese estado funcional periódico de abandonar temporariamente la vigilia. Es en este estado profundo de sueño del dormir cuando se puede soñar.
No es nada complicado separar y comprender la significación de estos tres términos: sueño, dormir, soñar. Pero hay un fenómeno que vale la pena destacar: Se trata que nosotros a voluntad podemos cerrar los parpados para propiciar el sueño. Es decir, cuando bajamos los párpados aislamos definitivamente la visión de todo elemento extemporáneo. Colaboramos con el deseo de dormir. No obstante, no se cuenta con ningún medio que permita, a su vez, que podamos aislar, bloquear o cerrar las imágenes del sistema auditivo. Por esta razón, mientras el oído esté percibiendo imágenes sonoras es imposible la conciliación del sueño. De modo que, para que la audición deje de funcionar debe intervenir directamente con los síntomas del sueño el sistema nervioso. Es un proceso en el cual el sistema regula la percepción auditiva, y de esta manera las imágenes sonoras se suavizan, se hacen cada vez menos intensas, hasta que el organismo auditivo definitivamente deja de percibirlas. Nos quedamos dormidos. El panorama para estos sentidos es total, sin embargo, las imágenes serán siempre una selección psíquica de ese panorama total. En vigilia, se mira lo que interesa, se escucha lo que conviene. En el sueño, nada interesa
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