“Aquí no hay nada, nos han pedido hasta el algodón y las inyectadoras… Y en las noches exponemos nuestras vidas cuando les mandan a nuestros familiares a hacerse exámenes y estudios tomográficos en centros privados”, dijeron los familiares que aguardaban a las afueras de la emergencia del Hospital Central Antonio María Pineda.
Expresaron que la angustia por tener un familiar enfermo se intensifica aún más cuando no existen los recursos económicos suficientes para costear el tratamiento farmacológico, exámenes y hospitalización.
Por ello, muchos venezolanos van a los ambulatorios, Centros de Diagnóstico Integral (CDI), y hospitales para recibir la salud gratuita que establece la Constitución Bolivariana de la República de Venezuela.
Sin embargo, muchas veces se encuentran con situaciones impensables, como la falta de los insumos más básicos, sumado al listado de medicamentos que deben comprar y el pago excesivo de los traslados en ambulancias, puesto que los números como el 171 no les responden o no llegan a tiempo, según informaron familiares de pacientes.
Mencionaron que se aprovechan cuando es de noche o fines de semana, y los precios tanto de traslados como exámenes de laboratorio se incrementan.
Otra queja constante es del maltrato hacia los familiares en la puerta de la emergencia, porque no los dejan entrar para saber del paciente, cambiarlo y entregarle los insumos que requiera.
Los afectados recordaron que la salud no tiene color político, porque afecta a todos por igual.
Fotos: Daniel Arrieta