La reelección del presidente Hugo Chávez significa la expansión del proyecto de “socialismo petrolero” que ha sembrado el mandatario en la estatal Pdvsa, una empresa altamente politizada y que sostiene decenas de programas sociales del Gobierno, así como onerosos pactos de envío de crudo a sus aliados políticos, reseña Reuters.
Chávez, de 58 años, ganó el domingo un nuevo mandato de seis años con más de un 54 por ciento de los votos, con lo que superó al rival opositor Henrique Capriles, un joven gobernador estatal que buscaba poner fin a los 14 años de Chávez en el poder.
Los críticos afirman que Chávez ha atascado el desarrollo de Pdvsa con el peso de las peticiones de su Gobierno, que le exige financiar desde equipos de deportes hasta clínicas de salud y la costosa construcción de cientos de miles de casas.
Bajo ese escenario, argumentan, PDVSA no ha tenido suficiente flujo de caja disponible para mantener a flote sus operaciones o invertir en su negocio medular, mientras la directiva de la empresa defiende sus programas diciendo que acerca la riqueza petrolera al pueblo.
Desde un feroz paro que derrumbó las operaciones de Petróleos de Venezuela (Pdvsa) entre el 2002 y el 2003 tras un breve golpe de Estado contra Chávez, el mandatario ha hecho hincapié en el control casi absoluto de sus operaciones, mientras le exige tener una orientación socialista.
La industria petrolera es responsable de más del 95 por ciento de los ingresos en moneda dura del país OPEP.
Pdvsa presume de tener las mayores reservas de crudo del mundo, pero no ha podido superar apreciablemente los 3 millones de barriles de petróleo por día (bpd) de bombeo, una meta postergada en el tiempo mientras se incrementa su récord de incidentes y accidentes.
Tras la cómoda victoria de Chávez, su Gobierno buscará avanzar con una serie de ambiciosos emprendimientos con socios extranjeros en la vasta Faja del Orinoco, una de las mayores reservas de petróleo del mundo.
La extracción de crudo de Venezuela cayó en el 2010 a su menor nivel desde el paro y el Orinoco es clave para recuperar los barriles perdidos y aportar hasta 2 millones de bpd de nueva producción antes de que culmine el próximo ciclo presidencial.
En total, el Gobierno de Chávez -que ha elevado reiteradamente los impuestos a la industria petrolera, al mismo tiempo que ha requerido que PDVSA tenga una participación mayoritaria en todos los proyectos- prevé inversiones de más de 80.000 millones de dólares en la Faja en los próximos años.
Ha firmado acuerdos para proyectos en esa zona con empresas extranjeras como la estadounidense Chevron, la española Repsol, la italiana Eni y un consorcio de empresas rusas, incluyendo a Rosneft, las cuales están bajo fuerte presión para aportar nuevos barriles.
Ejecutivos de empresas extranjeras en algunos de esos emprendimientos afirman que han sufrido retrasos debido a pagos demorados por parte de PDVSA, la falta de infraestructura e incertidumbre sobre el cambiante régimen tributario.
Aun con esos retrasos como lastre, dos empresas mixtas entre PDVSA, el consorcio ruso y la estatal Petrovietnam comenzaron a bombear crudo el mes pasado y otras tienen previsto iniciar producción temprana antes de que finalice el año para aportar unos 100.000 bpd en 2012.
Nuevo enfoque en Asia
Bajo el mando de Chávez, China se ha convertido en una fuente clave de financiamiento para el endeudado país petrolero y ha entregado al Gobierno socialista préstamos por más de 32.000 millones de dólares en los últimos años.
Como pago, PDVSA envía 430.000 bpd de crudo y productos derivados a ese país y tiene la meta de llegar a 1 millón de bpd. Eso incrementaría aun más la importancia de Pekín para las finanzas de Caracas bajo el próximo gobierno de Chávez
También se prevé que el nuevo Gobierno de Chávez permita las inversiones necesarias para iniciar sus dilatados proyectos de gas natural costa afuera. Venezuela es uno de los 10 países con mayores reservas de gas del mundo, pero se ve en la necesidad de importar desde Colombia para suplir su mercado doméstico.
La escasez de energía eléctrica es un tema preocupante a nivel interno y el desarrollo de las reservas de gas natural de Venezuela ayudaría al Gobierno a producir más.
Todos los ojos están puestos en el prodigioso proyecto Perla y sus reservas de más de 15 billones de pies cúbicos. La extracción comenzaría allí en 2013 en una empresa mixta entre PDVSA, ENI y Repsol o en el emprendimiento Mariscal Sucre, un proyecto que tiene dos décadas en planificación y que ejecuta la estatal en solitario.
También se espera que Chávez continúe y posiblemente amplíe los acuerdos de suministro de petróleo firmados con aliados ideológicos como China, Bielorrusia, Irán, Siria y más de una docena de países de Centro y Sudamérica, especialmente si los precios del crudo se mantienen o se incrementan.
Se prevé que el ministro de Petróleo, Rafael Ramírez, siga en su cargo de presidente ejecutivo de Pdvsa tras la victoria electoral de Chávez, al menos en el corto plazo.