El municipio Jiménez, experimentó una de las jornadas electorales más importantes de Venezuela, en los últimos años: las presidenciales que midieron las fuerzas entre Hugo Chávez y Henrique Capriles, como principales candidatos.
La población electoral que sobrepasa las 64 mil personas, no desaprovechó la oportunidad para decidir acerca de su futuro. De manera organizada, sin importarles el sol y calor, esperaron para formar parte del evento político que contó con observadores nacionales y del mundo.
Nieves Hernández, observadora nacional, declaró que en la Unidad Educativa Florencio Jiménez, ubicada en el sector 1º de Mayo, se dañaron dos de las computadoras portátiles, situación que afectó de manera negativa en el desarrollo del proceso electoral.
Luisa Alvarado, coordinadora de ese centro por el Consejo Nacional Electoral, confirmó el desperfecto y añadió que fue hasta un poco antes de mediodía cuando sustituyeron los equipos. ¿Las consecuencias? Demora en ejercer el derecho al voto, incomodidades por las largas colas.
Desde las 3.00 de la mañana, expuso Alvarado, comenzaron a formarse en las afueras de la institución para participar de los comicios. En la comunidad de Campo Lindo, una de las más retiradas de Quíbor, sucedió una situación similar pero fue solventada de forma satisfactoria.
La piedra en el zapato
Cuando la vicepresidenta del CNE, en rueda de prensa, anunció la eliminación del Sistema de Autenticación Integrado (SAI), eso permitió agilizar el proceso de votación en los centros, para la tranquilidad de todos los ciudadanos.
Los quiboreños que acudieron a la Unidad Educativa Edilberto Sánchez, donde la población electoral es superior a las 3 mil personas, presentaron varias quejas por el retraso en acceder a la casa de estudios y, por ende, retrasar con ello el derecho constitucional que ampara a todos los venezolanos.
Mientras que en el liceo bolivariano Ricardo Arcadio Yépez, con 3.154 electores, tampoco gozó de rapidez en el proceso de votación y, en horas de la tarde, fue peor sólo que ni siquiera los inconvenientes técnicos afectó el espíritu democrático de los jimenences.
Si bien en la Unidad Educativa Mateo Liscano Torres, hubo rumores de votos nulos en el caso de presionar el tarjetón sin antes verificar si aparecía la cara del candidato seleccionado, a final de cuentas, no ocurrió una denuncia formal en la coordinación municipal del CNE.
La Ermita desbordó
La Unidad Educativa Orlando Ramón Jiménez, conocida popularmente como La Ermita, en el centro del pueblo quiboreño, en la cual votan 5.322 personas. Diez mesas de votación que, por fortuna, no presentaron dificultades, estuvieron operativas desde las 6.00 de la mañana tal como estaba previsto.
En los alrededores de la escuela, el ambiente era de celebración. Fue una fiesta democrática que contó, principalmente, con los jóvenes del municipio, los mismos que prometieron su compromiso y participación con las próximas elecciones, a celebrarse en el mes de diciembre: la de gobernadores y alcaldes.
En La Ermita, pasadas las 5.00 de la tarde, todavía tenía largas colas de personas a la espera de ejercer el voto.
Fotos: Daniel Báez
