La capital venezolana tenía un inusitado frenético ritmo el sábado, cuando la mayoría hace sus compras de comida, porque esta vez también había largas filas para recoger la cédula, el único documento con el que se podrá votar el domingo en los comicios presidenciales.
«Creo que todos deberíamos ejercer nuestro derecho al voto», dijo a The Associated Press Alison Correa, una joven liceísta que perdió su cédula y debía emitir una nueva para poder sufragar el domingo. «Es la primera que hay un candidato con tanta popularidad», agregó mientras esperaba en una fila de un centenar de personas en el centro de la ciudad.
El Ministerio de Información anunció que Chávez, hará una declaración al final de la tarde en el Palacio de Miraflores, la casa de gobierno.
En el otro extremo de la ciudad, en la barriada de Petare –que con cerca de medio millón de personas se estima que es una de las mayores de Latinoamérica– las autoridades también distribuían comida a bajos precios como parte de uno de los programas del gobierno.
La administración de Chávez mantendrá tales programas «para que nunca el alimento sea visto como una mercancía», dijo Carlos Osorio, ministro de Alimentación, en declaraciones divulgadas el sábado por la televisora estatal desde Petare.
El ministro dijo que en la jornada se comercializarán en la barriada unas 37 toneladas de alimentos como harina, pasta, pollo, carne, café, azúcar y aceite, entre otros, y que en todo el país serán 4.700 toneladas. Esto se suma a las 300.000 toneladas de alimentos comercializadas por medio de ese programa en lo que va del mes en toda Venezuela. Las ventas se producen los fines de semana en distintos puntos del país.
La venta de alimentos a precios bajos y otros sistemas de venta de comida como las «areperas», en las que se venden arepas, una suerte de tortilla de harina de maíz, benefician a por lo menos 16,5 millones de personas en Venezuela, que posee unos 29 millones de habitantes, dijo el ministro.
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