#Opinión: El doble voto castigo Por: Miguel Octavio Sosa Palaviccini

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Elegir un presidente que acabara muriendo en el ejercicio y que sus cercanos terminaran siendo peores que él mismo, no parece ser un futuro ni muy sensato ni muy halagador. No parece ser una escogencia que lleve el sentido común y madurez que el país político requiere en este preciso momento. A una decisión de ese tipo sí habría que tomarla con cuidado y muchísimo recelo. No es bueno que al chavismo se le pierda la cautela porque se engrandecen cuando terminan convencidos que amedrentan. No es bueno decir tampoco que el chavismo ahora no da miedo sino que produce asco. Pero en lo que sí hay que estar absolutamente convencidos es que el presidente Chávez ha sido tan malo, tan maluco y malojillo que se merece castigarlo con el desplante que le proporciona una derrota. No es nuestro problema si se le desequilibra la razón o si se le estropea el raciocinio pues una insania, si acaso se agravara, terminaría por sacarlo del poder cuando se intensifiquen sus desmanes y desplantes. No es hora de lamentarnos que nos dimos cuenta demasiado tarde porque Chávez fue malo como presidente desde el mismito comienzo. Ahora tenemos la madurez de entenderlo, de saber que siempre peló la brújula, que se quedó secuestrado en sus complejos, en su comunismo de embuste enredado con su socialismo de mentira. El chavismo fue peorro porque todo lo que tocaba terminaba oliendo mal. Peorros sus programas de gobierno y peorros sus ministros. Y es que el chavismo acabó con todo. Se canibalearon la justicia, sodomizaron la moral, pisotearon a la patria hasta exprimirle por los bordes de las botas lo que pudo haber quedado, petróleo, Banco Central, PDVSA. Humillaron a la FAN y ahora sus oficiales no hacen sino murmurar hasta donde los han llevado. Negociaron con todos los jerarcas del Eje del Mal y los premiaron con la espada de Bolívar. Y no conformes con eso masacraron el sepulcro de Bolívar bajo los ojos asesores de santeros y satánicos. Se metieron con el Santo y la limosna. Cambiaron armas por hambre y nos metieron de aliados de aquellos locos asiáticos que sueñan con destruir naciones a través de una guerra nuclear. Los ricos se volvieron pobres con las expropiaciones llenas de odio, ahora los chavistas volvieron a ser pobres una vez que gastaron sus recién adquiridas fortunas dándose lo que, a su juicio, es vivir bien. Chávez queda como el engañador engañado pues no supo convencer a sus seguidores que ser rico era ser malo. Siempre habló del Imperio pero es que su gobierno fue imperial también. Chávez fue despilfarrador en lo personal, un tenientico coronel limpiazo y sin instrucción que la vió clarita cuando el país no quería nada, y con razón, de las loqueras y locuras de la IV República. En esta elección va a ocurrir el doble voto castigo, la mayoría contra Chávez y la misma mayoría contra aquellos IV republicanos, zombies que abejean a Capriles, pues saldrán también con las tablas en la cabeza. Va a existir el voto puro hacia la Mesa de la Unidad Democrática pero nanain nanain con los aprovechadores del Caprilismo y ni pan ni agua para el Chavismo. El voto es secreto y bien guardado por lo que aconsejamos a los chavistas no tener miedo pues es indispensable brincarles la talanquera. El Pueblo de los estafados por el Chavismo y su comparsa de rufianes tiene la oportunidad de castigarlos pues 14 años fueron muchísimos años que se fueron en promesas y guerritas imaginarias de nuestro peculiar comandantico. Venezuela es de todos y para todos los que quieran trabajar y progresar, es un país poderoso y rico, donde los venezolanos honestos, caprilistas y antiguos chavistas tenemos el deseo de salir de abajo, de progresar decentemente y quitarle el poder a esta oclocracia corrupta, despiadada y rapaz. Los chavistas que se beneficiaron fueron muy pocos y los chavistas de los que se burlaron fueron muchos. Vénganse con nosotros y olvídemos poco a poco de lo mal que nos trataron, pero olvidemos a través del trabajo, de la salud, del resguardo y la seguridad, en el amparo de la justicia y de jueces honestos, con militares de carrera y no de las montoneras, con militares nativos, criollos venezolanos que defienden la Constitucionalidad y las leyes. Vénganse con nosotros al Imperio pero de la Paz y las buenas costumbres, albergados en nuestra confianza en los recursos, amparados en nuestras creencias religiosas y no en el trasnocho y atraso que significa el materialismo ateo.

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