#Opinión: No más dictadura por: Euro Barrios Torres

Este convenio tácito es el último cuadro de la película de Carlos Oteyza:  “ Tiempos de Dictadura”, que se exhiben en varias salas de cine, largo metraje documental, narrado por Laureano Márquez, con el testimonio de algunos políticos relevantes, protagonistas de esa época,  de la más destacada y querida  bailarina nacional, de un cantante muy  recordado por el Show de Saume de RCTV, un ex militar colaborador, y un periodista intelectual muy torturado por la SN la policía política represiva.
Interesante, amena e informativa. Nos permite recordar en tiempo real, a quienes fuimos testigos o participantes de las marchas militarizadas de la población civil y escolar durante la semana de la patria, que culminaba el 5 de Julio, ya que en esa funesta década (1948-1958) éramos niños de las escuelas federales de primaria, o adolescentes en los liceos de secundaria, la generación que siguió al 18 de Octubre de 1945,  la mal llamada revolución que inicia el período democrático, que seguidamente nos traslada al primer presidente elegido por el voto del pueblo, Don Rómulo Gallegos, Docente intelectual, prestado a la
política, militante y candidato de Acción Democrática, el partido político pluri social triunfador de dichas elecciones.
Período de muy corta duración porque es derrocado vilmente por el alto mando militar, la complicidad del partido comunista, políticos de derecha, empresarios y medios. La Junta Militar estuvo  representada por  el
General Delgado Chalbaud, y los Tenientes Coroneles LLovera Páez y Marcos Pérez Jiménez.  Confuso el episodio del primer magnicidio cometido en la persona del General Delgado, seguido del montaje de un monigote: Suarez Flamerich quien fungió de presidente de la sucesiva Junta de gobierno cívico militar. A partir de 1952 se instala una dictadura con un presidente disfrazado de constitucional, el General Marcos Pérez Jiménez, recordado entre otras obras, por sus extravagancias en la isla paradisíaca de La Orchila.  De alguna manera
sentíamos que nuestros padres se cuidaban de los comentarios sobre el régimen que cercenaba la libertad de opinión, o castigaba severamente con persecución, cárcel, tortura, muerte y desapariciones cualquier
desobediencia, disidencia, o conspiración que se considerara como riesgo de derrocamiento. Era un decir que quien no se metiera con el gobierno no debía temer represalia alguna.
El miedo, el conformismo, la ignorancia política, el pan y circo de los carnavales, fiestas patrias y navideñas completaban la fórmula de la más desvergonzada sumisión. Para muchas personas adultas de la época, fueron tiempos de modernización, progreso, construcción de grandes obras civiles, que todavía perduran, fuentes de trabajo, seguridad en las calles, y tranquilidad, sobre todo por la inactivación de los partidos,
sindicatos y gremios. El encarcelamiento, anulación por muerte o expatriación de sus principales dirigentes hicieron sentir que todo le marchaba a pedir de boca al gobierno, quienes se jactaban y enriquecían a costilla del erario que proporcionaba la inmensa renta petrolera, éramos el país más próspero de América Latina, el principal exportador de crudos, y el más corrupto. Pero también de tristeza y desolación en muchos hogares. Esa añoranza por lo iluso nos llevó cuarenta  años después a elegir por la vía del voto a un ex
militar golpista, con el tubo de ensayo de un socialismo siglo XXI, que se ha convertido en la peor experiencia vivida en la vida republicana de nuestro país, que hoy se encuentra en la debacle total,
sumido en desmoralización, corrupción, impunidad, inseguridad, violencia y muerte. Pero hay una esperanza. Un camino, que puede dilucidarse por la vía del voto popular.
Es una nueva generación de políticos bien preparados, modernizados, globalizados por el Internet
y las numerosas fuentes de comunicación. Roguemos porque también tengan el fundamento Cristiano de la honestidad y el servicio. Estoy seguro que los venezolanos le daremos el timón a HCR, para que nos
conduzca a buen puerto el próximo 7 de Octubre. No más dictadura.