Euforia, alegría, optimismo, emoción, esperanza, fortaleza y fe, son sólo algunos de los sentimientos que se pudieron percibir entre la gente que acudió este domingo a la avenida Bolívar de Caracas, en el centro geográfico y político de la ciudad capital, para ver y sentir al candidato presidencial Henrique Capriles Radonski.
La mítica vía que desde años ha sido tomada por diversos dirigentes políticos como un reto, no sólo se llenó de punta a punta, sino que se desbordó, abarcando las vías que la cruzan e incluso parte de las paralelas avenidas Lecuna y Universidad, adonde recurría la gente en busca de desahogo y aire entre la apretada multitud.
Desde las 9:00 de la mañana comenzaron las concentraciones en los ocho puntos de la ciudad (incluido el oeste) dispuestos por el Comando Venezuela para reunir a los caraqueños y conducirlos por las distintas rutas, que convergerían en Plaza Venezuela para conectar desde allí, a través de Los Caobos, con la Bolívar.
Aunque se tenía pensado que a las 10:00 arrancarían las masas aisladas en sus respectivas caminatas, en realidad el horario y las formas se convirtieron en algo alternativo, pues nunca dejó de llegar gente a los puntos de encuentro, y así como llegaban los asistentes continuaban su camino, por lo que el movimiento fue constante y fluido hasta el mediodía.
Otros simpatizantes se fueron directo al destino final, especialmente los vecinos de La Candelaria se hicieron sentir debido a la cercanía de la tarima; familias completas bajaban para ver a “El Flaco”, con abuelos en sillas de rueda, bebés en sus cochecitos y hasta a las mascotas salieron a marchar “por el progreso”.
Cabe destacar, no sólo había habitantes de la ciudad capital, también llegaron personas de buena parte de la geografía nacional, especialmente de los estados centrales y centroccidentales, de Portuguesa, Lara, Cojedes, Aragua y Carabobo.
A simple vista, el Comando Venezuela alcanzó con creces la meta del millón de almas, tomando en cuenta a los que iban por un rato y luego salían, abrumados, por la densidad poblacional que alcanzó ese pequeño espacio, de donde las personas desmayadas eran sacadas a cada tanto. Éstas fueron atendidas en las carpas de los Bomberos Metropolitanos y Protección Civil que estaban instaladas a lo largo de la avenida.
En el meollo mismo del deseo colectivo estaba la tarima, amplia y fuerte, por donde, a la espera del abanderado opositor, desfilaron dirigentes políticos que tenían algo que decir, pero también artistas.
Uno de los momentos más emotivos de esta calurosa espera fue cuando el cantautor Yordano tomó su guitarra y le regaló a los venezolanos dos de sus temas más emblemáticos y cargados de significado, en el contexto actual: “Por estas calles” y “Algo bueno tiene que pasar”. El público, que no lo esperaba, aplaudió a rabiar por el mensaje oportuno y la energía positiva que sin duda generó el artista.
Poco después se montó Caramelos de Cianuro para tocar sus temas más famosos, y después del concierto entró “El Flaco”, en la cabina de una camioneta a la que le tomó alrededor de media hora recorrer el kilómetro que separa ambas puntas de la avenida.
Fotos: Williams Toledo