Hugo Chávez, que aspira a una cuarta victoria seguida en la elección presidencial del 7 de octubre, mantiene estrechos lazos con varios adversarios de Estados Unidos y sus aliados occidentales.
El iraní Mahmud Ahmadinejad, el sirio Bashar Al Asad, el bielorruso Alexander Lukashenko, el cubano Fidel Castro y el fallecido Muamar el Gadafi, exlíder de Libia, conforman este club de amigos problemáticos de Chávez desde que llegó al poder en 1999.
– Mahmud Ahmadinejad. Venezuela es uno de los amigos más próximos del presidente iraní, inmerso en un conflicto diplomático con las potencias occidentales e Israel por su programa nuclear. Chávez y Ahmadinejad se comprometieron en junio pasado en Caracas a resistir juntos «la presión del imperialismo».
– Bashar al Asad. Defensor del presidente sirio, Chávez ha denunciado las presiones para que abandone el poder por el sangriento conflicto político que vive el país árabe desde el año pasado y pese al embargo petrolero que pesa sobre éste, le ha enviado tres cargamentos de diesel.
– Fidel Castro. La amistad entre Chávez y el expresidente cubano va más allá de las coincidencias ideológicas y la simpatía personal. «Fidel es para mí un padre, un compañero, un maestro de estrategia perfecta», declaró en 2005 Chávez, que se ha convertido en el sostén económico del régimen cubano con el envío de petróleo a la isla.
– Alexander Lukashenko. El presidente bielorruso es el paria de los países europeos, que lo tachan de dictador, pero Chávez lo considera su «hermano». Desde 2006, Belarús y Venezuela han estrechado sus relaciones con la firma de más de 200 acuerdos de cooperación. Minsk envía a Caracas alimentos y coopera en proyectos agrícolas y el gobierno venezolano le retribuye con petróleo.
– Muamar Gadafi. El ex hombre fuerte de Libia fue otro de los líderes a los que se acercó Chávez, que lo convirtió en su principal aliado en África. Cuando en septiembre de 2011 Gadafi estaba asediado por una revuelta interna y en paradero desconocido, el venezolano le conminaba a resistir y tras su muerte lo calificó de «mártir».