AP: Chávez no debate con Capriles por no «tener nivel»

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Cuando restan seis días para los comicios presidenciales del 7 de octubre la posibilidad de un debate presidencial televisado parece imposible ante la negativa del presidente Hugo Chávez de aceptar el reto de su principal contendor, que lo ha invitado a confrontar ideas en un escenario que le impide acaparar la atención por las restricciones de tiempo, y porque si acepta, estaría reconociendo a su rival como un contrincante importante.

La respuesta del actual presidente venezolano, que busca una tercera relección, ha sido la de menospreciar a su rival en medio de una sociedad polarizada cuyo debate político no se traduce en una confrontación cara a cara, pese a que los problemas de gestión chavista empiezan a calar en el electorado. (ver producto interactivo)

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«¿Quién va a debatir contigo muchacho, vete a aprender hablar primero, eres un analfabeta político, qué vas a debatir con Chávez?», dijo recientemente el mandatario al referirse al reto de Henrique Capriles, representante de una oposición aglutinada en un movimiento llamadola Mesade Unidad Democrática.

En sus frecuentes apariciones públicas por radio y televisión, Chávez suele referirse a Capriles como «la nada» o el «majunche», entre otros adjetivos, acompañados a veces de palabras soeces.

Algunos analistas sostienen que la negativa de Chávez a debatir podría, además, responder a varias situaciones como impedir que Capriles plantee la discusión de problemas muy concretos que afectan a los venezolanos como la inseguridad, los frecuentes apagones, el déficit de viviendas o los letales accidentes en refinerías venezolanas y caer en la contradicción de suspender su estrategia electoral de atacar al candidato opositor.

Al mandatario no «le conviene un debate… ante la dificultad de defender su obra de gobierno, en un sentido concreto», dijo a The Associated Press Humberto Njaim, decano de Estudios Jurídicos y Políticos dela Universidad Metropolitanade Caracas.

Críticos de Chávez dicen que el mandatario se ha esforzado, en campaña electoral, en solucionar el problema de las viviendas. «Miren ustedes esta maravilla como va, ve», dijo el mandatario recientemente. «Doscientas cincuenta mil y más viviendas en menos de dos años. Eso jamás había ocurrido aquí, entregadas ya. Y en este momento estamos construyendo más de 400.000… Y además en los próximos seis años estaremos construyendo 3 millones de viviendas».

De acuerdo con cifras oficiales, en 2011 se registraron 50 homicidios por cada 100.000 habitantes, lo que convierte al país en uno de los más violentos de la región.

En contraste con las elecciones de 2006, cuando logró una segunda relección por abrumadora mayoría, la oposición ha ganado terreno en momentos en que Chávez, más allá de su lucha contra el cáncer que limitó sus apariciones públicas desde mediados de 2011, acusa el desgaste de casi 14 años de gobierno.

Para las huestes chavistas, además, el debatir sobre estos temas implicaría contradecir su estrategia electoral que se ha centrado «en descalificar» a Capriles.

«Chávez se ha atado demasiado con la idea de que él es el candidato que tiene todas las de ganar, por eso dar un debate sería inconsecuente, sería darle a Capriles una beligerancia, que por cierto este está buscando», dijo Njaim. «Darle el debate a Capriles sería reconocer que es un adversario a la par de él».

«El candidato de la ultra derecha ha demostrado en todos los escenarios que no tiene con qué debatir», dijo ala APel diputado oficialista Juan Carlos Dugarte. «Debatir con una chayota (alguien insípido) es una pérdida de tiempo. A diferencia de algunos otros países, en Venezuela es claro que quien pide debate está perdiendo, y quien se niega a caer en eso, está ganando».

En más de 50 años de historia democrática de Venezuela sólo en una ocasión, campaña presidencial de 1983, hubo un debate entre los dos candidatos con mayores posibilidades de ganar la presidencia.
Los debates nunca han sido propuestos por el candidato que encabeza las encuestas.
«El candidato burgués sabe que está perdiendo y por eso pide el debate», dijo Jorge Rodríguez, jefe de campaña de Chávez. «El candidato de la patria (Chávez) tiene años debatiendo con el quien tiene que debatir, el pueblo, todo el mundo sabe cual es el proyecto de país del presidente. El candidato de la ultraderecha es que trata de disfrazarse de centro-izquierda, pero es un fascista, vive en un permanente engaño y de mentiras».

Algunos otros piensan que el mandatario, acostumbrado a los largos discursos, a tener el control de todo y poco dado a delegar el poder, probablemente no se sienta cómodo en un debate que lo limite.

«Chávez se dispersa mucho, una vez vi que una pregunta tonta la respondió en casi una hora; es muy autoritario, no tolera preguntas sobre corrupción y otros temas incomodos, lo vemos en las ruedas de prensa como insulta a los periodistas que se atreven a preguntar cosas como esas», dijo Heidi Rodríguez, contadora de 31 años. «En un debate estaría como una fiera enjaulada».

Durante sus apariciones televisivas, Chávez se ha caracterizado por exigir a sus colaboradores una obediencia casi de carácter castrense y no duda en regañar públicamente a camarógrafos, sonidistas y otros encargados de las transmisiones por la más mínima falla.

Capriles, un abogado de 40 años que es considerado el rival más serio que ha enfrentado Chávez desde que fue elegido por primera vez en 1998, insistentemente dice que a los «venezolanos les gustaría escuchar un debate de propuestas» y agregó que el único debate que propone su contrincante del gobierno es el «debate de los insultos».

«Le digo al candidato del gobierno, (ceda) una horita (hora) de cadena, en cadena de radio y televisión, y cada quien presenta al país cuál es su programa, cuál es su propuesta», dice el candidato opositor en alusión a los maratónicos discursos presidenciales que son transmitidos obligatoriamente por cadenas de radio y televisión y que, con frecuencia, terminan siendo verdaderos actos de campaña. «La mía la he estado llevando por cada pueblo de Venezuela»,

De acuerdo a cifras de Carlos Vecchio, dirigente del opositor partido Popular, desde el inicio de campaña la irrupción de Chávez en las cadenas de televisión suma más de 40 horas. Muchas de esas apariciones interrumpieron la transmisión de actos de campaña de Capriles, emitida por el canal de noticias Globovisión, el único de señal abierta que es crítico del gobierno.

«En el 2006, con cuatro meses de campaña, sumó 656 minutos, lo que equivale a 11 horas», dijo ala AP Vecchio. «En tres meses, cuadruplicó su abuso del tiempo de difusión de cadenas presidenciales ya que suman 2.597 minutos, es decir, más de 43 horas en total. Estas cifras demuestran un ventajismo electoral en la ocupación del espacio televisivo y radial, con lo cual está impidiendo igualdad de acceso a los medios de comunicación al otro candidato».

Los actos proselitistas de Chávez suelen exhibir un gran despliegue logístico. Incluyen espectáculos musicales con pegajosas canciones interpretadas por populares cantantes locales y que son transmitidos en directo por la televisión estatal, cuya señal llega a los más apartados rincones del país.

Capriles, en tanto, de manera más modesta recorre semanalmente decenas de ciudades y poblados pobres del interior del país, en los que incluye conversatorios con líderes vecinales y visitas casa por casa.

Para Chávez, que a mediados de julio afirmó que está «totalmente libre» del cáncer tras la recaída que sufrió a comienzo de año como consecuencia de los padecimientos generados por la enfermedad, tampoco le ha sido fácil retomar, como en antaño, el contacto directo con la población, que ha sido una de sus fortalezas políticas.
En 1998, cuando aún no estaba investido de poder y quería mostrar una faceta distinta a la del cabecilla de un sangriento y fracasado golpe de estado en 1992, Chávez tuvo mucho interés en debatir. El entonces teniente coronel retirado incluso aceptó la invitación de un programa de una cadena televisiva internacional para debatir con un ex alcalde de Caracas, Claudio Fermín, candidato presidencial independiente que tenía escasas posibilidades de triunfo y acabó por retirarse de esos comicios.

En esa ocasión y otras entrevista concedidas casi a diario a medios locales y extranjeros, Chávez dijo lo que muchos venezolanos decepcionados de la clase política tradicional esperaban oír, sobre todo de un candidato como él que prometía romper con el pasado.

Repetidamente dijo «yo no soy socialista… mi signo ideológico es bolivariano», como llama a su proyecto político inspirado en el prócer de la independencia sudamericana, Simón Bolívar.

Afirmó además que no compartía la idea de nacionalizar y expropiar empresas y que promovería las inversiones de capitales nacionales y extranjeros, y que no gobernaría más de cinco años.

«A estás alturas no creo que se dé el debate, pero el 7 de octubre la pelea va a ser fuerte», dijo Frank Guillén, un estudiante 18 años, que marchó recientemente para apoyar los programas sociales del gobierno.

Foto: AP/Archivo

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