Oficialismo, oposición apuestan a las maquinarias

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Ya es tradición que, el día de las elecciones, integrantes de los comandos chavistas se levanten antes de que amanezca para alistarse y subirse en camiones y volquetas para invitar a la gente, megáfono a bordo y música a todo volumen, a votar por el presidente Hugo Chávez en recorridos que hacen por toda la ciudad.

Si eso no es suficiente, miembros del Partido Socialista Unido de Venezuela mantienen a su alcance largas listas de seguidores, mucho de ellos empleados públicos o personas que reciben beneficios estatales, a quienes llaman para estar seguros de que salgan a votar.

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Que la gente vaya a las urnas es clave para ganar las elecciones en cualquier democracia del mundo. Pero en Venezuela, la estrategia esbozada para las elecciones del próximo 7 de octubre ha incluido desde persuasivas sugerencias hasta presiones y otros métodos menos ortodoxos.

Tanto Chávez, que busca su tercera reelección presidencial, como el candidato opositor Henrique Capriles cifran sus esperanzas en más de 200.000 personas que trabajaran para ambas campañas como testigos electorales y promotores del voto en unos comicios caracterizados por una paridad en las maquinarias electorales, que no se había visto en el país desde que el presidente Hugo Chávez (1999-2012) está en el poder.

La diferencia la hará quien sea más eficiente en el manejo de los ejércitos de testigos y promotores para sortear mejor sus propias deficiencias: los comandos chavistas van a concentrarse en asegurar que la lealtad de sus electores se traduzca en votos, como lo ha hecho en varias elecciones anteriores ante un descontento y una oposición `in crescendo’.

En contraste, los opositores se han concentrado en tener testigos electorales en todas las mesas de votación del país y, por primera vez, un partido opositor parece haberlo logrado. En total son 14.000 puestos de votación que sumará a una maquinaria electoral tan aceitada como la oficialista para asegurar los votos, en contraste con lo sucedido seis años atrás cuando el chavismo ganó por amplio margen y su campaña estuvo mejor organizada que la de su oponente.

Fuera de los votos, la meta de la campaña de Capriles es lograr que en zonas como la barriada capitalina del 23 de Enero, considerada como conflictiva por la presencia de grupos pro oficialistas armados, conocidos como «colectivos», los testigos electorales hagan su trabajo sin incidentes ni violencia.

Por el momento, 459 testigos han sido confirmados en el lugar, pero algunos han recibido «amenazas de muerte», según Leopoldo López, coordinador nacional de la campaña opositora, quien no aportó mayores detalles.

«Ha sido difícil en la zona donde ellos (milicias pro oficialistas) tienen mayor participación de amenaza y de control de la zona, pero con todo y eso, la gente ha asumido su responsabilidad y compromiso, y ya están conformados los equipos», dijo a The Associated Press una testigo electoral asignada al lugar cuya identidad mantenemos en el anonimato por temor a represalias. «No sé si somos héroes o locos… somos gente realmente comprometida, con una convicción de que esto debe cambiar».

Estas milicias populares controlan, en algunos sectores, el ingreso de personas en puestos de vigilancia, verifican las identidades de quienes quieran entrar, portan pistolas y se han constituido en autoridad de facto al resolver conflictos vecinales.

El sentir popular del 23 de Enero ilustra muy bien la necesidad de tener una maquinaria política bien aceitada. El barrio es uno de los principales bastiones electorales del chavismo, pero la oposición ha ganado terreno. Problemas como la delincuencia, la impunidad con la que operan las milicias, el desempleo, y las deficiencias en servicios públicos han generado desencanto entre pobladores, en lo que parece ser una tendencia que se empezó a evidenciar en las últimas votaciones locales y parlamentarias de 2008 y 2010.

Esta barriada es apenas uno de los 278 lugares del país donde la oposición cree que se pueden presentar conflictos el día de los comicios y ha pedido al Consejo Nacional Electoral que tome medidas. La autoridad no ha emitido comentarios al respecto.

«No importa cómo hay que llegarle (a los centros), y literalmente tenemos que desplegar distintos tipos de estrategia para llegarles por la vía fluvial, en burro, en jeep», dijo el coordinador López, y que espera contar con unas 40.000 actas de votación que registran los sufragios que emitirán cada una de las mesas de votación cuando cierren las elecciones.

Entre testigos principales, suplentes y quienes van a ayudar a movilizar los votantes, la maquinaria opositora va a tener unas «210.000 personas» el día de la votación, según López. Miles de voluntarios serán asignados a conducir a los votantes a las urnas así implique transportar en ambulancias a los enfermos o llevar en sillas de ruedas a los ancianos.

López dijo que la oposición tendrá una plataforma de comunicación que le permitirá saber «en tiempo real que es lo que está ocurriendo» en todas las urnas electorales del país.
«No queremos esperar a que nos digan que fue lo que ocurrió el día de la votación, sino que nosotros queremos saber qué es lo que esté pasando durante el día y luego del cierre queremos saber con exactitud cuáles serían los resultados del proceso electoral», dijo.

Chávez, por su parte, llega a la votación con una ventaja: un gran movimiento de base que se ha encargado de hacer campaña por él, incluso cuando no hay contiendas electorales. El propio Chávez ha estado insistiendo en la organización de su movimiento en los discursos a sus partidarios. Cuando hablaba a una multitud en Portuguesa, un estado agrícola al oeste del país el lunes, Chávez dijo que era crucial «no bajar la guardia».

Están organizados en unidades llamadas «patrullas», y Chávez dice que ha escuchado preocupaciones de organizadores sobre la propaganda y la movilización el día de elecciones. «Transporte, logística, bueno, todo eso tenemos que ajustarlo, la gran maquinaria», agregó.

Por ahora, la maquinaria oficialista es más visible en calles pues cuenta con centenares e improvisados toldos bautizados como «puntos rojos», que fueron instalados en las principales ciudades del país en julio.
De uno de esos pintorescos sitios, una estruendosa música llanera inunda el ambiente en pleno centro del municipio capitalino de Chacao, núcleo duro de la oposición.

«Quiero demostrarle al mundo entero que estamos realizando un proceso electoral limpio y transparente, y que estamos viviendo un verdadero proceso democrático», Luis Gustavo Marín, jefe de seguridad de un magistrado de la jurisdicción disciplinaria y quien se muestra orgulloso de estar haciendo campaña a favor de Chávez allí.

Marín explica que el día de las elecciones cumplirá funciones de «patrullero», visitando los centros de votación para dar apoyo logístico a testigos de mesa y a los «guardianes de la revolución», que velarán el cumplimiento de las leyes electorales.

«Por primera vez en mucho tiempo tenemos testigos en todos los centros», dijo Diosdado Cabello, presidente de la Asamblea Nacional. «Más de 117.000 formados, acreditados. Tres por cada mesa tenemos nosotros».
Cabello, quien también se desempeña como vicepresidente del Partido Socialista, dijo a la AP que como parte de los preparativos para los comicios «tenemos más de 7 millones de personas contactadas ya… con nombre, apellido, cédula, dónde votan y a qué hora van a votar porque les estamos dando hora de votación a cada uno».

Como meta, las huestes chavistas esperan recaudar 10millones de votos y esperan que cada persona convenza a otras 10 personas de votar por el actual presidente. De los 29 millones de habitantes que tiene Venezuela, unos 10 millones están registrados para ejercer el derecho al sufragio.

La oposición ha expresado su preocupación sobre la presión que la maquinaria chavista podría poner sobre funcionarios públicos y votantes que son beneficiados con programas sociales del gobierno.
Capriles y sus líderes de campaña han instado a los votantes a no tener miedo y les han dicho que su voto será secreto porque el sistema de votación electrónica así lo prevé.

«Entre más logres movilizar a los tuyos, menos te tienes que preocupar de los independientes», dijo César Martínez, presidente de la empresa MAS Consulting, consultora de gobiernos, políticos y empresas. «El que logre movilizar más gente suya, más base, ya tiene una gran ventaja. Que vaya salir el indeciso, que vaya a salir el voto variable, ya depende de si quiere o no».

Mientras algunas encuestas, promocionadas por el gobierno, le han dado a Chávez una ventaja de alrededor de 15 puntos porcentuales sobre el candidato opositor, otros estudios de opinión hablan de una leve ventaja de Capriles.

Luego de meses de ir abajo en todas las encuestas, un estudio de este mes de la firma local Consultores 21, una de las principales del país, reveló que Capriles cuenta con una intención de voto de 48,3%, mientras que Chávez tiene un apoyo de 45,7%. La encuesta, cuyo margen de error es de 2,58%, se realizó entre 1.500 personas a nivel nacional.

Saúl Cabrera, vicepresidente de Consultores 21, dijo a la AP que considerando el margen de error se puede hablar que hay un «empate técnico» entre los dos candidatos a escasos días de las elecciones.
Una segunda encuesta, realizada por la firma Datanálisis entre 1.600 personas y con un margen de error de 2,4%, le otorgó a Chávez una intención de voto de casi del 50%. También indicó que el porcentaje de indecisos es de 11%.

En la última votación presidencial, en 2006, cerca de 75% de los votantes registrados votaron. Según la encuesta de Datanálisis, el 79% de los entrevistados está «muy seguro» de votar el 7 de octubre.

Mientras centenares de opositores sonaban pitos y cornetas, y gritaban vivas a favor de Capriles en las calles de la ciudad central de Los Teques durante un acto de campaña, Luis Rafael Carrillo, activista de la organización Partido Comunista de Venezuela, los veía pasar impávido mientras a ratos bailaba y cantaba en voz alta un estribillo que dice «Chávez, corazón del pueblo», tratando de ignorar a los adversarios.

«El 7 de octubre al toque de la diana vamos darle 10 millones de votos al comandante Hugo Rafael Chávez Frías», dijo.

Carrillo, de 51 años, instalado en uno de los «puntos rojos», aseguró que desde julio pasado ha estado «poniendo propaganda del comandante, incitando a la gente a que voten este 7 de octubre por el comandante».

Carrillo descartó que puedan darse actos violentos el día de las elecciones, pero dijo que el pueblo estaba dispuesto a organizarse para contener cualquier acto de «saboteo» de la oposición.

«Si el pueblo se organiza no pasan. Hay que organizar al pueblo en todo», dijo. «Vamos a organizarlo para detectar cualquier tipo de saboteo. Somos mayoría, somos alegría y vamos a demostrarlo este 7 (de octubre) con votos».

Foto AP

 

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