#opinión: Gobernar sin ley por: Juan Páez Avila

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La orden del Presidente de la República, Hugo Chávez , de retirarse de la Comisión Interamericana de Defensa de los Derechos Humanos, es la expresión definitiva de hacia dónde nos conduce la tendencia autoritaria del Comandante Candidato de continuar en el poder, dejando a los venezolanos indefensos ante la arbitrariedad de funcionarios del gobierno que los sometan a torturas y detenciones ilegales, incluso asesinatos, que no sean atendidos por la justicia ordinaria.
Desde que las Naciones Unidas aprobaron la Declaración de los Derechos Humanos, ratificada por Venezuela en diferentes oportunidades o momentos fundamentales de su historia, los venezolanos disponíamos de una instancia internacional para defender nuestros derechos constitucionales, en el caso de que nos fueran desconocidos o violados por funcionarios públicos coludidos con diferentes poderes para abusar de los límites legales de sus atribuciones.
Son varios los casos conocidos públicamente de ciudadanos que han apelado a todas las instancias legales del país y se han considerados burlados en sus derechos legales, y han acudido a organismos internacionales investidos de autoridad por Acuerdos y Convenios ratificados por Venezuela, para hacer valer sus derechos. Por eso, retirar a Venezuela de la CIDH , es promover la autoridad ilegítima que se abrogan algunos funcionarios para extorsionar y torturar psicológica y físicamente a personas detenidas por simples sospechas y hasta deliberadamente por mafias incrustadas en la administración de justicia, uno de los motivos por los cuales se aprobó la Declaración de los Derechos Humanos y se crearon Comisiones y Tribunales Internacionales.
De allí que la salida de Venezuela ordenada por el Presidente Chávez retrocede nuestro país a etapas primitivas de gobernar sin sometimiento a las leyes nacionales e internacionales, sino a la voluntad personal del gobernante, que asume ilegalmente todos los poderes del Estado, como en las antiguas monarquías o en algunos regímenes personalistas que se creen enviados por la Providencia o por mandato de una historia creada por ellos, incluso para traspasar dicho poder a sus descendientes.
Afortunadamente nuestro país está enrumbado hacia unas elecciones en las que la mayoría de los electores escogerá un nuevo Presidente de la República, y en las que un joven como Henrique Capriles Radonski, quien ya sustituyó a Hugo Chávez en el sentimiento de las masas populares en más de 240 ciudades y pueblos, puede y debe darle un vuelco a Venezuela, restaurar el sistema republicano de independencia de los Poderes Públicos y poner en funcionamiento de las instituciones de una democracia moderna.
Después de 14 años de violación de los Derechos Humanos de venezolanos inocentes, sentenciados a 30 años de presidio por orden del propio Hugo Chávez, como en el caso de los comisarios de la Policía Metropolitana Iván Simonovis, Forero y Rivas, los policías que también fueron encarcelados injustamente, la Juez Afiuni sentenciada por el Presidente en un programa de televisión, el país democrático puede ponerle fin a semejantes arbitrariedades, y sobre todo impedir que las siga cometiendo, sin una instancia internacional a la cual apelar, derrotándolo en las elecciones del próximo 7 de octubre.
Y si a las violaciones a los Derechos Humanos por parte del régimen de Hugo Chávez, le agregamos el rotundo fracaso en materia de desarrollo económico del país y del bienestar de los venezolanos, la complicidad de muchos funcionarios públicos, señalados internacionalmente, con la corrupción y el narcotráfico, con las mafias organizadas del hampa que controla las cárceles, domina las calles y sobre todo los barrios más pobres donde asesinan a centenares de jóvenes en una semana, a miles en un mes y a un total de más de 150 mil en los 14 años de gobierno del Comandante Presidente, la destrucción de las principales empresas públicas, como las de Guayana y PDVSA, más las privadas expropiadas y otras amenazadas, la mayoría que creyó que Chávez iba a arreglar el país y votó por él en varias oportunidades, no tiene razones para reelegirlo y debe darle oportunidad de un joven honesto y capacitado para gobernar, como Capriles Radonski, comprometido con el futuro y la transformación del país, y elegirlo por avalancha el próximo7 de octubre.

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