Curioso que Hugo Chávez haya tratado de acuñar el término de “la campaña perfecta” en esta etapa final de la contienda electoral, cuando la verdad es que a diferencia de otras ocasiones, esta vez no hizo campaña propiamente dicha. La mejor faceta de Chávez había sido hasta ahora la de candidato, realizando jornadas proselitistas magistrales a lo largo y ancho del país. Pero esta vez, su cuarta como candidato presidencial, todo cambió.
Sin entrar en consideraciones médicas que ya están superadas en la opinión pública, tenemos que al menos admitir el hecho evidente de que Chávez hoy en día tiene una agenda limitada con ausentismos prolongados, la cual le ha impedido recorrer el país como antes y seguirle el paso a un Capriles que está emulando aquel fenómeno electoral que representó Chávez en 1998. Es obvio que no es por voluntad propia que se la pase metido en el Palacio de Gobierno haciendo cadenas, en vez de salir a la calle a la batalla cuerpo a cuerpo con quien ya lo pasó en las encuestas. Igualmente llama la atención el hecho de que su discurso perdió vigencia e impacto, centrándose en delirios continentales con promesas ridículas y risibles como la de la salvación de la especie humana. Ya no sabe cómo vive y qué quiere la gente que gobierna desde hace década y media.
Otro dato revelador es sin duda el protagonismo que se le ha dado desde el Comando Carabobo a la campaña sucia, utilizándose todos los medios públicos para los fines más asquerosos y desleales posibles. Incluso el propio candidato repitiente ha suscrito de forma directa todas y cada una de las “ollas” montadas en los laboratorios de propaganda negativa, como han sido los temas relativos a la homosexualidad, las encuestas, el paquetazo y el video. Basar una campaña en la propaganda sucia o negativa es un error que le saldrá caro al saliente.
Es por todo esto que los resultados no han sido los esperados y se han llevado sorpresas como las del simulacro y la de movilización en Catia, que debió ser abortada por la falta de convocatoria. La gente se cansó y ahora están siendo convocados por un liderazgo nuevo que promete futuro, progreso y reconciliación. Esa sí ha sido la campaña perfecta, la de Henrique Capriles Radonski, quien ha recorrido ya varias veces el territorio nacional con jornadas extraordinarias de contacto directo y cara a cara con el pueblo de hasta los rincones más apartados. Capriles ha definido sus programas en todas y cada una de las áreas, planteando soluciones concretas a los problemas reales que viven los venezolanos. Le habla con respeto pero con contundencia al saliente, conciente que tiene que acabar la exclusión una vez llegue a la presidencia.
Esa campaña perfecta, la de Capriles, se cerrará con broche de oro este 4 de octubre en Barquisimeto, con un acto de masas histórico en la avenida Venezuela a la altura de la calle 30 a partir de las 4 de la tarde. Asumamos el reto y desbordemos esa caudalosa y emblemática vía como augurio de lo que pasará luego el domingo 7 de octubre. Las encuestas independientes nos dan una ventaja ya de cinco puntos, pero estamos seguros que la brecha será aún mayor con el trabajo y compromiso de todos. En Lara vamos a arrasar, concientes que lo que pase aquí decidirá la suerte del país. Algo bueno pasará el 4 en Lara y algo mucho mejor pasará el 7 en Venezuela. Capriles Presidente.
Caso cerrado, el dictamen final lo tiene usted.
José Ignacio Guédez
@chatoguedez
#opinión: Dictamen – La Campaña Perfecta por: José Ignacio Guédez
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