El hecho noticioso más impactante durante las últimas semanas lo constituye, sin lugar a dudas, el anuncio del presidente de Colombia, Juan Manuel Santos, en el sentido de establecer una mesa de diálogos exploratorios con la guerrilla de la Farc,con el objetivo de buscar una solución definitiva al conflicto armado y propiciar la ansiada paz institucional que no ha sido posible en los últimos 50 años. Después de 10 años del Caguán,de miles de muertos y un gasto militar desbordado, el Presidente Santos ha convertido todo su capital político en una apuesta por la salida negociada del conflicto armado interno, lo que implica un nuevo pacto social y profundas transformaciones en todos los campos. La Comisión Negociadora designada la preside el ex ministro Humberto de la Calle Lombana e integrada por respetables personalidades de los gremios del sector público y generales retirados del Ejército y la Policía. La guerrilla también se pronunció aceptando las conversaciones, designando sus representantes en la mesa de negociaciones y explicando que están dispuestos a encontrar fórmulas de conciliación que les permitan incorporarse a la vida democrática de los colombianos. El anuncio del presidente de Colombia, Juan Manuel Santos, de instalar una mesa de negociación con las Farc a partir de la según da semana de octubre, después de año y medio de exploraciones, no puede interpretarse como la entrega de dicho país a los guerrilleros. Por el contrario, el gobierno tiene la obligación de mantener activos y en avanzada los operativos de lucha contra la subversión. Las Fuerzas Militares no pueden quedarse quietas, tienen que evitar lo del Caguán, cuando la guerrilla aprovechó para afianzar su amenaza bélica.El nuevo proceso se adelantará en el exterior. Sorpresa en unos, alegría en otros, escepticismo en algunos, apoyos, rechazos, preguntas, opinionesdistintas, de todo produjo en la sociedad colombiana el anuncio presidencial. Sinembargo, como conocedores que somos del acontecer político internacional; no dudamos en calificar este primer paso de valeroso, oportuno y trascendental. Ya era hora de buscarle solución alternativa al conflicto. Sabemos la existencia de un conflicto armado de enormes dimensiones, catastrófico, perturbador, que cada día produce muertos, destrucción y ruinas. Si bien es cierto las condiciones son muy diferentes, el proceso debe mirarse con optimismo pero con realismo por el fracaso de diálogos anteriores. No existe un anhelo mayor en Colombia que alcanzar la paz y poder vivir sin las angustias del terrorismo y la violencia que ha cubierto de luto a toda Colombia. Nadie se opone a buscarla, y todos están dispuestos a contribuir en la medida de sus fuerzas. De ahí que la búsqueda y el logro de la paz son más que necesarios. Son vidas humanas y en tantas víctimas que deja la confrontación armada las pérdidas y los daños son irreparables. En el caso de Colombia, nuestra hermana república, según los analistas ni el Estado puede vencer a la guerrilla ni esta al Estado, la única vía hacia la paz es un acuerdo. Es decir, un pacto equilibrado, justo y recíproco.
Por: José Fabio Oronoz