La empresaria y reconocida actriz Ruddy Rodríguez conquistó el pasado fin de semana el escenario del auditorio Magdalena Seijas de López de la UPEL-IPB, lugar en el que la eterna Niña Bonita de Venezuela desnudó el monólogo Una mujer con suerte, original de Romano Rodríguez, hermano de la artista. Ante la masiva presencia de damas, Ruddy encarnó a lo largo de una hora a Joanel, una mujer emprendedora y con suerte.
El monólogo, cargado de humor, ironía, drama, poesía, sensibilidad y cotidianidad dejó al descubierto una situación que hoy día podría resultar común.
Y es que la experiencia de Joanel podría ser la vida de cualquier mujer, de la amiga, la vecina, la prima o la hermana. De aquella mujer que se crió en un hogar con valores, con sus padres y hermanos, de la niña y la adolescente que salió adelante con sacrificios hasta convertirse en una profesional exitosa, proactiva, inteligente y bella.
Joanel es esa mujer auténtica que se traza una meta tras otra para ir por ellas en forma lineal y sin desviarse de sus objetivos. La que estudia y se prepara para luego obtener un buen puesto de trabajo y, finalmente contraer matrimonio. Sobre todo, Ruddy nos expone a esa mujer que siempre tiene a sus padres presente. En este peculiar y denso monólogo quedaron al descubierto esas inquietudes que las mujeres comparten con sus amigas y aparentes amistades, las vivencias con el novio de turno y por ende, las dudas que asaltan a las damas mientras esperan que el hombre de su vida aparezca o sencillamente se digne a pedirle matrimonio.
En Una mujer con suerte nos encontramos con circunstancias impecablemente sazonadas por el nivel histriónico de Rodríguez, quien realizó varios cambios de vestuario a lo largo de la velada para hacer ver a la mujer que desempeña varios roles. La hija, la esposa, la amiga, la que dedica horas de su vida al gimnasio, la profesional, la novia, la solterona, la estudiosa, la sensible, la guerrera, la esposa… sobre todo a la mujer que aplaza el hecho de ser madre hasta que se suscita una situación que pocas advierten, como por ejemplo, el paso del tiempo y escenarios inesperados como en el caso de Joanel, que tras lograr todo en su vida, se casó pero esperó demasiado para concebir. De pronto, el destino le arrancó al marido en un accidente aéreo. “… Y cómo hago si el gusanito de ser madre me picó tarde”, exclamó la viuda que debía decidir qué hacer con el esperma congelado de su esposo y las peticiones de una suegra anhelante de un nieto.
Solteras a hacerse propaganda
Ruddy compartió e interactuó con el público reiteradamente. Lo involucró recurrentemente en sus reflexiones. Incluso invitó a las solteras a acompañarla, aprovechando la ocasión para bailar con ellas y lanzarles un ramo, exclamando que el único consejo que les da a las solteras es que se hagan propaganda. “¡Hay que mostrarse, no se preocupen que el hombre correcto las descubrirá en su momento!”.
“El teatro venezolano vive un buen momento”
Horas antes de subir al escenario del auditorio Magdalena Seijas de la UPEL, Ruddy Rodríguez se encontró con los medios de comunicación para conversar sobre su actualidad y las satisfacciones que le ha generado la actuación, especialmente el teatro.
Sin poses y con un acento que fácilmente nos hace recordar que desde hace cuatro años se encuentra radicada en Colombia, la reconocida actriz y empresaria accedió a hablar, incluso, de aquel amargo momento en el que la vincularon sentimentalmente con el Presidente Chávez.
-Una mujer con suerte no es un monólogo “sólo para ellas”, ¿por qué engancha al público masculino?
-Porque se sienten identificados y además mueren de risa al verme haciendo el papel de hombre, porque hago de galán, de compañero de trabajo, de poeta y hasta de motorizado.
-¿En qué se parece Ruddy a Joanel?
-En lo luchadora. Porque busca todo lo que quiere que le pase en la vida, se labra su propio destino. La gente siempre me pregunta qué me mantiene, y más allá de los ejercicios es que mi filosofía no me permite complicarme la vida. Hay gente que se hace pesada y se carcome por la envidia y por el deseo de hacer mal al prójimo. Yo he pasado por cosas malas, al igual que todo el mundo, y he salido airosa.
-¿Cuál ha sido la decisión más difícil de tomar en su vida?
-Alejarme de mi familia y también postergar la maternidad. Justo ahora estamos practicando, en tratamientos con la medicina y la ciencia para ser madre y seguir trabajando, porque la maternidad no es una enfermedad.
-¿Tiene nuevas propuestas actorales?
-Tenía algo para hacer una telenovela, pero la tuve que rechazar porque no puedo estar ocho meses más acá en Venezuela, es mucho tiempo lejos de mi marido.
-¿Cómo ve la producción dramática hecha en Venezuela?
-Lamentablemente, perdimos el reinado, pero es como México y Brasil que también tuvieron reinado, ahora lo tiene Colombia, con todo el séquito de príncipes y princesitas.
-¿Qué nos falta?
-Apostar a textos más sensibles, más cotidianos, más de nuestra problemática pero sin ser tan dramáticos. A la tragedia hay que meterle comedia porque sino nadie se la aguanta. También hay que apostar más a exteriores que estudios, antes no teníamos control remoto pero ahora la gente cambia de canal si no le muestras algo bien hecho.
-Ha dicho que el cierre de un canal que dejó a muchas personas sin trabajo, hizo que renaciera el teatro en sus diferentes formatos, ¿las tablas venezolanas están en un buen momento?
-Sí. Estamos en un muy buen momento para el teatro, al igual que para el cine venezolano
-¿Es cierto que lloró cuando se enteró de los rumores que la vinculaban sentimentalmente con el Presidente de Venezuela?
(Risas…) Como pasó hace tiempo ya lo puedo decir: Yo pasé por toda la escala tonal de emociones: impotencia, rabia, angustia, lloradera, hasta que dije “ya, yo sé quién soy”.
Fotos: Billy Castro