Por primera vez en 14 años, los sondeos están alimentando una confianza triunfal en el presidente Hugo Chávez y un optimismo desbordado en la oposición, pero una lectura minuciosa de los datos advierte que los comicios presidenciales en Venezuela serán más peleados de lo que presumen ambos candidatos.
De siete estudios de referencia seguidos por Reuters, dos apuntan a una victoria contundente de Chávez, otros d os muestran un «empate técnico» con el aspirante opositor Henrique Capriles y los tres restantes dan ventaja al mandatario, pero con la posibilidad de un final ajustado.
Ante las acusaciones de parcialidad política en las encuestas, los expertos responden que son detalles técnicos como el diseño de las muestras, la estratificación, el tipo de entrevista e incluso la redacción y el orden de las preguntas lo que podrían estar influyendo en la dispersión de los resultados.
Las encuestas de confianza de Chávez, Gis XXI y Consultores 30.11, le otorgan una intención de voto del 56 por ciento, ventaja «irreversible» hacia un tercer mandato de seis años para llevar su «revolución socialista» a un punto de no retorno.
«Ya todo el mundo sabe lo que va a ocurrir», clamó confiado el militar retirado, quien nada más arrancar la campaña se declaró curado del cáncer que le diagnosticaron hace un año.
«Está escrito, hasta las piedras gritan: ígana Chávez el 7 de octubre!», insistió, pidiendo a sus seguidores alcanzar la cota histórica de 10 millones de votos, o un 70 por ciento.
Capriles también está leyendo sus sondeos y apuesta a las firmas Consultores 21 y Varianzas, donde su candidatura ha ido remontando para llegar a la última milla de la elección con opciones de triunfo si se mantiene la tendencia.
«Yo le creo al que nunca se ha equivocado en un resultado electoral y esa proyección va hacia un triunfo que no va a ser por un pequeño margen. Podemos ganar con más de un millón de votos de diferencia», dijo el gobernador del estratégico estado Miranda en una reciente entrevista con CNN en Español.
Pero, con un padrón de 19 millones de votantes y una posible abstención de en torno al 25 por ciento, apenas 700.000 sufragios podrían mover 10 puntos arriba o abajo el resultado.
¿Final de fotografía?
Para el chavismo, los estudios de Datanálisis, Hinterlaces e IVAD -que dan al presidente una consistente ventaja de dos dígitos junto con buena evaluación en variables de control como aprobación, situación del país o apoyo a sus planes sociales- confirman el escenario de un resonante triunfo.
«A día de hoy, la primera opción la tiene el presidente Chávez. Ese es nuestro escenario más probable. El escenario menos probable es el triunfo de Capriles y por brecha mínima», dijo Oscar Schémel, director de la firma Hinterlaces.
Esas mismas encuestas, miradas con por los ojos de la oposición muestran un panorama completamente distinto que les promete un final de fotografía.
Su primera observación es que la intención de voto por Chávez se mantiene plana en todos los sondeos, mientras la del «flaco» avanza, en mayor o menor medida, en casi todas las mediciones desde que fue elegido candidato único en febrero.
Esto les sugiere que el mandatario podría haber alcanzado su techo electoral meses antes incluso de arrancar la campaña y que, además, la mayoría de los indecisos se estaría decantando paulatinamente por el político de 40 años.
Por último, señalan que si bien la brecha entre ambos es considerable no supera al porcentaje de «indecisos/no sabe/no contesta», dejando matemáticamente abierta la posibilidad de una carrera cabeza a cabeza el día de la elección.
«Y yo sigo poniendo de primero el escenario donde Capriles gana. En ese sentido, estamos yendo contra la corriente. Pero las cifras que estoy viendo de otras empresas distintas también me están sugiriendo que Capriles puede ganar», dijo Luis Christiansen, director de Consultores 21.
En las elecciones legislativas del 2010 Chávez no logró obtener la mitad más uno de los votos, aunque el 48,12 por ciento le alcanzó para asegurarse la mayoría de los escaños. Este resultado está detrás de la distorsión en las expectativas políticas para los cruciales comicios de este año.
La oposición cree que esos comicios fueron la expresión de un deseo de cambio ante la ineficiencia y corrupción de un Gobierno que, tras 14 años en el poder, no da respuestas a los problemas del día a día, como la alarmante criminalidad, el empleo informal y el alto costo de la vida.
Chávez lo asumió como «voto castigo con red», ya que su liderazgo no estaba en juego. Desde entonces, la economía ha ganado vuelo, el gasto público se expande y su popularidad se reforzó con las nuevas «misiones sociales» que prometen viviendas dignas y trabajo de calidad a los más humildes.
Motivar y movilizar
Ambos bandos saben que las encuestas no van a garantizarles la victoria en la mayor contienda electoral de los últimos tiempos, por lo que están volcados en motivar y movilizar a sus electores para el 7 de octubre con estrategias cuya efectividad e impacto es difícilmente mensurable en los sondeos.
Para el chavismo, la visible recuperación de su líder ha sido el mejor revulsivo en sus bases.
Durante sus actos, más breves y espaciados que en otras oportunidades, Chávez canta, toca la guitarra y baila por su reelección, mientras a fin de mantener el ritmo se presenta en frecuentes apariciones televisivas para entregar casas e inaugurar obras de Gobierno en su papel de jefe de Estado.
Puede que el «huracán bolivariano» esté lejos de su habitual modo de campaña, cuando aparecía hasta en cinco actos diferentes el mismo día por todo el país, pero luce mejor de los que muchos esperaban tras someterse en menos de un año a tres cirugías y tratamientos de quimio y radio contra la enfermedad.
El mandatario está aceitando la «maquinaria roja» para el plan 1×10, en el que casi un millón de militantes socialistas se comprometieron a llevar cada uno a las urnas una decena de electores, proporcionando transporte, refrigerio y ayuda para personas de movilidad reducida en caso de ser necesario.
«Hola Mundo alegre! Fue tremenda la reunión de la maquinaria Patria! Vamos ala Campaña Perfecta, ala Batalla Perfecta, ala Victoria Perfecta», escribió Chávez en su cuenta Twitter este mes tras arengar a los activistas del partido para la batalla.
El éxito de las primarias, que con 3 millones de votantes rompieron todas las expectativas, disparó el entusiasmo en un electorado opositor que hasta entonces se había agitado más por su animadversión común contra el presidente que por un respaldo activo a sus propios políticos.
Los seguidores de Capriles creen que su maratónica campaña «casa por casa» con la que ha recorrido varias veces el país de punta a punta buscando un contacto personal con los electores puede hacer la diferencia el día de la votación.
«íHay que echar el resto!», animó a sus seguidores la semana pasada el joven aspirante, quien se ha convertido en el mayor desafío que ha enfrentado a Chávez en las urnas.
Foto: AP