«Auxilio, ayúdenme», eran las palabras que repetía Julio César Yépez Rivero (26), quien había recibido un disparo en el hombro izquierdo y uno en el estómago. El joven, quien habría sido baleado a las 5:30 de la mañana de ayer, tras resistirse al robo del vehículo de su padre, fue auxiliado y trasladado hasta el Hospital Baudilio Lara de Quíbor, municipio Jiménez, donde fue estabilizado, pero en la espera de una ambulancia falleció dos horas después.
La víctima era conocida como una persona trabajadora y colaboradora, tenía seis años trabajando como gruero en Sidetur. La madrugada del sábado llevó a una vecina que tenía problemas de la tensión para el Hospital. Luego de que ella fuera examinada la buscó y a las 5 y 30 de la mañana se dispuso a recoger a su tío en la avenida 20 de la urbanización Don Flores de Quíbor, para venir a Barquisimeto a trabajar.
Yépez Rivero se trasladaba en una camioneta Ford Custom F100 verde placas A71AB7T, propiedad de su padre. Se estacionó para recoger a su tío y éste al abrir la puerta vio que tres sujetos venían en una moto; rápidamente se tiró hacia el portón y su sobrino arrancó el vehículo. Los maleantes comenzaron a disparar en contra de Yépez Rivero. Al menos siete detonaciones se escucharon en el lugar y tras haber recorrido una cuadra el joven estrelló la camioneta contra la Quinta Mis Hijos, signada con el número E-07.
La dueña de la vivienda relató haber escuchado un golpe similar a una explosión. Su esposo pensó que era un trueno y al asomarse por la ventana vio que una camioneta verde estaba dentro de su casa y había derribado todo el portón. La reja quedó en la puerta de la casa y no les permitía su salida. Al escuchar los quejidos del joven llamaron al 171 y los Bomberos de Quíbor, llegaron al lugar quince minutos después e hicieron el traslado.
La dama explica que la camioneta verde se metió hasta el porche, derribó el portón y chocó contra una camioneta Caribe blanca que pegó contra la pared del cuarto de su hija, abriendo un boquete y causando una gran grieta.
Vecinos de la zona indicaron que desde hace dos años esa zona es peligrosa; por eso deben guardarse en sus hogares a las 8 de la noche porque la presencia de personas extrañas abunda.
Lloran su pérdida
La señora Gladys Rivero, estaba afuera del Baudilio Lara, llorando la pérdida del menor de sus seis hijos, explicó que desde hace dos años vivía con su esposa y su pequeño hijo de tres años en Villa Quibure.
«Están matando a los inocentes y no inocentes. El Diablo está arrasando con la juventud, todavía aquellos que andan en la vida mala, pero mi muchacho que era una persona tranquila y trabajadora, no merecía morir así», exclamó la señora Rivero.
Foto: Ángel Zambrano