Los altos precios petroleros no han servido para mejorar los servicios

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La situación económica del país, en este momento en que nos encontramos en la recta final de la campaña electoral, es muy difícil.

Los economistas señalan que se mantiene una caída del Producto Interno Bruto (PIB), persiste la inflación,  es sostenida la disminución de la producción petrolera, dependemos de los precios del crudo, el desempleo y el  sub empleo tienden a seguir subiendo, las empresas básicas de Guayana experimentan un colapso y más del 40 por ciento de las empresas manufactureras que habían en 1998 han cerrado.

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Igualmente se ha deteriorado el sistema eléctrico nacional, al punto que no sólo se han venido registrando racionamientos en el servicio, sino que los apagones se producen con frecuencia en diversas partes del territorio nacional.

La falta de gas no puede ocultarse, ya que se está importando ese producto de países vecinos, como Colombia.

Y también, mucho antes de que se produjera la tragedia de Amuay, cuyas causas no han sido dadas a conocer por el gobierno que en principio habló de un accidente y desmintió que hubiera ocurrido por falta de  mantenimiento adecuado, se ha importado gasolina, incluso del Imperio; es  decir, de los Estados Unidos de América.

El bolívar, que el gobierno llamó fuerte, es una moneda muy débil, a consecuencia de la devaluación del 8 de enero de 2010 y las  reducciones de las reservas internacionales.

Además se han perdido los espacios de libertad  asociados al desmembramiento de las instituciones democráticas fundamentales.

Todas estas y otras muchas cosas han sido advertidas suficientemente por economistas como Orlando Ochoa, José Guerra,  Teodoro Petkoff, Pedro Palma,  Humberto García Sarralde,  Héctor Silva Michelena, Héctor Malavé Mata y Francisco Faraco, entre otros, quienes consideran que el gobierno de Hugo Chávez ha cometido graves errores de concepción, administración y políticas.

Aparte del cuadro someramente señalado, hay que agregar la decadencia de la salud social, no obstante los recursos destinados por el sector público en todos estos años.

Y, por supuesto, la inseguridad pública se ha desbordado a tal punto que  más de una decena de planes anunciados por el Ministerio de Relaciones Interiores y Justicia no han funcionado.

El narcotráfico se ha extendido y las cárceles son controladas por los delincuentes.

Todo eso  le da una mala imagen al país y, naturalmente, nadie se arriesga a invertir porque el gobierno ideológicamente se identifica como generador del socialismo del siglo 21 o lo que es lo mismo comunismo, como bien lo aclaró Fidel Castro, cuando una periodista le pidió una definición de esa concepción política.

Han sido muchísimos los escándalos de corrupción y fraude puestos de manifiesto con la quiebra e intervención de bancos y otras instituciones financieras vinculados a altos funcionarios del gobierno.

No se puede olvidar los casos de los alimentos que se pudrieron en los contenedores de Puerto Cabello y en otros sitios del país, incluyendo el estado Lara.

Por lo demás, el régimen ha cometido todas las arbitrariedades que se le han ocurrido por mantener bajo su control a los demás poderes.

 

Dependencia del petróleo

Un grupo de economistas, que ha venido analizando la situación, considera que la crisis por la cual atravesamos tiene su origen en el rumbo trazado por Chávez, quien desconociendo el resultado de la consulta nacional en torno a su proyecto de reforma constitucional, no ha vacilado en imponer un sistema socialista similar al socialismo real o marxista-leninista, basado en un esquema rentista exacerbado, aumentando la dependencia del petróleo, al mismo tiempo que ha venido llevando a cabo una política sistemática de reducción, expropiación o destrucción del aparato productivo privado.

Chávez ha tenido la suerte del auge del  precio del petróleo a partir del 2003, que aunque tuvo una ligera caída, registró rápidamente una recuperación tan significativa en todos estos años y  hoy el barril del crudo venezolano supera los cien dólares.

Al mismo tiempo, Chávez  ha impuesto la hegemonía del Estado sobre los medios de producción.

El auge del precio del petróleo fue tal que de 1998, cuando las exportaciones reportaron 12.178 millones de dólares, se llegó en el 2008 a 89. 128 millones de dólares. O en otras palabras, 7 veces mayor en una década.

Naturalmente, el incremento de los ingresos por concepto de la venta del crudo estimuló el crecimiento económico entre 2003 y 2008, en lo que los economistas llaman política fiscal fuertemente expansiva y el financiamiento monetario del gasto parafiscal.

 

Limitado crecimiento

económico

En torno a la más alta inflación del país en comparación con el resto de la América Latina, los expertos la atribuyen “a la combinación de impulsos exagerados de demanda con restricciones de la producción interna, originadas en un sinnúmero de controles y regulaciones a las empresas privadas en el marco de una grave afectación a los derechos de propiedad, que han limitado el crecimiento del producto potencial”.

“Para contener las presiones inflacionarias, el gobierno implementó desde el año 2003, repitiendo errores del pasado, un distorsionante control de  cambio, de precios de bienes y servicios, y un tipo de cambio fijo y único como ancla nominal para intentar controlar la inflación, con los vicios y errores ya conocidos de experiencias previas”, expresó un grupo de 18 economistas, entre los cuales  figuran, entre otros,  Ronald Balza, Carlos Rafael Silva, Luis Beltrán Petrossini, Isaac Mencía,  Luis Carlos Palacios, José Manuel Puente, Gustavo Rojas,  Jesús Cacique y Alcides Villalba.

“No obstante ello, la inflación se elevó provocando una intensa sobrevaluación del bolívar respecto al dólar, lo que estimuló una expansión desmedida de las importaciones y una pérdida de competitividad del sector productivo exportador”, situación que debilitó sensiblemente la capacidad productiva interna y restringió la creación de empleos productivos. Consecuencia observada es que a partir del 2008 ha habido una disminución de las remuneraciones reales.

A partir de entonces las exportaciones no petroleras disminuyeron, se registró una fuga de capitales a través de  la compra en bolívares de bonos gubernamentales denominados en dólares, bajó la inversión privada  y la inflación ha incidido en el deterioro del poder adquisitivo del salario real.

Baja inversión en servicios

Los especialistas en materia económica han señalado que, no obstante el elevado gasto público, la inversión real en áreas importantes para el desarrollo del país, como construcción y mantenimiento de infraestructura pública, ha sido muy baja.

Es comprobable tal hecho por la falta de nuevos acueductos para abastecer de agua a las grandes ciudades, las deplorables condiciones de la red vial nacional y la grave crisis eléctrica.

Además, PDVSA se ha convertido en un apéndice político del Ejecutivo Nacional y ha adquirido atribuciones y variadas, ya que ahora hasta se ocupa de la agricultura y la comercialización de alimentos. Aunque su nómina de trabajadores ha crecido en forma exagerada, ha tenido un franco deterioro en la calidad de su capital humano, además de la pérdida de eficacia y productividad considerable, abundando las denuncias de hechos de corrupción, creciente endeudamiento y problemas de caja recurrentes que han incidido en mora prolongada en cuentas por pagar y paralización de los servicios de mantenimiento.

Por otra pare,  Sidor, que generaba ganancias, producía grandes volúmenes de productos de acero para la exportación y tenía un alto nivel de empleo, después de ser estatizada entró en un colapso. Hoy se está importando acero.

Y en la última visita que hizo el presidente de la República, Hugo Chávez, fue enfrentado por los trabajadores que reclamaban la discusión de la contratación colectiva, por cuanto han visto desmejoradas sus condiciones socio-económicas; pero, el jefe del Gobierno, en lugar de tomar en consideración la protesta, nombró una comisión oficial y de paso descalificó a los manifestantes llamándolos “locheros”

Expansión del Estado

Los analistas hacen hincapié en  la pretensión que tiene el jefe del Gobierno de imponer el modelo marxista-leninista con el consiguiente culto a la personalidad, es de concentrar el mayor poder político y económico del Estado.

Expropiaciones y confiscaciones de empresas del sector agrícola, agroindustrial, industrial, construcción, bancario y del sector comercial en el cual se incluyen cadenas de supermercados, demuestran claramente la expansión del Estado y de sus atribuciones arbitrarias.

Al afectarse los derechos de propiedad, ser  reducida la acción de las  organizaciones  económicas privadas  y deteriorado el funcionamiento de los mercados,   se ha conformado un arreglo institucional que propicia una elevada ineficiencia en el uso de los factores productivos.

El Estado está hipertrofiado. Asientan.  Los numerosos ministerios y la creación de empresas públicas de toda índole absorben recursos fiscales en forma creciente, pero funcionan sin transparencia ni rendición,  siendo fuentes de corrupción y de clientelismo político.

Para los especialistas el “socialismo del siglo XXI” es una ruta al estatismo autoritario, con una conducción errática e improvisada, y un manifiesto componente de corrupción.

Recursos a disposición del Presidente

Ante la contracción económica y las presiones inflacionarias simultáneas de la economía, dicen los economistas que la respuesta del gobierno ha sido tomar medidas puntuales de carácter fiscales, destacando la devaluación del tipo de cambio nominal del dólar a 4,30 bolívares. El tipo de cambio nominal de 2,15 bolívares era imposible de sotener por la reducción de los ingresos petroleros a consecuencia de la abrupta declinación de las exportaciones y la caída en esos momentos de los precios. Una devaluación puede proporcionar un aumento significativo de ingresos fiscales, dispuesto por el Ejecutivo Nacional con exclusivo arbitrio.

Los expertos han dicho que el argumento del gobierno, en el sentido de que la devaluación del tipo de cambio nominal permitiría la competitividad en los mercados externos de los bienes producidos en el país, no se podía sustentar  a consecuencia de las medidas de índole fiscal sin la búsqueda de la estabilidad macroeconómica, acompañada de las expropiaciones arbitrarias ordenadas por el presidente de la República y el retraso sistemático en la entrega de los dólares por parte de Cadivi,  así como el mal servicio eléctrico.

También hay que resaltar el traspaso de reservas internacionales del Banco Central de Venezuela al Fonden, para ser utilizados como recursos parafiscales a discreción de la Presidencia de la República, tanto en gasto interno de directa naturaleza, como en la ayuda financiera a gobiernos extranjeros afines y en la compra de costosos sistemas de armamento.

Y de igual modo han advertido que el gobierno ha maquillado las estadísticas económicas, comenzando por las mediciones del PIB, lo cual afecta negativamente la credibilidad del sistema estadístico nacional.

 

 

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