Sin tregua
Revolución rara esta, la chavista. Su cúpula y, en consecuencia, su líder único, no saben cuántos presos hay confinados en cada una de las cárceles venezolanas pero si saben, casi con exactitud, los puntos de ventaja que le dan las encuestas sobre el candidato Henrique Capriles. Luego, lo lógico y lo sensato es que contraten a las encuestadoras para que cuenten los presos que no pueden contar ni la guardia nacional ni el ministerio de prisiones ni las milicias ni nadie.
Esta es una revolución extraña, todavía no sabe con certeza quiénes asesinaron al fiscal estrella Danilo Anderson que contaba “su” dinero con máquinas – tenía una en su casa -; no sabe casi nada de la supuesta enfermedad de su líder; no sabe – sólo presume – por qué voló en pedazos buena parte de la refinería de Amuay; no sabe si es cierto o falso que 80 indígenas hubieran sido asesinados por mineros brasileños; no sabe – presume – quiénes son los que proveen a los presos de fusiles, ametralladoras, granadas, balas y pistolas; nadie conoce los nombres de los responsables de la exportación ilegal de combustible, el segundo “mejor negocio” después de la droga en Venezuela; pero el capo del régimen y su combo saben con certeza matemática los números del resultado electoral del 7 – O, que les dice que Chávez “ganará” por paliza. Uno sugiere entonces, que a las encuestadoras, por lo menos, se les encomiende la investigación y descubran los asesinos del fiscal estrella y el nombre de los mafiosos que arman a los presos, sacan los combustibles y manejan la droga, todo mediante el sistema de preguntas y respuestas a la gente, y le informen
luego al régimen, que tanto confía en las encuestas. Eso le ahorraría a la
República una montaña de dinero que ahora se malgasta en policías, sapos, confidentes, delatores, aparatos de espionaje telefónico, patrullas, y otros ineficaces instrumentos para contener el crimen en Venezuela. Se me ocurre que si contratan a los encuestadores podríamos acabar con el insulto a la inteligencia por parte del Dibise que cuando no saben ni quieren saber quién es el autor de un homicidio – casi nunca saben – hablan de “ajustes de cuentas”; creo que los encuestadores pueden averiguar – preguntando, como hacen siempre – el nombre de cada criminal en cada uno de los 160 mil homicidios que han ocurrido en los 14 años de esta extraña revolución.
Hay más, ante la evidencia de que es falso el último censo, nos permitimos sugerir que las encuestadoras a disposición de Miraflores determinen cuántos somos, cuánto vivimos, de qué morimos y los otros datos de un censo bien hecho. Vamos más lejos, como la duda y la sospecha son los emblemas del organismo electoral venezolano proponemos que, luego de un referéndum que lo apruebe, sustituyamos al CNE y a las elecciones mismas por un grupo de encuestadoras dirigidas por esos genios estadísticos: Uno de apellido inglés o alemán, el otro de voz aflautada o de contratenor, que hablan como si fueran dioses y que por tanto, como dioses que son no se equivocan y escogerían cada seis años al presidente más conveniente para nosotros, que somos simples mortales.
Lo aparentemente serio, en este “proceso” donde nada lo es, es que el mejor argumento de su mentor para que voten por él, es que las encuestas dicen que va ganando. Se da pues el caso en Venezuela ¿qué raro? que el papel y la tinta se enfrentan a la realidad: la calle dice una cosa y las encuestadoras de Miraflores otra. El entusiasmo de las multitudes y las emociones que despierta Capriles huelen a victoria mientras las encuestas del oficialismo hieden a billetes
de David De Lima o Ruperti. Es la calle con Capriles contra el laboratorio que apoya a Chávez. Son más de 250 mítines de calle con Capriles contra 10 ó 12 actos de coreografía oficialista.
De cualquier manera el 7 – O es la cosa, si el pueblo sigue hablando como lo viene haciendo en la calle ganará Capriles y enmudecerán los encuestadores oficialistas otra vez, como cuando la reforma constitucional de 2007, como lo hicieron con los resultados de Táchira, Zulia, Carabobo, Miranda, Distrito Federal y Nueva Esparta el año 2008, y el 2010 con las elecciones parlamentarias donde “encuestaron” que la alternativa democrática solo obtendría 45 diputados: obtuvimos 67, con más votos que el chavismo. No es, pues, la encuesta, son los votantes, los ciudadanos y la calle quienes hablaran por Capriles. Amanecerá y veremos
