La Universidad Centroccidental Lisandro Alvarado (UCLA), en ocasión de su 50 aniversario, entregó anoche la Orden 22 de Septiembre a diferentes personalidades de la región, entre ellas, al maestro Marco Tulio Colmenárez, a quien le fue reconocida su trayectoria de más de 60 años en el campo de la danza.
EL IMPULSO conversó con este artista larense, fundador de Danzas Terepaima, acerca de su carrera, las numerosas generaciones de bailarines que han pasado por sus manos, los cargos y retos asumidos a lo largo de más de medio siglo en el ámbito cultural y proyectos a futuro.
Colmenárez precisó que dicho galardón es ante todo un reconocimiento a la cultura. “Yo me inicié en la danza en 1949, es decir, son más de 60 años de trayectoria… es muy valioso cuando instituciones como la UCLA, estiman tanto años de trabajo”.
-¿Cómo era el movimiento dancístico en esa época?
-En ese tiempo estudiar danza era muy difícil. La danza era para la élite. Para esa época el profesor José Largo Díaz llegó a Barquisimeto y fundó la Escuela de Danza José Largo Díaz… ya yo tenía cierta experiencia en el campo de la danza, luego de estudiar en Caracas en 1945… continué así mi formación en esa institución.
-¿Contó con el apoyo de sus padres?
-Bueno mis padres eran conservadores… pero para la cultura no tenían ningún tipo de restricción. Para algunos, que un varón estudiara danza era un tabú… pero para mis padres no, además mi mamá cuando era joven tocaba y cantaba. No tuve problemas en ese sentido. Por lo general, es muy difícil para el sector masculino entrar al mundo de la danza… hoy día tengo cantidad de exalumnos que son internacionales.
-¿Con quién se formó?
-Estudie danza clásica, contemporánea, española, moderna, latinoamericana, folclore en el Instituto Nacional del Folclore con Felipe Rivera, Gustavo Silva, Miguel Acosta Saignes… en ballet clásico me inicié con Inés Mariño, José Largo Díaz y Alberto Suárez, danza española con el profesor Antonio López, con quien funde el Ballet Sacromonte. Estudié danza contemporánea con Gladys Alemán, José Salas, entre otros.
-¿Qué le dejaron sus maestros?
-Todo lo que soy ahora… después de dar clases en la Universidad de Mérida, en la Universidad del Zulia, en Falcón, aquí en la UCLA, en el Miguel José Sanz, luego de trabajar en el Instituto de Mejoramiento Profesional, en el Consejo Venezolano del Niño, en el Ministerio de la Juventud, ser coordinador de Cultura de la Gobernación de Trujillo y ser fundador de varias instituciones… todo eso se lo debo a mis maestros… algunos me reconocen como maestro de maestros.
-Y como maestro de maestros ¿qué nos puede decir sobre el movimiento dancístico de la actualidad?
-Lo que sucede es que son épocas muy distintas. Hace 50 años atrás, había pocas academias y eran sólo para la élite. Más tarde el profesor José Largo Díaz fundó su institución, la que diez años más tarde se transformó en Danzas Terepaima. Ahora hay oportunidades para todos en todas las áreas.
-¿Cuántas generaciones ha formado y su mayor satisfacción?
-Muchas, desde el 54 hasta la actualidad. Mi mayor satisfacción es tener exalumnos en Estados Unidos, España y otros países, entre ellos William Alcalá, quien está en España, Freddy Carmona tiene dos licenciaturas en el ballet de Inglaterra, Gilbert Durán está en Alaska. Y así muchos más… es talento barquisimetano. Igualmente aquí en Venezuela y en Lara, todos esos profesores que hoy día dirigen importantes grupos, por ejemplo, el director de Los negros de Chelena, los del grupo Sebucán, Ana Molina, quien dirige el grupo Napoleón Lucena, Danzas Quibure y Danzas Altagracia de Quíbor entre otros. En Lara funde los grupos de danza del Consejo Venezolano del Niño.
-¿Sigue impartiendo sus conocimientos de forma tradicional o le incorpora nuevos elementos a su metodología?
-La cultura avanza con la vida misma, si uno se queda, la cultura lo rebasa, es decir, como maestro uno no puede quedarse estancado en una sola técnica, ya que la danza siempre está en movimiento, por ello, con la danza hay que estar al día.
-¿Qué opina de las fusiones de ritmos?
-Eso es un sincretismo. Es válido pero se pierde la esencia.
-¿Cómo está el movimiento dancístico en Barquisimeto?
-Sobre eso hay mucha tela que cortar… Sucede que hay gente que medio aprende danza y de la noche a la mañana forma un grupo, sin estudiar lo suficiente… la danza es un trabajo muy sacrificado, exige mente y cuerpo.
-¿Cómo es el apoyo que el Estado le ofrece al sector de la danza?
-Regular… A veces hay que recordarle que los profesores de danza son humanos, tienen que comer todos los días, eso hay que pagarlo, y no son tres lochas lo que hay que pagarle a un profesor de ballet.
-¿Cómo está el aprendizaje de nuestros bailes autóctonos?
-Se ha ido perdiendo… son ritmos que hoy día poco se heredan. Se han profesionalizado, es decir, para aprender a bailar tamunangue hay que ir con los expertos, a Los hermanos de Chelena, al grupo Alma de Lara, entre otros. Estos bailes, ritmos y tradiciones pasan de generación en generación con mayor énfasis en Quíbor, Sanare, El Tocuyo… Hay grupos que mantienen esos bailes, pero ya son profesionales.
Foto: Edickson Durán