Desde hace un mes, la familia Linares, provenientes de Guarico, se apostó en una parcela del sector Loma Redonda, del municipio Palavecino, con el propósito de cultivar unas cuantas hectáreas adquiridas para la siembra de café y otros rubros.
Construyeron una vivienda de botalones de madera y zinc, debido a la larga espera de la Misión Vivienda que nunca llegó al montañoso lugar.
Pero el destino y la fuerte tormenta registrada este martes en la noche, derribó la vivienda, arrojando al vacío las tapas de zinc, además de tumbar los botalones y empapar todos los enseres.
Los nueve integrantes de la familia, de los cuales cinco son niños, pasaron lo que restó de la noche a la intemperie, bajo temperaturas estimadas en 12 grados con ráfagas de viento de 15 a 20 kilómetros por hora.
Quedamos en la calle
Desde lo lejos se pudo apreciar la ropa y los enseres de la familia Linares esparcidos a lo largo de la parcela.
La ropa colgada en la cerca de púas, aún destilaba hilos de agua de lluvia, y dos colchones reposaban al sol para secarse.
Natalio Linares, comentó que los niños fueron tapados con un plástico para evitar una posible hipotermia.
“Prácticamente quedamos en la calle”, comentó Linares, al tiempo que agregó que llegó al lugar a trabajar la tierra con su familia.
La vivienda, situada a casi siete kilómetros del caserío La Morita, quedó destrozada.
Claman atención
Linares, con acento humilde, clamó atención oficial, “para que nos ayude a salir de este percance y sólo queremos producir para beneficio de muchos.
Pero Linares, su esposa, hijos y parientes, anhelan disponer de servicios básicos: agua por tubería y luz eléctrica.
Necesitan un transformador para tres familias de la zona, más 25 rollos de manguera para conectarse a la aducción que se encuentra a unos dos kilómetros y medio.
Fotos: Luis Alberto Perozo Padua