Ventana abierta
Para recordar: “Esforzaos y cobrad ánimo; no temáis, ni tengáis miedo de ellos, porque Jehová tu Dios es el que va contigo; no te dejará, ni te desamparará.” (Deuteronomio 31:6).
Una promesa es una expresión o acción voluntaria de dar o hacer por alguien una cosa ofrecida. Las promesas humanas y las divinas, no se pueden comparar y nunca serán iguales, porque Dios siempre cumple lo que promete. Por ello, Moisés dice: “Dios no es hombre, para que mienta, ni hijo de hombre para que se arrepienta. Cuando él adice algo, lo realiza. Cuando promete algo, lo cumple.” (Números 23:19).
Hay frases o más bien consejos que dicen: “Nunca ofrezcas algo, que no vayas a cumplir”; “No ofrezcas más, de lo que puedas dar” “No digas de esa agua no beberé”. Porque más rápido bebemos ¿no es así? ¡Cuánto deseáramos que los políticos, religiosos, padres y madres, educadores y todos nosotros en general, le prestáramos atención a esas palabras!
Entonces: ¿Por qué muchas promesas humanas no son sustentables con el tiempo? ¿Por qué no todo lo que ofrecemos lo cumplimos? Tenemos que reconocer que somos finitos, mortales y débiles. Pero, Dios es Totalmente Distinto, porque Él es: Onmisapiente, ya que todo lo sabe (Hebreos 4:13); Onmipresente, porque está en todas partes (1er libro Crónicas 22:18); Eterno (Deuteronomio 4:39); Todopoderoso (Génesis 17:1) y todos los calificativos, en positivo, que jamás se le puedan aplicar al ser humano.
Normalmente en la contienda política, los candidatos se ganan el afecto de adeptos o seguidores, debido a las promesas que hacen. Recordamos aquel político que les ofreció un puente a los habitantes de un pueblo y como le acotaron que no había un río, entonces el hombre ufano agregó: “entonces le traemos el rio también”.
Si una persona promete y no cumple es mentiroso. Tal vez, algunos nos valemos de las excusas para defender nuestra promesa rota o incumplida. Vamos a seleccionar a dos personas: Uno está comenzando a prometer y el otro tiene varios años prometiendo, cosas que cumple y otras no ¿Cuál ha mentido más? Si nos inclinamos por el segundo, le estamos autorizando para que nos siga engañando; en cambio, al escoger el primero, le estaríamos probando o dando la oportunidad para que cumpla.
En estos artículos, no tenemos tanto espacio para hablar de promesas humanas no cumplidas, pero hay algunas, que nos atañe a casi todos por la situación que estamos viviendo en Venezuela. Nos valdremos del “tweets” que encontramos en la página web, del impulso.com, relacionadas con promesas no cumplidas del ejecutivo. Resumimos y no pudimos nombrar a los autores de los comentarios, entre otras: 1) No más niños en la calle. 2) Algunas se han cumplido, pero duran poco. 3) Saldar la deuda social. 4) Convertir Miraflores en una universidad 5) Finalizar el Sistema Hidráulico de Yacambú. 6) Poner en funcionamiento Transbarca. 7) Viviendas dignas para todos. 8) El rio Guaire, Caracas, limpio y navegable. 8) Reducir el número de ministerios y de 11 pasó a 29. 9) No habría más corrupción. 10) Convertir los “malandros” en “buenandros”. 11) Habría un mejor país.
En el verso para recordar (Deuteronomio 31:6), encontramos hermosas promesas donde recobramos el ánimo; para esforzarnos; para que no tengamos miedo o temor, cuando dice que Dios es quien está con nosotros, ya que Él, no nos dejará, ni nos abandonará. Es Dios quien nos hace cumplir.
Hace algunos años interrogaron en “es.answers.yahoo.com”: ¿Cuántas promesas bíblicas hay? Entre las respuestas que encontramos: 1) Pueden ser miles, porque depende de la necesidad de cada quien. 2) Otra persona dijo que la Biblia contiene unas 3.573 promesas. 3) Por su parte, el ministro Carlos Zazueta, en la página www.oneplace.com, sostiene que en la Biblia hay unas 7.000 promesas.
No importa el número de promesas que Dios nos presente en su Palabra, lo que si es cierto es que hay una, varias o numerosísimas promesas para cada uno. Solo quedan algunas promesas que no se han cumplido, como la Segunda Venida de Cristo, fin de la predicación del evangelio, pero estamos seguros que pronto se cumplirán, porque dice el profeta: “Todo esto se acerca y se cumplirá —dice el Señor, el Eterno—. Este es el día que anuncié” (Ezequiel 39:8).