#Opinión: Postguerra Por: Orlando Peñaloza

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Es el período inmediato a la terminación de una guerra lo suficientemente intensa  y durante el cual subsisten las perturbaciones causadas por la misma, que no finalizan hasta que se alcance una recuperación económica y superación de un conjunto de problemas sociales, como pueden ser la democracia, el reabastecimiento normal y la superación de la crisis social.
La mayoría de los venezolanos venimos entonando el Himno Nacional a pocos días de las elecciones presidenciales porque se avecina un cambio, un camino de paz y libertad reconquistado a través de luchas y sufrimientos que cristalizará este 7 de octubre.
Pero la celebración debe encerrar reflexiones porque el camino a seguir es rocoso y necesita la voluntad de hombres, mujeres, instituciones y el nuevo gobierno, que contenga  la marea de quienes abandonan el barco, en cuyas mentes continuará el veneno de la maldad,  preparados para el “volvió, volvió”, pero a través de la violencia, esa que utilizaron durante 14 años de gobierno en guerra permanente.
De manera que, los grandes problemas por resolver no parecen a corto plazo porque mientras se reconstruye un nuevo orden social y democrático, que enmiende un país hecho trizas, de otro lado enfrentaremos  una guerrilla permanente que intentará manchar nuestro territorio de sangre en una lucha sanguinaria por reconquistar el poder a la fuerza.
El aún presidente Hugo Chávez se prepara en secreto, con asesoría de Cuba, para repeler una “invasión” de Estados Unidos a Venezuela, emitiendo planes para transformar a la fuerza armada bolivariana en un “ejercito guerrillero”, que para el 2013 contaría con un millón de milicianos, denunció la diputada opositora María Corina Machado.
La iniciativa, que también implica el entrenamiento y adoctrinamiento de civiles para que defiendan a la revolución bolivariana, quedó esbozado en el plan de desarrollo de la fuerza armada nacional de Venezuela, documento firmado por Chávez y enviado sin anuncio público para su ejecución a los sectores más leales dentro del estamento militar.
“En su eje doctrinario, conocido localmente como el plan Sucre, establece como objetivo estratégico la construcción de una nueva doctrina militar bolivariana para librar con éxito una guerra popular prolongada ante una hipótesis bélica por parte del imperio contra la República Bolivariana de Venezuela”, declaró Machado, quien dijo tener copia del documento.
La parlamentaria señaló que el plan es ejecutado a espaldas de los venezolanos, sin que sus objetivos sean discutidos en la Asamblea Nacional.
Los alcances del plan son alarmantes y entre otras angustiantes propuestas contemplan el entrenamiento de la población civil para que participe en una guerra de guerrillas, al circunscribir las amenazas a la nación a una supuesta invasión por parte de Estados Unidos.
La nueva doctrina también contempla el abandono de las hipótesis convencionales derivadas de las amenazas a la integridad territorial, la incursión y permanencia de grupos irregulares y de narcotraficantes en Venezuela.
“Cuando leemos a fondo el citado documento, encontramos que no solamente se refiere a los miembros de la fuerza armada y de la milicia, sino que va más allá de eso, ya que la noción de la guerra popular prolongada es un planteamiento de una guerra total, es una guerra de todo el pueblo, que convierte a los ciudadanos en combatientes”, apuntó.
Además del entrenamiento en el manejo de las armas, el documento también contempla el adoctrinamiento de los integrantes de la fuerza armada nacional, de las milicias y de la población civil “para formar una conciencia revolucionaria.
¿Esa conciencia llevará la etiqueta de no entregar el poder después del 7 de octubre o disparar desde afuera para recuperarlo?
Postguerra es el camino por recorrer desde el 7 de octubre, que avanzará bajo la sombra permanente de la ofensiva y la caída del comunismo chavista, y el retorno de leyes que combatan el desorden y la delincuencia desatados en el país.
Es necesario el restablecimiento de las sanciones policiales de 24, 32, 48 y 72 horas para los azotes de barrio; el reintegro de la ley de vagos-maleantes;  las colonias móviles de El Dorado, y hasta el plan de machete, lenguaje utilizado en el pasado con los altaneros e irrespetuosos de las ordenanzas para volver a levantar nuestra Patria.
En adelante, cada página evocará  a los hombres y mujeres que alguna vez sintieron, esperaron, en lo que participaron o de lo que huyeron.
Recordemos a José Agustín Goytisolo: “Es la hora, dijeron, de cantar los asuntos maravillosamente insustanciales, es decir, el momento de olvidarnos de todo lo ocurrido y componer hermosos versos, vacíos, sí, pero, sonoros, melodiosos como el laúd, que adormezcan, que transfiguren, que apacigüen los ánimos”.
Llegó la hora para  quienes perdidos en el tumulto callejero satiricen o canten al hombre, tan pasajero, tan falaz, que en su locura pasada lancen gritos pidiendo paz, pidiendo Patria, pidiendo aire verdadero como una etapa determinante de nuestra historia.

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